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25/12/07

Fernando, el Nandi

Soy Fernando, El "nandi", del pabellón número 9. He leído algo sobre esto y, al parecer, algunos iban de vacaciones y otros íbamos por voluntad de los curas. Este tema de los niños de entonces, ya ha llovido bastante, es un asunto a recuperar, ya que los pabellones 1 al 8 iban, se supone, de vacaciones mientras que los que entrabamos al 9 eramos forzosos.
Tengo innumerables historias de desaparecidos en este pabellón maldito, así como de las torturas físicas y morales a las que nos sometían las 2 hermanas tenebrosas de las colonias. ¿Alguien se acuerda de "la Sardina" y "la Conchi"?
Si una era mala la otra era peor. Yo estuve en la época que, justamente, murió el Sr. Director. Creo que se llamaba Antonio y, en ese verano, nos las hicieron pasar canutas. Todavia y, a pesar de los años transcurridos, no se me va de la mente la canción: "Es la playa Sabinosa, Sabinosa del querer...", ni cuando nos bajaban para ser "cabeza agacha".
Me acuerdo de Jorge, al que violaban estas buenas amigas y, por eso, de los paquetes que recibíamos de nuestros padres, nunca pudimos comer, ya que Jorge estaba adelgazando a marchas forzadas y lo mejor lo reservaban para él. En el tiempo que estuve no comí en el comedor ni un solo dia, esperaba a salir al pinar y bajar para comer lo que encontrase, mientras tanto mi comida se la comía el compañero de al lado, para que el "señor Instructor" viera el plato vacío.
¡Uf! si contara las cosas que he visto en esta carcel de menores. Estoy en ello y creo que sería importante que la gente conociese las atrocidades que alli se practicaban con nosotros.


El nandi.

6/12/07

Museo fotográfico

La famosa señorita Clara, de la que todos los críos del Preventorio estábamos enamorados.
(Foto cedida por Jesús  al museo virtual de 20minutos.es).






(Textos colgados en 20minutos.es)


15.06.2007 - 03:09h - Dice ser Jesús.
-"Eran finales de los 50 y principios de los 60. Los de Tetuán de las Victorias (Madrid) también estuvimos allí. Chicos del Colegio Juan Ramón Jiménez.
 
18.07.2007 - Dice ser Carolina2.
-"Qué sorpresón!!!. Mi padre también estuvo en la Savinosa de niño (él es de Tetuán) y me hablaba de la señorita Clara (su amor platónico de niño), y mira por dónde la he podido poner cara. Ahora a ver qué cara pone mi padre cuando le enseñe ésta foto, se emocionará, igual que he hecho yo... 
 
07.08.2007 - 13:49h - Dice ser Jesús".
-"Yo estuve 2 años distintos, en 1959 y 1963. Las dos veces estuve con la Sta. Domi. ¡Qué bien se portaron con todos nosotros! Disfrutamos de las deliciosas playas de la Sabinosa. La Corta, La Larga, etc.. Soy de Tetuán, de la calle Porfirio, cerca de Marqués de Viana.

03.11.2007 - 12:10h - Dice ser Javier". 
-"Yo también estuve en el preventorio de La Sabinosa en el verano de 1.963. Es uno de los recuerdos más atroces de mi infancia. La comida era una bazofia vomitiva: las lentejas tenían "cocos" y piedras, en la ensalada no era infrecuente encontrarse con algún gusano. A veces teníamos que fingir diarrea para que nos pusieran una dieta de arroz blanco y pescado hervido, que era lo único pasable en aquel muestrario de inmundicias. Nos tenían muertos de sed (un vaso y medio de agua al día). Nos golpeaban y humillaban continuamente. No podíamos correr y saltar como corresponde a la vitalidad de un niño de nueve años: tanto en los pinares como en la playa teníamos que jugar sentados y desplazarnos andando en cuclillas, porque al que se ponía de pie le daban un par de bofetones y le ponían de rodillas con los brazos en cruz; todo en aras de que engordáramos durante nuestra estancia allí. En fin, que hay materia para escribir un libro sobre las calamidades que nos hicieron pasar aquellas mujéres sádicas y despiadadas, capaces de torturar sin piedad a unos pobres niños (niños pobres, por cierto) de apenas diez años de edad, que no parecían sino haber sido instruídas sobre métodos disciplinarios en algún cuartel de la Gestapo... Calculo que aquellas "señoritas" tendrán ahora entre setenta y ochenta años. Espero que la vida les haya devuelto con creces toda la maldad que derrocharon con nosotros. 


