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14/3/08

Yo estuve, dos veces, en La Sabinosa.


La Sabinosa. 1959 . Foto remitida por Ricardo.


He estado en dos ocasiones en las 'colonias' La sabinosa de Tarragona. La primera vez creo recordar en 1.959. La segunda vez fuí con mis tres hermanos y un primo en el año 1.963. Eramos 9 hermanos y por la época que nos ocupa, era habitual ir a esos lugares de “veraneo” entre comillas, en realidad una estancia plena de crueldades, abusos de las tutoras-cuidadoras, de hambre, de pena y de tristeza que jamás un niño que haya estado en ese lugar podrá olvidar. Intentaré narrar lo vivido en ese lugar que jamás debería haber ido. En el año 1.958 o 1.959. estaba en un colegio de monjas del barrio de Carabanchel Bajo, (Colegio de San Roque) y allí les informaron a mis padres de la oferta de vacaciones en La Sabinosa de Tarragona. Recuerdo que mi madre me llevó a un reconocimiento médico en Valle Hermoso, Madrid, para cumplir los requisitos requeridos. Le informaron que la ropa debçia llevar bordadas las iniciales, así cómo sobres de cartas con los datos de mi domicilio, (tenía poca edad y no sabía escribir). Salimos un dçia por la noche de la estación de Atocha, Madrid. Recuerdo al detalle, que la máquina era de carbón. Un vez llegamos a la estación de destino, un autocar nos esperaba en las inmediaciones del lugar y de allí nos trasladaron al recinto de La Sabinosa. Entramos por una puerta de hierro con las siglas de la cruz de 'caravaca' en color rojo, la puerta daba a la playa de la derecha del recinto. La puerta siempre estaba cerrada, sólo se abría cuando entraba el director y el panadero. Mi pabellón estaba junto a las vías del tren, orientado en dirección a Barcelona y el pabellón del frente, estaba orientado a Madrid. Creo recordar que, las mismas cuidadoras que nos acompañaron en el viaje del tren, se quedaron en el lugar para ejercer las labores de vigilancia y cuidados. Ese día nos llevaron al pabellón, con dos filas de camas y zona de duchas y lavabos. En el pié de la cama habia una mesita dónde se ponía nuestra ropa y otros objetos. Las colchas eran de color y tenía bordada una cruz de caravaca de color rojo.
Intentaré resumir. Tenía 4 o 5 años y por consiguiente no sabía leer ni escribir. Me orinaba en la cama de noche y ese era mi mayor preocupacion ante la circunstancia de estar fuera de mi domicilio. Al día siguiente por la mañana, una cuidadora se dio cuenta que me había orinado en la cama y me echó una reprimenda con capones incluidos, provocando mis lágrimas ante lo sucedido. La siguiente madrugada, una cuidadora del pabellón me despertó y observaba si me había orinado, en efecto me había orinado y la cuidadora me levantó con malos modos y llorando me puso en la mitad del pasillo, con los brazos en cruz y de rodillas con varios libros en las palmas de las manos. Ella estaba muy próxima a mí y cada vez que bajaba los brazos por cansancio, me atizaba pescozones en la cabeza. Ante ese trato, lloraba amargamente, recordaba a mis padres y hermanos y no me creía lo que me estaba pasando. Ella insistía en que no llorara con gritos de:
¡No llores más, meónnnnnn! Todo esto de madrugada. Asi era todos los días, hasta terminar mi estancia de los tres meses de "vacaciones" en la playa.
Scila, creo que soy uno niños de la foto, (el de la parte delantera, sentados con las piernas cruzadas el tercero por la izquierda). Recuerdo que por las noches nos obligaban a dormir con la cabeza tapada entre las mantas y pobre del que fuera sorprendido sin estar en esa posición. Al principio de acostarnos la cuidadora daba vueltas por el pasillo para intimidar a los niños mientras se dormían, pero mi temor a que fuera levantado de madrugada por el mero hecho de orinarme, me obligaba a llorar, hasta caer rendido de sueño, sólo pensaba en mis padres y hermanos. También recuerdo que cuando pasaba los trenes en cualquier dirección a Madrid o Barcelona, temblaba todo el pabellón. La vestimenta de mi primera estancia es la misma que la de la fotografía que está en la web que puso 'scila', recuerdo las alpargatas blancas con unos lazos para sujetar en las piernas. También recuerdo el hambre que pasé en ese lugar que jamás podré olvidar. Nos daban unas lentejas con más piedras que lentejas. En el comedor había unas columnas de hierro muy antiguas y las mesas eran grandes y alargadas, ponían una jarra de agua para todos los de la mesa. También recuerdo las veces que nos ponían sémola. De recordar sobre el hambre que pasé, llegué a comer la pasta de dientes, las cáscaras de las naranjas y algunos cebollinos que estaban en un paso subterráneo de la vías del tren en la playa de la izquierda de las colonias. También recuerdo que, cuando tocaba escribir las cartas a nuestros padres, me la escribía otro niño mayor que yo y las mismas debían de entregarse abiertas, para que las cuidadoras las leyeran y si observaban que habías puesto algo relacionado a lo que nos hacían, las rompían sin contemplaciones. También corroboro lo que dice Scila, nos llevaron a la playa en dos ocasiones y nada de baño a la carta. En la arena había muchísimas conchas que para los que no habíamos visto la playa y el mar, era todo un acontecimiento. Recuerdo a un niño que al parecer residia de forma permanente en ese lugar, creo que le llamaban 'Berrinche'. También recuerdo a la cuidadora que mandaba a las demás. Era muy alta, con pelo rubio, cara grande y con algunas bolsas en los ojos. Lo mismo recuerdo al Director y a su hijo, que tendría 20 o más años, que era el que organizaba los torneos de fútbol y también tonteaba con algunas de las cuidadoras de las colonías, (hoy en día, el hijo del Director del centro, es médico y al parecer según me dijo el guardés del recinto, que era uno de los mejores en su especialidad de Tarragona). 

