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27/10/10

Luis Miguel, la última incorporació

Estaba la otra noche rememorando mi infancia con mis hijos y al contarles mi paso por La Sabinosa me picaron la curiosidad de qué había sido de aquel preventorio, entramos en google y sorpresa gorda cuando me veo en una fotografia junto a un tal Jesús que me nombra al comentar su experiencia por allí. Ni idea tenía que existía el Foro de Scila, que me he leido de pe a pa con muchisimo interés. Subscribo absolutamente todo lo que se cuenta y aún añadiría más, pero por el momento me doy un respiro en las emociones que me han producido estos inesperados comentarios que me han retrocedido en el tiempo como si hubiera sido ayer. Impresionante. 
No tenía ni idea de que existiera una fotografía semejante mia a tan buen resguardo del tal Jesús, de quien me he acordado al verle, y es que nuestro cerebro es un misterio maravilloso. Ahora lo que me interesa es que Jesús sepa que sigo existiendo con 62 años, el tendrá parecido, que vivo en un pueblo de Madrid, cercano a la capital, y que me apetecería verle cincuenta años después. Yo guardo una única fotografía colectiva de nuestro grupo con una señorita, que no recuerdo su nombre pero él si parece saber. La tenía mi madre, que va a cumplir los 90 y tan pichi, la "culpable" de que su hijo lo pasara tan mal durante tres meses en aquel campo de concentración, aunque la vida, a la postre, se fragua de situaciones buenas y malas, todas formadoras de nuestra personalidad. La vida, como dijo alguien, es el arte de hacer un dibujo sin goma de borrar.  
El comentario suyo se titula: Jesús también estuvo allí, del 17/06/08, y yo me llamo Luis Miguel, tal como me cita en el pie de foto. Por favor, ruego algún comentario al respecto, un acuse de recibo, lo que sea. 
Un saludo.

Luis Miguel, la última incorporació

Estaba la otra noche rememorando mi infancia con mis hijos y al contarles mi paso por La Sabinosa me picaron la curiosidad de qué había sido de aquel preventorio, entramos en google y sorpresa gorda cuando me veo en una fotografia junto a un tal Jesús que me nombra al comentar su experiencia por allí. Ni idea tenía que existía el Foro de Scila, que me he leido de pe a pa con muchisimo interés. Subscribo absolutamente todo lo que se cuenta y aún añadiría más, pero por el momento me doy un respiro en las emociones que me han producido estos inesperados comentarios que me han retrocedido en el tiempo como si hubiera sido ayer. Impresionante. 
No tenía ni idea de que existiera una fotografía semejante mia a tan buen resguardo del tal Jesús, de quien me he acordado al verle, y es que nuestro cerebro es un misterio maravilloso. Ahora lo que me interesa es que Jesús sepa que sigo existiendo con 62 años, el tendrá parecido, que vivo en un pueblo de Madrid, cercano a la capital, y que me apetecería verle cincuenta años después. Yo guardo una única fotografía colectiva de nuestro grupo con una señorita, que no recuerdo su nombre pero él si parece saber. La tenía mi madre, que va a cumplir los 90 y tan pichi, la "culpable" de que su hijo lo pasara tan mal durante tres meses en aquel campo de concentración, aunque la vida, a la postre, se fragua de situaciones buenas y malas, todas formadoras de nuestra personalidad. La vida, como dijo alguien, es el arte de hacer un dibujo sin goma de borrar.  
El comentario suyo se titula: Jesús también estuvo allí, del 17/06/08, y yo me llamo Luis Miguel, tal como me cita en el pie de foto. Por favor, ruego algún comentario al respecto, un acuse de recibo, lo que sea. 
Un saludo.

Luis Miguel, la última incorporació

Estaba la otra noche rememorando mi infancia con mis hijos y al contarles mi paso por La Sabinosa me picaron la curiosidad de qué había sido de aquel preventorio, entramos en google y sorpresa gorda cuando me veo en una fotografia junto a un tal Jesús que me nombra al comentar su experiencia por allí. Ni idea tenía que existía el Foro de Scila, que me he leido de pe a pa con muchisimo interés. Subscribo absolutamente todo lo que se cuenta y aún añadiría más, pero por el momento me doy un respiro en las emociones que me han producido estos inesperados comentarios que me han retrocedido en el tiempo como si hubiera sido ayer. Impresionante. 
No tenía ni idea de que existiera una fotografía semejante mia a tan buen resguardo del tal Jesús, de quien me he acordado al verle, y es que nuestro cerebro es un misterio maravilloso. Ahora lo que me interesa es que Jesús sepa que sigo existiendo con 62 años, el tendrá parecido, que vivo en un pueblo de Madrid, cercano a la capital, y que me apetecería verle cincuenta años después. Yo guardo una única fotografía colectiva de nuestro grupo con una señorita, que no recuerdo su nombre pero él si parece saber. La tenía mi madre, que va a cumplir los 90 y tan pichi, la "culpable" de que su hijo lo pasara tan mal durante tres meses en aquel campo de concentración, aunque la vida, a la postre, se fragua de situaciones buenas y malas, todas formadoras de nuestra personalidad. La vida, como dijo alguien, es el arte de hacer un dibujo sin goma de borrar.  
El comentario suyo se titula: Jesús también estuvo allí, del 17/06/08, y yo me llamo Luis Miguel, tal como me cita en el pie de foto. Por favor, ruego algún comentario al respecto, un acuse de recibo, lo que sea. 
Un saludo.