-Scila.
-"Yo estuve allí y sobreviví. Es curioso como hay quién tiene un recuerdo agradable y otros lo recordamos como una época de claustrofóbico encierro, malos tratos, una comida que hasta a los que siempre teníamos hambre nos provocaba arcadas. ¿Alguien recuerda qué hacía el señor Instructor con los que vomitaban la comida? 
Recuerdo a la señorita Clara y aquel supuesto novio piloto que sobrevolaba la Sabinosa con su avioneta para lucirse, o saludarla. ¿No hay forma de ponernos en contacto unos con otros y recordar en conjunto aquellos años? Dejo aquí mi correo, agradecería a cualquier compañero de aquella época se ponga en contacto conmigo. Un abrazo a todos/Scila.
Por cierto, ¿alguien recuerda a Emilio? Me gustaría reecontrarle.



En La Sabinosa VIII


Aspecto actual de las fuentes- con la cruz de Lorena. Pasábamos por aquí en formación a diario, pero teníamos prohibido beber. Llegamos a ser como camellos, por las horas que aguantábamos sin una gota de agua.
 


(Resumen)
...mis salidas nocturnas me permitieron, por casualidad, descubrir cosas sorprendentes, de las que fui testigo mudo y asombrado. Cosas de las que había oído hablar, pero nunca había visto. Yo era un niño de teta comparado con otros de mis compañeros. 

... mujeres jóvenes, la mayoría no llegaban a los treinta años; su trato brutal nos hacía verlas como arpías, espantosamente feas y desagradables. Pero no era así, algunas incluso eran muy atractivas. 
... tenían ya la voz ronca e incluso pelos en la cara, y en las duchas mostraban- orgullosos como pavos- unos genitales peludos y desarrollados, a diferencia de la mayoría de nosotros.
...la noche estaba poblada por una insospechada tribu de noctámbulos. Descubrí en mis salidas a los "afanadores", especialistas en desvalijar las taquillas de los demás, aunque no había mucho que afanar.
...si le parecía bien el contenido de la carta se la entregaba, si no, tachaba algunas líneas o, la rompía y le mandaba salir del cuarto. El dinero del sello se lo quedaba ella: "para que no lo pierdas o te lo roben".
 
...nos convertíamos, mes a mes, en veteranos. Los veteranos se dividían en padres, abuelos y bisabuelos, según el tiempo que faltase para abandonar el Preventorio.

Scila/ 

30/11/07

En La Sabinosa VII

(Resumen)
...frente a nosotros, alineados uno junto a otro, había cuatro retretes, formados por dos tabiques laterales sin puerta, una placa turca de hierro oxidado...



...formados frente a los deponentes, seguíamos con atención y sesudos comentarios las contracciones, los enrojeci­mientos y los suspiros de esfuerzo que realizaban, tratando de conseguir una buena y completa evacua­ción en tan escaso tiempo.
...cuando llegaba a una zona en la que los ronquidos me garantizaban la impunidad, me acuclillaba y placenteramente, sin prisas y con inmensa felicidad, deposi­taba trabajosa y lentamente sobre el suelo lo que ocupaba y amenazaba con reventar mis tripas. 

Scila/

26/11/07

En la Sabinosa VI









(Resumen)

...tenían un lugar separado en el comedor para que todo el mundo supiera que ese era el grupo de los meones y pudieran, impunemente, ser hostigados.
Nos levantábamos a toque de silbato, en las duchas nos aseábamos en presencia de las dos vigilantas. Una vez hechas las camas, y repartidos los castigos a los meones, caminábamos en formación hasta los comedores.
...pronto el “paseo”, en perfecta formación, duró lo que tardábamos en llegar a cualquier punto de la playa o del cercano monte. La vigilanta gritaba: 
-"A cubrirse, ya".
-"Firmes, ya".
-"Sobre el propio terreno, ya". 
-"En cuclillas, elevar rodillas, bajar la cabeza y rodear las piernas con los brazos, ya". 
...las construcciones estaban rodeadas, protegidas, por un muro de piedra y alambre de espino, como los campos de concentración que más tarde pude ver en las películas de guerra. 
...cada vez que sonaba el estridente silbato era la misma historia.
-¡A formar! Al comedor.
-¡A formar! De paseo.
-¡A formar, A los dormitorios.
-¡A formar, al water! Sí, a formar para ir al water. Era una de mis pesadillas.
Al retrete se iba cuando tocaba, ni antes ni después.
-Señorita, necesito ir al water- suplicaba cogiéndome la cintura con ambas manos.
-Y yo al teatro, mira éste. ¡Te aguantas, ahora no toca!

