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17/11/07

Hacia la Sabinosa V

(Resumen)
...a continuación aparecieron unos edificios de dos plantas formando calles. A la derecha del camino pude divisar de nuevo el mar. ¡Que maravilla! Valía la pena el viaje sólo por contemplarlo de cerca.

...un interminable año y dos días tardaría en volver a salir por aquella puerta. Un año para recuperar mi nombre y empezar a olvidar un número: el de la expedición ciento sesenta y nueve...

..poníamos a la comida el nombre que nos sugería su aspecto y sabor. Ideamos un argot propio para definirlos. Pero llenábamos la andorga tres veces al día. La merienda- un chusco con una pastilla de chocolate, o algo que sabía a chocolate- era una costumbre desconocida pero agradable.
 
...existía- murmuraban los mayores en voz baja y mirando con temor entorno suyo- una consigna de la superioridad: en la ceremonia mensual del pesaje, todos teníamos que aumentar de peso. Y, claro, ponían tal empeño que si alguien vomitaba el señor instructor, a bofetadas, convencía al desagradecido para que ingiriese de nuevo lo vomitado, lo conseguía siempre....

...caminábamos formados como soldados, soldados en miniatura. Aprendimos los códigos, pitidos de silbato, con los que nos dirigían sin necesidad de hablar ni gritar. 

..eran especialmente crueles con los meones, les ridiculizaban ante los los demás, golpeándoles con saña cada mañana al comprobar su reincidencia involuntaria. Las palizas, propinadas, en presencia de todo el pabellón, inmóviles a los pies de las literas, nos dolían a todos, a pesar de nuestra supuesta encanallada infancia. 
Scila/.