5/8/10

Vacaciones



No sé si este verano, como pasó con algún otro, será fecundo en nuevos contactos de sabinosos pero, en cualquier caso, os deseo a todos un feliz y refrescante verano.

Hasta pronto/Scila

Vacaciones



No sé si este verano, como pasó con algún otro, será fecundo en nuevos contactos de sabinosos pero, en cualquier caso, os deseo a todos un feliz y refrescante verano.

Hasta pronto/Scila

Vacaciones



No sé si este verano, como pasó con algún otro, será fecundo en nuevos contactos de sabinosos pero, en cualquier caso, os deseo a todos un feliz y refrescante verano.

Hasta pronto/Scila

3/6/10

Francisco, el decano.

Me llamo Francisco y tengo que decir que yo también estuve en la "Sabinosa", entre los años 1.945 y 1.948. Creo recordar que hasta cuatro veces, una de ellas seis meses seguidos, porque mi madre en Madrid arregló los papeles para que siguiera otros tres meses en la "Sabinosa" porque en Madrid, corriamos peligro de contagiarnos de tuberculosis- habia dos vecinos que la tenian-, y dos hermanos mios murieron de esa enfermedad.
En aquella época la Sabinosa se llamaba preventorio infantil antituberculoso, recuerdo que desde Madrid fuí en la expedición once, y en la treinta y uno, de las demás no recuerdo el número. Mi paso por la Sabinosa, lo recuerdo con cariño, nos daban disciplina casi militar, mucha doctrina falangista y religiosa, pero también se estudiaba y se hacian excursiones a Reus, Tarragona, etc... Los que más nos hablaban eran el cura y el instructor, llamado sr. Ventura, este señor después de hacer instrucción y gimnasia por la mañana, en la explanada, con frio o calor, nos arengaba sobre España, su historia, el Imperio Español, al final nos daba unas consignas, sólo recuerdo que un día dijo la consigna de hoy es: ¡la vida es milicia!
También recuerdo dos nombres: sr. Fortunas y sr. Vidal, uno de ellos era el cartero. En especial siempre recordaré a una señorita llamada Mari Paz Rodríguez era muy especial. No vi nunca maltrato a nadie en mi paso por la Sabinosa. Aquellos edificios fueron un cuartel antes que preventorio, en la fachada principal habia un cartel grande que decia "Todo por la patria". Cuando nos duchaban, nos metían por tandas de veinte o treinta niños a la vez. Por la noche, de madrugada, entraba un señor a los dormitorios encendía la luz y rápidamente iba cama por cama, nos destapaba, te daba un cachete en el trasero o te zarandeaba y, dando voces, nos hacia ir rápidamente a orinar, tuvieras ganas o no, él esperaba en la puerta de los servicios y volvía hacia la salida del dormitorio mirando que todos estuviéramos en la cama y tapados. Apagaba la luz y se iba a otro dormitorio.
Podría seguir relatando estos recuerdos que vagamente tengo en la mente, pero voy a terminar esta carta de una manera que os va a sorprender. Creo que fué en el año 1977 o 78, estaba veraneando con mi familia en Tortosa y un dia decidimos subir por la costa, buscar una playa espaciosa y pasar allí el dia, encontramos esa playa y, jugando con mis hijas, entre el agua y el arena me llamaba mucho la atención que al fondo de la playa (un saliente rocoso que se introducía en el mar) habia unos edificios que me resultaban familiares, que los tenía en mi mente, supuse que podría ser la Sabinosa.

Nos acercamos toda la familia hacia el final de la playa, dónde empezaba la finca rocosa, en esa parte una alambrada con hierros fuertemente fijados a la roca nos impedía pasar, pero como vimos que en otro lado habia gente con bañadores, también algunos "hippies" y varias personas junto a nosotros, que se colaban a través de unos huecos de la alambrada, hicimos lo mismo.
Al llegar a la meseta dónde estaban los edificios, en seguida reconocí el lugar donde estuve varias veces en mi niñez, vi pabellones con puertas y ventanas tapados con ladrillos y tablas, algunas reventadas por la gente que allí dormia, y se drogaban.
Mi mujer quiso ver los dormitorios y subimos al primer piso de un pabellón y sólo habia restos de camas, taquillas y basura. En un edificio que yo recordaba como la enfermería, donde ingresaban a los niños que enfermaban, estaba la puerta abierta y pasé dentro, el suelo estaba cubierto de papeles revueltos, cuando leí alguno vi que eran los archivos del preventorio de toda su historia, que habian sacado de sus carpetas, los documentos oficiales, nombres de los empleados, facturas con los precios y las empresas que surtían los alimentos que consumiamos, etc etc...

Francisco, el decano.

