Nuestra playa. A la que sólo tendríamos que haber ido a disfrutar, como bañarnos, coger conchas para hacer collares y pulseras, correr, reír, gritar... ¡Ser libres!
Estas actividades tan
propias de niños casi nunca se hacían; si se os permitía jugar
"arrastrandoos" por la arena y, con frecuencia, poniendo
vuestras "cabezas gachas" sobre vuestras propias rodillas, durante horas.
Fui guardadora en nuestro Preventorio cuando apenas había cumplido
quince años, unos meses antes de cumplir los diecisiete dejé ese
trabajo. Creo que eso puede explicarlo todo.
En estos días navideños he
sentido la necesidad de dirigirme a vosotros y deciros que, desde que
casualmente me encontré con el Blog que coordina nuestro compañero
Scila, estáis permanentemente en mi recuerdo, desearía que todos los que por
allí pasasteis, hayáis tenido una vida plena de cosas buenas.
Feliz
Navidad y venturoso 2015.
L.