A finales de los años cincuenta tuve la oportunidad de "disfrutar" de una estancia- para mí interminable- en un lugar que debió ser paradisíaco por su emplazamiento pero que se tornó en un recuerdo imborrable de malos tratos, físicos y psíquicos.
Se trata de un istmo enmarcado por dos maravillosas playas, la Savinosa al Sur y la Rabassada al Norte, sobre el que se construyó a primeros del pasado siglo XX (1928 aproximadamente), un complejo cuyo destino ha sido muy variado a lo largo de su historia pero, en los años cincuenta y posteriores, se utilizó como lugar de internamiento temporal de niños de entre seis y doce años. El Preventorio pertenecía a una red adscrita al Patronato Nacional Antituberculoso.La mayoría de los niños proveníamos de los suburbanos del Madrid de la interminable postguerra, el motivo de desplazarnos sería mantenernos alejados de basureros y de la calle, donde nos "educábamos" para un futuro incierto. Si bien es cierto que había grupos mas reducidos de chicos de otras ciudades como Valencia, Logroño, etc.
Nos sorprendieron las comidas incomestibles y las cuidadoras, maltratadoras hasta límites que hoy se considerarían delictivos. Durante los meses de estancia nos mantenían en absoluta inactividad, no hacíamos nada, no había ni escuela... nada. Salíamos por la mañana de paseo al monte, o a la playa sí, pero el paseo consistía en alejarnos un poco del Preve y, a la orden de la cuidadora sentarnos "sobre el propio terreno", nos dejábamos caer sobre el terreno o la arena, elevábamos las rodillas rodeándolas con los brazos e introducíamos la cabeza entre ellas- so pena de ser golpeado, con la pala de madera de la cuidadora, en la palma de la mano o en las uñas, o con el silbato metálico en la cabeza. En esa incómoda posición esperábamos la hora de formar de nuevo para regresar al Preventorio a comer. Después la obligada siesta y de nuevo un corto paseo por la tarde.
Hasta aquí una parte de mis recuerdos. Jamás tuve hasta hoy la oportunidad de encontrarme con algún compañero de aquella época, si bien a través de Internet he contactado con algunos que estuvieron en fechas distintas y, que conservan recuerdos parecidos. Este Blog pretende ser un punto de reunión de cuantos hayan pasado por aquel "penal" infantil para reencontrarnos y compartir muestras vivencias y recuerdos sean parecidos o diferentes.
Scila/
Valencia 2007
Un afectuoso saludo, sabinosos/Scila
Yo tambien tuve esa oportunidad de disfrute que comentas pero creo que con anterioridad a la tuya en el año 53 y con solo 7 añitos efectivamente del barrio de Cuatro Caminos de Madrid de la postguerra y en donde efectivamente empezaba en sus calles a educarme para el futuro,cuando disponga de un poco de tiempo tambien me gustaria comentaros mis sesaciones sobre La Sabinosa
ResponderEliminarNos encantará conocer tus recuerdos, nombres de compañeros, de la "seño" que te tocase en suerte, alguna foto si conservas de tu estancia... Vuelve cuando quieras, amigo.
ResponderEliminar,,Una playa,la primera que conocia preciosa,una "cuidadora" para ser justo no demasiado mala,grandota y morena y a la que yo miraba sentado "sobre el propio terreno " acordandome de mi madre en Madrid.El regreso al preventorio en un dia caluroso la administracion del poco agua que recibiamos,el sabor que esta tomaba en el vaso de aluminio que aun conservaba el sabor del colacao de la mañana.El aspecto seco y adusto de nuestras vigilantas,la extraña jerga que a veces en palabras y frases guturales pronunciaban,el aire de mansedumbre de todos nosotros,el olor del mar,el olor de las cocinas tantas veces despues recordado al pasar por cualquier extracción de algun hotel,el sabor del chocolate terroso de la merienda con un regusto de algarrobas trituradas y muchos muchos mas recuerdos y sensaciones que a pesar del tiempo transcurrido aun recuerdo como si fueran de ayer.
ResponderEliminar-"Sobre el propio terreno", esa frase la tengo grabada a fuego. Sentados durante horas, en el suelo, con las rodillas levantadas y la cabeza escondida entre ellas. Y la playa al lado, la arena, ese mar que vimos muchos por primera vez...
ResponderEliminarY no nos dejaban correr, saltar y disfrutar como lo que éramos: unos críos. Cuando lo cuento nadie entiende esa forma de tratarnos.
¿Has conservado alguna fotografía de aquella época?
.Y por que a pesar de todo queda tanto poso de añoranza de todo aquello sensaciones...Recordais el dolor que dejaban en nuestras pequeñas y mondadas cabezas aquellos silbatos metalicos panzudos y gruesos,despues pasando el tiempo semejaba este dolor con el que me dejaba el golpe de las campanilla metálica de los salesianos de estrecho de Madrid.Y los palmetazos cuanto castigo fisico para aquellas pequeñas criaturas deseosas de cariño,alinearse cubrirse ....voces,voces....dureza. y las duchas...frias ,heladoras en aquellas mañanas claras y luminosas en aquello que entonces me parecian gigantescos aseos,el castigo al principio por las camas mal hechas,las formaciones constantes para cualquier cosa,firmes a cubrirse,colleja inesperada por no alinearte bien....y ademas de los mas pequeños pues algunos grandotes para mi que hasta se lo pasaban bien todo el dia con guiños de complicidad entre ellos pero y los pequeñajos siempre atropellados en aquellos grupos de unos treinta y tantos comandados por la señorita Rosario la mejor de las que rotaban en nuestra custodia
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