Hola. acabo de incorporarme al grupo. Estuvimos mi hermano y yo en La
Sabionosa, creo que en año 56 o el 57, durante el verano. Si mal no
recuerdo dormíamos en el pabellón más cercano a la vía del tren,
recuerdo que en la planta baja, en la segunda cama según se entraba a la
derecha, pues siempre avisábamos durante las siestas si venía la
señorita. De ella tengo una vaga imagen pero no de su nombre, a mi me
cogió algo de manía y siempre me contestaba de mala manera.
Para nosotros era la primera vez que veíamos el mar y es una imagen que
me quedó grabada para siempre la llegada a Tarragona al amanecer y el
resplandor de las primeras luces en las aguas. Sólo tengo algunos buenos
recuerdos, de los malos- como las comidas- prácticamente tengo una recuerdo
borroso, disfruté mucho en la playa y me gustaba ponerme en el marcador
durante los partidos de fútbol, lo que lamento es no tener ninguna
fotografía. Espero reconocerme en alguna de las vuestras.
Un saludo a todos.
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31/7/14
28/1/14
Un recuerdo de Ramón.
Amigo Scila, lo primero desearte a tí y a todos los "sabinosos" - seguramente la mayoría jubilados -, un saludable y feliz 2014.
Precisamente, y recordando las Fiestas de Navidad, me han venido a la memoria los recuerdos de aquella Navidad de 1.959 que tuve el infortunio de pasar en "nuestro" Preventorio.
Mis padres, en el Pirineo de Lleida, no tenían la posibilidad de venir a verme. Pero en Roquetas (localidad próxima a Tortosa, cerca del Delta del Ebro), vivían y viven todavía, familiares míos. La distancia es de unos 80 km. Mi tío recibió una carta de mis padres autorizándole a poder ir a buscarme y pasar el día de Navidad con ellos. La semana antes, se presentó en la Sabinosa y el Director le concedió permiso para ello.
Día de Navidad: mi tío con su Peugeot 250- una moto de los años 50 -, después del viaje por la N-340 de la época- podéis imaginar la aventura que esto representaba- llega al Preventorio.
Yo le veo por una de las ventanas y corro hacia él. Una cuidadora me cierra el paso, me coge de la mano y me dice que me espere. Mi tío habla con otra de las cuidadoras; yo no sé de que hablan, pero veo como mi tío sube a su moto y se marcha. No recibí ninguna explicación por parte de las cuidadoras.
Años después, cuando con mis padres se trasladaron a vivir a Roquetas, supe el por qué: el día que mi tío vino a entregar la carta de mis padres, me trajo de regalo un cochecito de fricción (os acordáis de cómo eran, ¿no?). Pues bien, le dijeron que con el cochecito había hecho mucho ruído. ¡Qué falacia! Aquel coche, para mí una auténtica maravilla, duró en mis manos, como mucho diez minutos. Luego desapareció y nunca más se supo.
En fin, otra triste situación de una larga colección que nos tocó vivir en aquel antro. Por suerte vinieron otras muchas Navidades y más felices.
Un abrazo a todos.
Ramón G. S.
Precisamente, y recordando las Fiestas de Navidad, me han venido a la memoria los recuerdos de aquella Navidad de 1.959 que tuve el infortunio de pasar en "nuestro" Preventorio.
Mis padres, en el Pirineo de Lleida, no tenían la posibilidad de venir a verme. Pero en Roquetas (localidad próxima a Tortosa, cerca del Delta del Ebro), vivían y viven todavía, familiares míos. La distancia es de unos 80 km. Mi tío recibió una carta de mis padres autorizándole a poder ir a buscarme y pasar el día de Navidad con ellos. La semana antes, se presentó en la Sabinosa y el Director le concedió permiso para ello.
Día de Navidad: mi tío con su Peugeot 250- una moto de los años 50 -, después del viaje por la N-340 de la época- podéis imaginar la aventura que esto representaba- llega al Preventorio.
Yo le veo por una de las ventanas y corro hacia él. Una cuidadora me cierra el paso, me coge de la mano y me dice que me espere. Mi tío habla con otra de las cuidadoras; yo no sé de que hablan, pero veo como mi tío sube a su moto y se marcha. No recibí ninguna explicación por parte de las cuidadoras.