Se me olvidaba.... en uno de los paseos por el campo, nos llevaron a un lugar dónde había muchísimos algarrobos y los comíamos cómo borregos. También recuerdo que, antes de las comidas o cenas, nos llevaban a un apartado de los pabellones (cerca de la puerta de entrada), para jugar y estar vigilados por la cuidadora del pabellón. Por otro lado, el corte de pelo que nos hacían, (rapados y con un mechón por la parte delantera) era por si tratábamos de escaparnos y ser reconocidos rápidamente por la guardia civil. 
Muchos niños según contaban, se habían escapado y me imagino lo que les esperaba. Otros niños que estaban antes que nosotros, nos cantaban cuando íbamos formados, esta canción: “Novato del pré, Novato del pré, dentro de diez días nos vamos pá la vía”, y así sucesivamente, hasta el último día que decían: “Un día pá la vía, un día pá la vía”. Eso se lo hacían a todos los niños, cuando se aproximaba el día de regreso a nuestras casas. Oír esa canción de los niños que se iban, era ponerse triste y pensar cuando llegaría ese momento. Todos deseábamos irnos de ese lugar terrorífico, pero había que estar al menos 3 meses.
Tengo muchísimas anécdotas que contar en mi estancia sólo, y con mis hermanos años después. Hace 4 años, fuí con uno de mis hermanos a ver y si aún existia. Efectivamente existe y la impresión que me produjo fue la de un campo de exterminio nazi. Fuimos rodeando el lugar por completo, era las 07'00 de la mañana cuando llegamos al lugar y de chiripa, nadie sabía de ese lugar y por deducción de lo que era, (lindando al mar entre dos playas y por una parte las vías del tren). Hablamos con el vigilante que reside dentro, y nos dijo que teníamos que solicitar por escrito a la Diputación de Tarragona permiso para acceder. 

