Archivo del blog

2/3/21

Fede, sabinoso de 1.964

 


Hola sabinosos.

Me llamo Fede. Estuve en el Preventorio creo que el verano del 1.964. Tres meses. Vivía en Tetuán (Madrid), calle Huesca e iba al Colegio Nacional Víctor Pradera. 

Me acuerdo que iba  a pasar del cole de primaria al Instituto (de los pocos que pasábamos entonces, 5 de 40….el resto salía de la escuela a los 12/14 años) y mi madre acordó con el maestro retrasar un año el paso al Instituto porque volvería en septiembre, con el curso ya empezado. Creo que decían que valía la pena. Muchos recuerdos y sensaciones de aquellos tres meses. Bastante pena (sólo en el autocar que salía de Madrid, de la calle Fernando el Católico- creo- ya se me saltaban las lágrimas). 

Al llegar: uniforme y afeitado en la cabeza con mocheta en la frente. Los “veteranos” nos cantaban: ”Novatos del pre, novatos del pre”… al tiempo nosotros se la cantábamos a los que iban llegando. Ahora vivo en Vallecas, hace 20 años un vecino mío, me recordaba esa “canción” y lo mal que lo pasó. Se suicidó a los dos años de charlar sobre estos recuerdos.

Recuerdo que había un servilletero que era el responsable de repartir agua y no sé qué más  en las mesas del comedor. Recuerdo que la comida era asquerosa. A las “natillas” del desayuno las llamábamos Serrín. Recuerdo rosario diario con sus letanías  y todo por las tardes. Recuerdo que yo, me meaba en la cama todos los días y para que no se notase, por la mañana, cuando hacíamos la cama,  yo lo tapaba todo bien tapado. Un día que se meó el vecino, le pillaron y se reían de él, yo- cagado y mezquino- también. Este vecino, el pobre – se llamaba Andrés- lo pasaba fatal. Por las noches lloraba, creo que era huérfano, y decía: “Que estará haciendo mi tía en este momento”, yo no sabía que decirle. Recuerdo que a otro vecino, le llamaban el Profidén, porque se comía la pasta de dientes. Cantábamos por las tardes en un pinar que había cerca de los pabellones, recuerdo la de “Un flecha en un campamento, en la cama se meó...”, porque se dirigían a mi vecino que se había meado una noche (yo miraba al cielo para que no me pillaran... tenía el colchón empapado de tantos meados tapaditos).

Algún día íbamos a la playa. Nos ponían en fila. A toque de silbato entrábamos al agua y a toque de silbato salíamos. Venía alguna monja a estos eventos, creo.

Alguna vez vinieron mis padres de visita. Creo que no abría la boca en todo el día. Me traían unas empanadillas riquísimas de cabello de ángel. Dábamos un paseo. Años después creo que mi madre se arrepintió de haberme mandado al Preventorio. Tremenda experiencia para un niño de 8 años, tres meses en esa especie de campamento  militar, C.I.R.. Puede que haya generado algún tipo de defensa en mí. No lo sé. Lo que sí sé, es que tengo un recuerdo que me hace revivir malos, muy malos sentimientos.

Un domingo nos llevaron a ver al Gimnástica de Tarragona que debía ser el equipo de fútbol de Tarragona (la bomba). Otro día recuerdo ir con mis padres de visita a Tarragona.

Un abrazo sabinosos/Fede.