Scila/

17/11/07

Hacia la Sabinosa V

(Resumen)
...a continuación aparecieron unos edificios de dos plantas formando calles. A la derecha del camino pude divisar de nuevo el mar. ¡Que maravilla! Valía la pena el viaje sólo por contemplarlo de cerca.

...un interminable año y dos días tardaría en volver a salir por aquella puerta. Un año para recuperar mi nombre y empezar a olvidar un número: el de la expedición ciento sesenta y nueve...

..poníamos a la comida el nombre que nos sugería su aspecto y sabor. Ideamos un argot propio para definirlos. Pero llenábamos la andorga tres veces al día. La merienda- un chusco con una pastilla de chocolate, o algo que sabía a chocolate- era una costumbre desconocida pero agradable.
 
...existía- murmuraban los mayores en voz baja y mirando con temor entorno suyo- una consigna de la superioridad: en la ceremonia mensual del pesaje, todos teníamos que aumentar de peso. Y, claro, ponían tal empeño que si alguien vomitaba el señor instructor, a bofetadas, convencía al desagradecido para que ingiriese de nuevo lo vomitado, lo conseguía siempre....

...caminábamos formados como soldados, soldados en miniatura. Aprendimos los códigos, pitidos de silbato, con los que nos dirigían sin necesidad de hablar ni gritar. 

..eran especialmente crueles con los meones, les ridiculizaban ante los los demás, golpeándoles con saña cada mañana al comprobar su reincidencia involuntaria. Las palizas, propinadas, en presencia de todo el pabellón, inmóviles a los pies de las literas, nos dolían a todos, a pesar de nuestra supuesta encanallada infancia. 
Scila/.

Hacia la Sabinosa IV

...cuando me tocó entrar en el escusado, estuve a punto de volver a salir sin utilizarlo. El olor era insoportable, había trozos de papel pegados en el suelo. Me hice el ánimo, temiendo que hasta la mañana del día siguiente no nos autorizaran a volver y oriné durante un largo minuto, vaciando una vejiga llena a reventar. 

...la falta más leve era castigada de inmediato, el desgraciado que era sorprendido hablando se le obligaba a extender la mano, o poner los dedos juntos con las uñas hacia arriba, la pala golpeaba una y otra vez hasta que el atrevido, humillado y dolorido gritaba a pleno pulmón.

Aprendimos a respetarlas o, por lo menos, a temerlas, a odiarlas. Obedecíamos al toque de silbato con prontitud.
-Son enfermeras- decían algunos listillos mirándolas de reojo al pasar.
-Son monjas americanas- decían otros más enterados y leídos.
-Son alemanas, de las SS- sentenció Emiliano, dejándonos perplejos hasta que nos informó ampliamente de qué significaba aquello de “alemanas de las SS”. Su padre era rojo- también tuvo que explicar el significado, la mayoría lo ignoraba-, fue condenado a muerte e, indultado por Franco, el mismo día que tenía que cumplirse la condena. 

...subimos en dramático silencio a los viejos y ruidosos Barreiros, impresionados por la visión de cientos de chavales caminando alineados en absoluto silencio, sin un murmullo. Como diminutos soldados.

...la pesada puerta de hierro de dos hojas tan altas como el autobús, abiertas de par en par, permitían el acceso. Emiliano el sabio, sentado un par de asientos tras de mí, comentó en voz alta algo que no comprendí en mi ignorancia: "Esto parece la gran muralla china".

Scila/

13/11/07

Hacia la sabinosa III

(Resumen)
-Tú, muchacho- dijo el hombre- sal al pasillo, ¡enseguida!
-¿Es a mí?- preguntó con guasa el del cigarrillo sin moverse. El hombre no respondió, alargó el brazo, le atrapó del pelo y tiró con fuerza arrastrándolo por el asiento hasta arrojarlo de bruces...
...la mano se movió veloz, las bofetadas restallaban como disparos, por encima del sonido de las ruedas del tren, el muchacho se tambaleaba a cada golpe. El castigo no cesó hasta que dobló las piernas y cayó al suelo gimoteando...