Lo hicimos cómo nos indicó, en la misma diputación nos significaron que ya nos comunicarían a nuestro domicilio la autorización pertinente para entrar, hasta el día de la fecha no he recibido contestación.
Volvimos a ver a guardés y le dijimos lo que nos habían dicho desde la Diputación y le rogamos que por favor nos dejara entrar, que veniamos desde Alicante sólo para este asunto, él nos negaba la entrada sin permiso. Cómo somos policías nacionales nos identificamos al guardés y, por fin, nos dijo: “Entrad, pero tener cuidado con las instalaciones, estan en estado de ruina”. Nos dijo que no se podían hacer fotografías, pero hicimos más de 100 del recinto, alguna de ellas les enviaré. Nada más que exponer sobre este asunto, espero seguir comentando más sobre mi estancia y la de mis hermanos. Sin otro particular se despide de todos vosotros otro niño que ha padecido lo que muchísimos otros niños.


Ricardo/

26/2/08

La búqueda continúa

Seguimos esperando la visita de otros compañeros, víctimas inocentes de las cuidadoras de La Sabinosa. Hay quien dice, y con razón, que no todas serían tan sádicas y crueles con los críos. También opino que alguna habría buena, se comportaría seguramente con más humanidad. Seguramente alguna sería madre o esperaría serlo algún día y, ver cómo trataban sus compañeras a los chicos, le produciría un lógico rechazo, pero como la generalidad era la que era... y jamás escuché a una cuidadora enfrentarse a una compañera por la forma de castigar, de agredir, a los niños puestos a su cuidado.
A pesar de los pesares es seguro que hubo momentos felices, que con ocho o diez años las tragedias no durán más que unos minutos. Éramos capaces de jugar con cualquier cosa y a cualquier hora, en cualquier situación. Éramos críos de posguerra, curtidos, habituados a pasarlo mal, a recibir agresiones de todos: de la familia, de los chicos del barrio, de los maestros si alguno iba a escuela... todo el mundo volcaba la ira, la frustración, la mala baba, en los críos, casi inocentes.

Scila/

11/2/08

Más fotos


El preventorio visto desde la playa La Rabassada, cerca de Punta la mora.

Foto remitida por:  José M. Rubio.

6/2/08

Los TBEO's

De aquella época son los títulos que más y mayor esplendor le han dado a la literatura infantil y al cómic, que entonces no se llamaba así, eran simplemente "TBO's". 

Me refiero al "Capitán Trueno", "El Guerrero del antifaz", "El Cachorro", "El Jabato" y, en otra fórmula más del estilo del régimen, "Roberto Alcázar y Pedrin", o "Hazañas bélicas", este último un canto a las "bondades" del sistema de vida americano y a sus invictos ejércitos que, por cierto, sólo ganaron las dos guerras mundiales en suelo europeo, el resto las perdieron todas.


¿Alguien conserva los tebeos del Capitán Trueno? La novia, Sigrid, princesa de Thule, por eso luego, cuando tuvimos 18/20 años nos gustaban tanto las suecas, nos criamos soñando con la escultural figura de la princesa Sigrid.

Scila/

3/2/08

Indios y vaqueros

En aquellos años, finales de los cincuenta, aparecieron unos juguetes novedosos. Eran fidedignas reproducciones en goma, o plástico, de vaqueros, soldados, indios, caballos, fuertes, carros, diligencias... 
Todo el Oeste americano de las películas trasladado a unas miniaturas en plástico, magníficamente reprodicidas y coloreadas, que venían a sustituir a los antiguos y desfasados soldaditos de plomo de nuestros abuelos.
Evidentemente sólo disponían de aquellas maravillas los chavales cuyos padres les enviaban paquetes con comida y juguetes pero, al final, nos veneficiábamos todos de la novedad. Pronto se cambiaban vaqueros por cromos, por tebeos, o por fotos de señoras escasas de ropa, que ya circulaban- en blanco y negro- por las infantiles manos. No hay nada nuevo bajo el sol. 