Años después, cuando con mis padres se trasladaron a vivir a Roquetas, supe el por qué: el día que mi tío vino a entregar la carta de mis padres, me trajo de regalo un cochecito de fricción (os acordáis de cómo eran, ¿no?). Pues bien, le dijeron que con el cochecito había hecho mucho ruído. ¡Qué falacia! Aquel coche, para mí una auténtica maravilla, duró en mis manos, como mucho diez minutos. Luego desapareció y nunca más se supo.
En fin, otra triste situación de una larga colección que nos tocó vivir en aquel antro. Por suerte vinieron otras muchas Navidades y más felices.
Un abrazo a todos.
Ramón G. S.
26/12/13
Feliz Navidad
Con mis mejores deseos a todos los sabinosos y allegados para estas fiestas. Seamos o no creyentes en mayor o menor medida todos nos sentimos imbuidos del ambiente festero y culinario de la cristiandad, lo que no quiere decir que aplaudamos las ocurrencias del preconciliar Rouco y sus acólitos.
Os deseo una feliz salida y entrada de Año y- por supuesto- que el próximo 2.014 sea infinitamente mejor que el que se va, aunque suban el recibo de la luz, y el del gas y el del agua, y el de... aunque nos suban todos los recibos no nos matarán la ilusión. Con suerte hasta los sueldos subirán un 0,005%, o no, dependerá de los recortes que vienen.
Confío en que nos seguiremos viendo por este lugar compartido por los sabinosos que poco a poco nos vamos reencontrando y si alguno se van que avise, queremos despedirnos.
Un abrazo compañeros.
Scila/
12/12/13
Arturo, uno más

Aunque he podido comprobar que fué a partir
del año 1.960 en adelante cuando peor lo pasaron. Estoy de acuerdo con las
comidas, que eran bazofia y nada más, que nos daban un sólo vaso de agua en la comida,
y eso que era verano, pero a pesar de todo ésto yo no lo pasé tan mal como
otros "sabinosos".
Recuerdo que me castigaron a copiar mil veces
la frase: "Prometo ser bueno y no mentir nunca", que me impuso el
instructor (Juan Antonio o José Antonio creo que se llamaba) a instancias de la
señorita de guardia de por la noche (no recuerdo su nombre), sólo por bajarme de
la cama y estar en el suelo debido al calor que pasábamos.
La señorita que estaba al cuidado nuestro se
llamaba Mª Teresa y se portó con todos nosotros de maravilla (al menos yo no ví
ningun mal trato con ninguno de los chicos). También recuerdo que un día nos llevaron a ver
un partido de fútbol al campo de la Gimnástica en Tarragona capital. En el Preventorio había un pequeño campo de
fútbol con hierba y, para aquella época,
estaba muy chulo. Allí jugabamos los "sabinosos" una expedición
contra otra expedición.
Recuerdo a dos compañeros que son con los que
más amistad hice, se llaman Enrique y Juan Antonio, el primero vivía por
Legazpi y el otro en Vallecas.
Mando tres fotos de mi estancia, yo soy el que está sentado
al lado de la señorita Teresa y en la otra soy el del centro. Espero que si alguno me reconoce se ponga
en contacto conmigo mediante este blog.
SALUDOS
13/11/13
Nuevo documento gráfico
3/10/13
José L. Castro
Hola Scila, me alegra mucho poder tener noticias de alguien que aparece
en la fotografia que adjunté, por desgracia a mí me pasa lo mismo que a él, no recuerdo a los que fueron mis compañeros durante los meses que
pasamos juntos.
José Luis, lamento que tus recuerdos no coincidan con los míos, por suerte para mí, no recuerdo malos momentos, quizás es que éramos muy jovenes y algunos los hemos olvidado. En cuanto a mi historia de la hija de una de las cuidadoras, no sé si fue la vez que nos hicieron la fotografía, pero sí recuerdo que estaba en el pabellón pegado a la vía del tren, en el que estaba la conserjería, creo que es el 7, en la primera planta. El de la señorita era el de enfrente y estaba en la habitación que está por encima del 2º piso, es decir el tejado.