...cuando amaneció seguíamos siendo veintinueve, Paco no regresó, ni regresaría más, nunca supimos qué fue de él.

12/11/07

Hacia la sabinosa- II

(Resumen)


...al anochecer llegaron unas señoritas uniformadas de blanco. Sobre el uniforme llevaban una capa negra o azul marino con la misteriosa cruz roja de dos brazos. 
...las instrucciones de las extrañas señoritas fueron claras y concisas: una manta para el suelo y otra para taparnos; era tiempo de dormir, silencio absoluto; prohibido salir a los pasillos, prohibido bajar el cristal de la ventanilla. Prohibido sentarse en los asientos. No tomamos demasiado en serio las instrucciones.

...a pesar de ir apretujados, de madrugada, el frío nos hacía tiritar. Uno de los chavales mayores del grupo, el más alto de todos, abandonó su sitio en el suelo, sacó un cigarro y cerillas, lo encendió y comenzó fumar, estirado tranquilamente en el asiento corrido...

...se abrió la puerta corrediza del departamento y, en el dintel, aparecieron dos oscuras siluetas a contraluz. Era una de las mujeres con uniforme blanco y capa oscura, la otra correspondía a un hombre, vestido con traje negro y corbata del mismo color... 


Scila/

11/11/07

Hacia La Sabinosa - I











(Resumen)
...cuando el tren salió de la estación me deslumbró el sol y, al tiempo, borró mi repentina congoja como si la luz intensa hubiese lavado los oscuros pensamientos. Estaba rodeado por tres decenas de chavales más o menos de mi edad, siete en cada asiento, ninguno permanecía sentado. Pronto el guirigay que provocaban hizo imposible entenderse, ni a gritos. Me sorprendí a mí mismo gritando, saltando, gesticulando; perdido el control, perdido el miedo a ser sorprendido por él haciendo algo indebido, sin preocuparme de las consecuencias.
Descubrí de repente, por primera vez en mi vida, la felicidad. Era muy, muy feliz. No podía verme, pero sonreía de oreja a oreja. Ignoraba qué clase de milagro se había producido, pero el padre me había metido en un tren que me alejaba cada vez más, de él, y de sus palizas...
Scila/

10/11/07

La Sabinosa: mi punto de vista

A finales de los años cincuenta tuve la oportunidad de "disfrutar" de una estancia- para mí interminable- en un lugar que debió ser paradisíaco por su emplazamiento pero que se tornó en un recuerdo imborrable de malos tratos, físicos y psíquicos.
Se trata de un istmo enmarcado por dos maravillosas playas, La Rabassada al Sur y la Playa Larga al Norte, sobre el que se construyó a primeros del pasado siglo XX (1928 aproximadamente), un complejo cuyo destino desconozco pero que en los años cincuenta, y posteriores, se utilizó como lugar de internamiento de niños de entre seis y los doce años.
La mayoría  proveníamos de los barrios suburbanos del Madrid de la postguerra, el motivo de desplazarnos, supongo,  sería mantenernos fuera de basureros y calles, donde nos "educábamos" para el futuro, durante una temporada. Si bien es cierto que hubieron grupos de chicos de otras ciudades como Valencia, Logroño, etc.
Nos encontramos con comidas incomestibles, unas cuidadoras maltratadoras hasta límites que hoy se considerarían delictivos, y durante los meses de estancia no hacíamos nada, no hubo escuela... nada. Salir de paseo al monte, o a la playa consistía en, "sobre el propio terreno", meter la cabeza entre las rodillas- so pena de ser golpeado con la pala de madera en la palma de la mano o en las uñas, o con el silbato metálico en la cabeza-, y esperar a la hora de formar para regresar al Preventorio.

Hasta aquí una parte de mis recuerdos. Jamás he tenido hasta hoy la oportunidad de encontrarme con algún compañero de aquella época, si bien a través de Internet he contactado con algunos que estuvieron en fechas distintas y, que tienen recuerdos parecidos o diferentes. Este Blog pretende ser un punto de reunión de cuantos hayan pasado por aquel "penal" infantil para reencontrarnos y compartir recuerdos parecidos, o tal vez diferentes.


Scila/ 
Valencia 2007
 
Un afectuoso saludo, sabinosos/Scila