Scila/

29/1/08

Hay otras Sabinosas






No podemos olvidar que hay otras muchas Sabinosas, centros que se abrieron con el objetivo de "recoger"- me suena mal el palabro- a los críos que pululaban por los suburbios de las grandes ciudades en los años 40-60 (que las posguerra duró medio siglo, no lo olvidéis), sin escuelas, sin alimentar, sin cuidados sanitarios mínimos...
En algunos casos esos centros se convirtieron en lugares en los que, algunas personas, perdían su calidad de tales y pasaban a ser meros torturadores, la impunidad convierte al hombre- a algunos hombres y mujeres- en bestias.
Hablaremos de esos otros centros, como por ejemplo el colegio San Fernando de Madrid (cerca de El Goloso, base tradicional de la División Acorazada Brunete 1) que muchos recordaréis para bien y para mal.
Espero que a algunos se les avive la memoria y nos cuenten sus recuerdos, su paso por el sistema de "atención" infantil de la época.

27/1/08

Fotos archivo


Quien no recuerda este edificio de La Sabinosa, la enfermería, por dos motivos principalmente:


a) la señorita enfermera era, posiblemente, las más guapa de todas, y la que nunca golpeó a nadie. Creo que la mayoría teníamos sueños eróticos por su causa.

b)En la enfermería comías arroz blanco con aceite crudo, pescado blanco y, de postre, dulce de membrillo o flan. Un banquete, sobre todo bien cocinado.

Dos poderosas razones para intentar fingir un cólico, una fiebre... algo que justificase la "baja" temporal en el comedor general y sus comistrajos indigeribles.
Espero que los recuerdos fluyan y nos dejéis vuestras experiencias. Hace semanas que no aparece algún nuevo miembro de las "Colonias".


Scila/

19/1/08

¿Efectos de la desidia?


Otra imagen actual del acceso a los servicios de lavandería.Nos provoca sensaciones diferentes contemplar esta imagen, desde alegría al ver casi destruido aquello que nos pareció una cárcel inhumana, hasta pena al ver el deterioro, la ruina inminente de unas instalaciones enormes que merecerían mejor fin.
Tal vez la indolencia o la desidia de las administraciones responsables sean la causa de este estado de cosas.



Foto remitida por: Juan A.

"...y un día nos permitieron bañarnos"


Uno se preguna: ¿porqué teniendo dos inmensas playas desiertas a nuestra disposición, no nos permitieron- las cuidadoras- bañarnos más que en una o dos ocasiones?

Hoy podríamos respondernos "por temor a que algún crío sufriese un acidente, o que alguien se ahogase, o a las corrientes..."

Pero en aquellos momentos nos parecía que estar en la playa- algunos, la mayoría, no habíamos visto el mar hasta entonces- formados y "sobre el propio terreno", con las cabezas metidas entre las rodillas durante horas interminables, era un crimen de lesa majestad. Una refinada forma de tortura.
Aunque resultase cómodo y seguro para las "señoritas" del pito y la pala de pegar.

Scila/

Foto remitida por Juan A.

Foto remitida por Juan A.
(19/01/08)

Acceso a los lavaderos. Estado actual del edificio.

17/1/08




Segunda fila por la derecha: Scila.

Grupo de La
Sabinosa. Posiblemente del 57 o 58.

¿Alguien se reconoce en este grupo?

Fotos de Archivo







Aquí os pego una foto del 57/58, aproximadamente.

Scila en La Sabinosa.

25/12/07

Fernando, el Nandi

Soy Fernando, El "nandi", del pabellón número 9. He leído algo sobre esto y, al parecer, algunos iban de vacaciones y otros íbamos por voluntad de los curas. Este tema de los niños de entonces, ya ha llovido bastante, es un asunto a recuperar, ya que los pabellones 1 al 8 iban, se supone, de vacaciones mientras que los que entrabamos al 9 eramos forzosos.
Tengo innumerables historias de desaparecidos en este pabellón maldito, así como de las torturas físicas y morales a las que nos sometían las 2 hermanas tenebrosas de las colonias. ¿Alguien se acuerda de "la Sardina" y "la Conchi"?
Si una era mala la otra era peor. Yo estuve en la época que, justamente, murió el Sr. Director. Creo que se llamaba Antonio y, en ese verano, nos las hicieron pasar canutas. Todavia y, a pesar de los años transcurridos, no se me va de la mente la canción: "Es la playa Sabinosa, Sabinosa del querer...", ni cuando nos bajaban para ser "cabeza agacha".
Me acuerdo de Jorge, al que violaban estas buenas amigas y, por eso, de los paquetes que recibíamos de nuestros padres, nunca pudimos comer, ya que Jorge estaba adelgazando a marchas forzadas y lo mejor lo reservaban para él. En el tiempo que estuve no comí en el comedor ni un solo dia, esperaba a salir al pinar y bajar para comer lo que encontrase, mientras tanto mi comida se la comía el compañero de al lado, para que el "señor Instructor" viera el plato vacío.
¡Uf! si contara las cosas que he visto en esta carcel de menores. Estoy en ello y creo que sería importante que la gente conociese las atrocidades que alli se practicaban con nosotros.


