Archivo del blog

Mostrando entradas con la etiqueta algarrobas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta algarrobas. Mostrar todas las entradas

26/12/08

Lorenzo también pasó por allí







No se por qué razón, pero desde hace un par de días no paro de pensar en La Sabinosa, al dar con este blog me han invadido las sensaciones que recuerdo de aquel lugar, esa injusta condena dificíl de explicar, tal vez sea el momento de sacarlo fuera.

Siempre he dicho que prefiero tres años de "mili" de la de los ´70 que tres meses de preventorio. Sólo me quedan tres buenos recuerdos; algunos amigos, el chocolate, y el sabor de un bocadillo de pimientos fritos que les sacamos a unos turistas a través de una valla, en una tarde que nos escapamos de la siesta. 

Ciertamente es dificil de recordar. Si no me fallan los cálculos estuve en 1964 y 1965 (demasiado).

El primero por la izquierda Lorenzo, a su lado Pedro, el hermano.

25/12/07

Fernando, el Nandi

Soy Fernando, El "nandi", del pabellón número 9. He leído algo sobre esto y, al parecer, algunos iban de vacaciones y otros íbamos por voluntad de los curas. Este tema de los niños de entonces, ya ha llovido bastante, es un asunto a recuperar, ya que los pabellones 1 al 8 iban, se supone, de vacaciones mientras que los que entrabamos al 9 eramos forzosos.
Tengo innumerables historias de desaparecidos en este pabellón maldito, así como de las torturas físicas y morales a las que nos sometían las 2 hermanas tenebrosas de las colonias. ¿Alguien se acuerda de "la Sardina" y "la Conchi"?
Si una era mala la otra era peor. Yo estuve en la época que, justamente, murió el Sr. Director. Creo que se llamaba Antonio y, en ese verano, nos las hicieron pasar canutas. Todavia y, a pesar de los años transcurridos, no se me va de la mente la canción: "Es la playa Sabinosa, Sabinosa del querer...", ni cuando nos bajaban para ser "cabeza agacha".
Me acuerdo de Jorge, al que violaban estas buenas amigas y, por eso, de los paquetes que recibíamos de nuestros padres, nunca pudimos comer, ya que Jorge estaba adelgazando a marchas forzadas y lo mejor lo reservaban para él. En el tiempo que estuve no comí en el comedor ni un solo dia, esperaba a salir al pinar y bajar para comer lo que encontrase, mientras tanto mi comida se la comía el compañero de al lado, para que el "señor Instructor" viera el plato vacío.
¡Uf! si contara las cosas que he visto en esta carcel de menores. Estoy en ello y creo que sería importante que la gente conociese las atrocidades que alli se practicaban con nosotros.


El nandi.