De todos modos cada uno cuenta la historia como la recuerda, me gustaría que tú te acuerdas de algo nos lo contaras, dado que mis recuerdos son mínimos a pesar de haber estado tres veces.
José Luis, lamento que tus recuerdos no coincidan con los míos, por suerte para mí, no recuerdo malos momentos, quizás es que éramos muy jovenes y algunos los hemos olvidado. En cuanto a mi historia de la hija de una de las cuidadoras, no sé si fue la vez que nos hicieron la fotografía, pero sí recuerdo que estaba en el pabellón pegado a la vía del tren, en el que estaba la conserjería, creo que es el 7, en la primera planta. El de la señorita era el de enfrente y estaba en la habitación que está por encima del 2º piso, es decir el tejado.
De todos modos cada uno cuenta la historia como la recuerda, me gustaría que tú te acuerdas de algo nos lo contaras, dado que mis recuerdos son mínimos a pesar de haber estado tres veces.
Saludos para ti y bienvenido José Luis.
Un fuerte abrazo.
24/9/13
Para los sabinosos
Hola
Jose Luis, hace un par de días hablando con mí hermano y recordando que
de niños habíamos estado en La Sabinosa, nos pusimos a buscar en Internet y cual fue nuestra sorpresa al descubrir que también somos SABINOSOS. Concretamente
yo salgo en una foto debajo del nombre JAIME, me tiene la
bruja-cuidadora cogido a su izquierda. Tenemos muchos recuerdos de
aquella estancia, la mayoría malos para unos críos que éramos. Estuvimos
tres meses en el verano de 1966. No se trata de buscar culpables de
aquello, simplemente recordar anécdotas que nos tocaron vivir. He leído
comentarios de gente que se siente indignada por sacar ahora estos temas a relucir. Es historia verídica de este país vivida por nosotros. Y de
momento nada más. Cuando tengas un ratillo Scila, me contestas. Tengo mucho que
contar.
Un saludo cordial.
Juan/

4/9/13
Para José Luis
Estimado amigo: Si deseas colgar tus experiencias en este blog es muy sencillo, las escribes y las envías al correo que se indica (scilas@gmail.com) al igual que las fotografías que pretendas adjuntar, siempre en formato "jpeg" y enviadas como adjuntos, no pegadas en el texto. También es imprescindible que envíes un correo visible, en esta ocasión no nos ha llegado ninguno, al que poder dirigirte un comentario.
Saludos y bienvenido al Blog de los sabinosos.
Scila/
Un nuevo José Luis
Esta foto yo también la tengo, soy el segundo desde el fondo y también
me llamo Jose Luis, y desde luego no recuerdo nada positivo de aquel
infierno, ni siquiera a ese segundo Jose Luis y su historia de la hija
enferma, lo que no quiere decir que no sea cierto, sólo que mis
recuerdos son todos horribles. No sé cómo poner mi foto, que es la misma, como prueba de que yo soy
José Luis, el segundo desde el fondo, o el tercero desde el primer plano.
19/4/13
Los indecisos
Como indica el título de la entrada de José Luis, éste amigo y compañero sabinoso ha sido especialmente indeciso a la hora de presentarse, de ahí el titular. Por supuesto respetamos el deseo de anonimato de las personas, aunque invitamos a todos a darse a conocer, a aportar esa foto que puede dar lugar al reencuentro con los compañeros de aventuras, o desventuras, de aquella infancia no tan feliz, los días de internamiento en la Sabinosa. Por eso precisamente damos nuestra más cariñosa bienvenida al nuevo sabinoso, a quien deseamos una feliz estancia entre nosotros.
Y, como él lo ha ofrecido yo lo reitero, si cualquiera desea contactar con él directamente puede pedir aquí su dirección de correo para hacerlo, una vez identificado el solicitante se le proporcionará (no cedemos direcciones, ni teléfonos a curiosos, reporteros sensacionalistas, ni buscadores de misterios) esto último ya sabéis que va en contra de nuestra filosofía.
Un afectuoso saludo, sabinosos.
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