El nandi.

6/12/07

Museo fotográfico

La famosa señorita Clara, de la que todos los críos del Preventorio estábamos enamorados.
(Foto cedida por Jesús  al museo virtual de 20minutos.es).






(Textos colgados en 20minutos.es)


15.06.2007 - 03:09h - Dice ser Jesús.
-"Eran finales de los 50 y principios de los 60. Los de Tetuán de las Victorias (Madrid) también estuvimos allí. Chicos del Colegio Juan Ramón Jiménez.
 
18.07.2007 - Dice ser Carolina2.
-"Qué sorpresón!!!. Mi padre también estuvo en la Savinosa de niño (él es de Tetuán) y me hablaba de la señorita Clara (su amor platónico de niño), y mira por dónde la he podido poner cara. Ahora a ver qué cara pone mi padre cuando le enseñe ésta foto, se emocionará, igual que he hecho yo... 
 
07.08.2007 - 13:49h - Dice ser Jesús".
-"Yo estuve 2 años distintos, en 1959 y 1963. Las dos veces estuve con la Sta. Domi. ¡Qué bien se portaron con todos nosotros! Disfrutamos de las deliciosas playas de la Sabinosa. La Corta, La Larga, etc.. Soy de Tetuán, de la calle Porfirio, cerca de Marqués de Viana.

03.11.2007 - 12:10h - Dice ser Javier". 
-"Yo también estuve en el preventorio de La Sabinosa en el verano de 1.963. Es uno de los recuerdos más atroces de mi infancia. La comida era una bazofia vomitiva: las lentejas tenían "cocos" y piedras, en la ensalada no era infrecuente encontrarse con algún gusano. A veces teníamos que fingir diarrea para que nos pusieran una dieta de arroz blanco y pescado hervido, que era lo único pasable en aquel muestrario de inmundicias. Nos tenían muertos de sed (un vaso y medio de agua al día). Nos golpeaban y humillaban continuamente. No podíamos correr y saltar como corresponde a la vitalidad de un niño de nueve años: tanto en los pinares como en la playa teníamos que jugar sentados y desplazarnos andando en cuclillas, porque al que se ponía de pie le daban un par de bofetones y le ponían de rodillas con los brazos en cruz; todo en aras de que engordáramos durante nuestra estancia allí. En fin, que hay materia para escribir un libro sobre las calamidades que nos hicieron pasar aquellas mujéres sádicas y despiadadas, capaces de torturar sin piedad a unos pobres niños (niños pobres, por cierto) de apenas diez años de edad, que no parecían sino haber sido instruídas sobre métodos disciplinarios en algún cuartel de la Gestapo... Calculo que aquellas "señoritas" tendrán ahora entre setenta y ochenta años. Espero que la vida les haya devuelto con creces toda la maldad que derrocharon con nosotros. 


-Scila.
-"Yo estuve allí y sobreviví. Es curioso como hay quién tiene un recuerdo agradable y otros lo recordamos como una época de claustrofóbico encierro, malos tratos, una comida que hasta a los que siempre teníamos hambre nos provocaba arcadas. ¿Alguien recuerda qué hacía el señor Instructor con los que vomitaban la comida? 
Recuerdo a la señorita Clara y aquel supuesto novio piloto que sobrevolaba la Sabinosa con su avioneta para lucirse, o saludarla. ¿No hay forma de ponernos en contacto unos con otros y recordar en conjunto aquellos años? Dejo aquí mi correo, agradecería a cualquier compañero de aquella época se ponga en contacto conmigo. Un abrazo a todos/Scila.
Por cierto, ¿alguien recuerda a Emilio? Me gustaría reecontrarle.



En La Sabinosa VIII


Aspecto actual de las fuentes- con la cruz de Lorena. Pasábamos por aquí en formación a diario, pero teníamos prohibido beber. Llegamos a ser como camellos, por las horas que aguantábamos sin una gota de agua.
 


(Resumen)
...mis salidas nocturnas me permitieron, por casualidad, descubrir cosas sorprendentes, de las que fui testigo mudo y asombrado. Cosas de las que había oído hablar, pero nunca había visto. Yo era un niño de teta comparado con otros de mis compañeros. 

... mujeres jóvenes, la mayoría no llegaban a los treinta años; su trato brutal nos hacía verlas como arpías, espantosamente feas y desagradables. Pero no era así, algunas incluso eran muy atractivas. 
... tenían ya la voz ronca e incluso pelos en la cara, y en las duchas mostraban- orgullosos como pavos- unos genitales peludos y desarrollados, a diferencia de la mayoría de nosotros.
...la noche estaba poblada por una insospechada tribu de noctámbulos. Descubrí en mis salidas a los "afanadores", especialistas en desvalijar las taquillas de los demás, aunque no había mucho que afanar.
...si le parecía bien el contenido de la carta se la entregaba, si no, tachaba algunas líneas o, la rompía y le mandaba salir del cuarto. El dinero del sello se lo quedaba ella: "para que no lo pierdas o te lo roben".
 
...nos convertíamos, mes a mes, en veteranos. Los veteranos se dividían en padres, abuelos y bisabuelos, según el tiempo que faltase para abandonar el Preventorio.

Scila/ 

30/11/07

En La Sabinosa VII

(Resumen)
...frente a nosotros, alineados uno junto a otro, había cuatro retretes, formados por dos tabiques laterales sin puerta, una placa turca de hierro oxidado...



...formados frente a los deponentes, seguíamos con atención y sesudos comentarios las contracciones, los enrojeci­mientos y los suspiros de esfuerzo que realizaban, tratando de conseguir una buena y completa evacua­ción en tan escaso tiempo.
...cuando llegaba a una zona en la que los ronquidos me garantizaban la impunidad, me acuclillaba y placenteramente, sin prisas y con inmensa felicidad, deposi­taba trabajosa y lentamente sobre el suelo lo que ocupaba y amenazaba con reventar mis tripas. 

Scila/

26/11/07

En la Sabinosa VI









(Resumen)

...tenían un lugar separado en el comedor para que todo el mundo supiera que ese era el grupo de los meones y pudieran, impunemente, ser hostigados.
Nos levantábamos a toque de silbato, en las duchas nos aseábamos en presencia de las dos vigilantas. Una vez hechas las camas, y repartidos los castigos a los meones, caminábamos en formación hasta los comedores.
...pronto el “paseo”, en perfecta formación, duró lo que tardábamos en llegar a cualquier punto de la playa o del cercano monte. La vigilanta gritaba: 
-"A cubrirse, ya".
-"Firmes, ya".
-"Sobre el propio terreno, ya". 
-"En cuclillas, elevar rodillas, bajar la cabeza y rodear las piernas con los brazos, ya". 
...las construcciones estaban rodeadas, protegidas, por un muro de piedra y alambre de espino, como los campos de concentración que más tarde pude ver en las películas de guerra. 
...cada vez que sonaba el estridente silbato era la misma historia.
-¡A formar! Al comedor.
-¡A formar! De paseo.
-¡A formar, A los dormitorios.
-¡A formar, al water! Sí, a formar para ir al water. Era una de mis pesadillas.
Al retrete se iba cuando tocaba, ni antes ni después.
-Señorita, necesito ir al water- suplicaba cogiéndome la cintura con ambas manos.
-Y yo al teatro, mira éste. ¡Te aguantas, ahora no toca!

Scila/

17/11/07

Hacia la Sabinosa V

(Resumen)
...a continuación aparecieron unos edificios de dos plantas formando calles. A la derecha del camino pude divisar de nuevo el mar. ¡Que maravilla! Valía la pena el viaje sólo por contemplarlo de cerca.

...un interminable año y dos días tardaría en volver a salir por aquella puerta. Un año para recuperar mi nombre y empezar a olvidar un número: el de la expedición ciento sesenta y nueve...

..poníamos a la comida el nombre que nos sugería su aspecto y sabor. Ideamos un argot propio para definirlos. Pero llenábamos la andorga tres veces al día. La merienda- un chusco con una pastilla de chocolate, o algo que sabía a chocolate- era una costumbre desconocida pero agradable.
 
...existía- murmuraban los mayores en voz baja y mirando con temor entorno suyo- una consigna de la superioridad: en la ceremonia mensual del pesaje, todos teníamos que aumentar de peso. Y, claro, ponían tal empeño que si alguien vomitaba el señor instructor, a bofetadas, convencía al desagradecido para que ingiriese de nuevo lo vomitado, lo conseguía siempre....

...caminábamos formados como soldados, soldados en miniatura. Aprendimos los códigos, pitidos de silbato, con los que nos dirigían sin necesidad de hablar ni gritar. 

..eran especialmente crueles con los meones, les ridiculizaban ante los los demás, golpeándoles con saña cada mañana al comprobar su reincidencia involuntaria. Las palizas, propinadas, en presencia de todo el pabellón, inmóviles a los pies de las literas, nos dolían a todos, a pesar de nuestra supuesta encanallada infancia. 
Scila/.

Hacia la Sabinosa IV

...cuando me tocó entrar en el escusado, estuve a punto de volver a salir sin utilizarlo. El olor era insoportable, había trozos de papel pegados en el suelo. Me hice el ánimo, temiendo que hasta la mañana del día siguiente no nos autorizaran a volver y oriné durante un largo minuto, vaciando una vejiga llena a reventar. 

...la falta más leve era castigada de inmediato, el desgraciado que era sorprendido hablando se le obligaba a extender la mano, o poner los dedos juntos con las uñas hacia arriba, la pala golpeaba una y otra vez hasta que el atrevido, humillado y dolorido gritaba a pleno pulmón.

Aprendimos a respetarlas o, por lo menos, a temerlas, a odiarlas. Obedecíamos al toque de silbato con prontitud.
-Son enfermeras- decían algunos listillos mirándolas de reojo al pasar.
-Son monjas americanas- decían otros más enterados y leídos.
-Son alemanas, de las SS- sentenció Emiliano, dejándonos perplejos hasta que nos informó ampliamente de qué significaba aquello de “alemanas de las SS”. Su padre era rojo- también tuvo que explicar el significado, la mayoría lo ignoraba-, fue condenado a muerte e, indultado por Franco, el mismo día que tenía que cumplirse la condena. 

...subimos en dramático silencio a los viejos y ruidosos Barreiros, impresionados por la visión de cientos de chavales caminando alineados en absoluto silencio, sin un murmullo. Como diminutos soldados.

...la pesada puerta de hierro de dos hojas tan altas como el autobús, abiertas de par en par, permitían el acceso. Emiliano el sabio, sentado un par de asientos tras de mí, comentó en voz alta algo que no comprendí en mi ignorancia: "Esto parece la gran muralla china".

Scila/

13/11/07

Hacia la sabinosa III

(Resumen)
-Tú, muchacho- dijo el hombre- sal al pasillo, ¡enseguida!
-¿Es a mí?- preguntó con guasa el del cigarrillo sin moverse. El hombre no respondió, alargó el brazo, le atrapó del pelo y tiró con fuerza arrastrándolo por el asiento hasta arrojarlo de bruces...
...la mano se movió veloz, las bofetadas restallaban como disparos, por encima del sonido de las ruedas del tren, el muchacho se tambaleaba a cada golpe. El castigo no cesó hasta que dobló las piernas y cayó al suelo gimoteando...

...cuando amaneció seguíamos siendo veintinueve, Paco no regresó, ni regresaría más, nunca supimos qué fue de él.