Me llamo Francisco y tengo que decir que yo también estuve en la "Sabinosa", entre los años 1.945 y 1.948. Creo recordar que hasta cuatro veces, una de ellas seis meses seguidos, porque mi madre en Madrid arregló los papeles para que siguiera otros tres meses en la "Sabinosa" porque en Madrid, corriamos peligro de contagiarnos de tuberculosis- habia dos vecinos que la tenian-, y dos hermanos mios murieron de esa enfermedad.
En aquella época la Sabinosa se llamaba preventorio infantil antituberculoso, recuerdo que desde Madrid fuí en la expedición once, y en la treinta y uno, de las demás no recuerdo el número. Mi paso por la Sabinosa, lo recuerdo con cariño, nos daban disciplina casi militar, mucha doctrina falangista y religiosa, pero también se estudiaba y se hacian excursiones a Reus, Tarragona, etc... Los que más nos hablaban eran el cura y el instructor, llamado sr. Ventura, este señor después de hacer instrucción y gimnasia por la mañana, en la explanada, con frio o calor, nos arengaba sobre España, su historia, el Imperio Español, al final nos daba unas consignas, sólo recuerdo que un día dijo la consigna de hoy es: ¡la vida es milicia!
También recuerdo dos nombres: sr. Fortunas y sr. Vidal, uno de ellos era el cartero. En especial siempre recordaré a una señorita llamada Mari Paz Rodríguez era muy especial. No vi nunca maltrato a nadie en mi paso por la Sabinosa. Aquellos edificios fueron un cuartel antes que preventorio, en la fachada principal habia un cartel grande que decia "Todo por la patria". Cuando nos duchaban, nos metían por tandas de veinte o treinta niños a la vez. Por la noche, de madrugada, entraba un señor a los dormitorios encendía la luz y rápidamente iba cama por cama, nos destapaba, te daba un cachete en el trasero o te zarandeaba y, dando voces, nos hacia ir rápidamente a orinar, tuvieras ganas o no, él esperaba en la puerta de los servicios y volvía hacia la salida del dormitorio mirando que todos estuviéramos en la cama y tapados. Apagaba la luz y se iba a otro dormitorio.
Podría seguir relatando estos recuerdos que vagamente tengo en la mente, pero voy a terminar esta carta de una manera que os va a sorprender. Creo que fué en el año 1977 o 78, estaba veraneando con mi familia en Tortosa y un dia decidimos subir por la costa, buscar una playa espaciosa y pasar allí el dia, encontramos esa playa y, jugando con mis hijas, entre el agua y el arena me llamaba mucho la atención que al fondo de la playa (un saliente rocoso que se introducía en el mar) habia unos edificios que me resultaban familiares, que los tenía en mi mente, supuse que podría ser la Sabinosa.

Nos acercamos toda la familia hacia el final de la playa, dónde empezaba la finca rocosa, en esa parte una alambrada con hierros fuertemente fijados a la roca nos impedía pasar, pero como vimos que en otro lado habia gente con bañadores, también algunos "hippies" y varias personas junto a nosotros, que se colaban a través de unos huecos de la alambrada, hicimos lo mismo.
Al llegar a la meseta dónde estaban los edificios, en seguida reconocí el lugar donde estuve varias veces en mi niñez, vi pabellones con puertas y ventanas tapados con ladrillos y tablas, algunas reventadas por la gente que allí dormia, y se drogaban.
Mi mujer quiso ver los dormitorios y subimos al primer piso de un pabellón y sólo habia restos de camas, taquillas y basura. En un edificio que yo recordaba como la enfermería, donde ingresaban a los niños que enfermaban, estaba la puerta abierta y pasé dentro, el suelo estaba cubierto de papeles revueltos, cuando leí alguno vi que eran los archivos del preventorio de toda su historia, que habian sacado de sus carpetas, los documentos oficiales, nombres de los empleados, facturas con los precios y las empresas que surtían los alimentos que consumiamos, etc etc...

Francisco, el decano.

Me llamo Francisco y tengo que decir que yo también estuve en la "Sabinosa", entre los años 1.945 y 1.948. Creo recordar que hasta cuatro veces, una de ellas seis meses seguidos, porque mi madre en Madrid arregló los papeles para que siguiera otros tres meses en la "Sabinosa" porque en Madrid, corriamos peligro de contagiarnos de tuberculosis- habia dos vecinos que la tenian-, y dos hermanos mios murieron de esa enfermedad.
En aquella época la Sabinosa se llamaba preventorio infantil antituberculoso, recuerdo que desde Madrid fuí en la expedición once, y en la treinta y uno, de las demás no recuerdo el número. Mi paso por la Sabinosa, lo recuerdo con cariño, nos daban disciplina casi militar, mucha doctrina falangista y religiosa, pero también se estudiaba y se hacian excursiones a Reus, Tarragona, etc... Los que más nos hablaban eran el cura y el instructor, llamado sr. Ventura, este señor después de hacer instrucción y gimnasia por la mañana, en la explanada, con frio o calor, nos arengaba sobre España, su historia, el Imperio Español, al final nos daba unas consignas, sólo recuerdo que un día dijo la consigna de hoy es: ¡la vida es milicia!
También recuerdo dos nombres: sr. Fortunas y sr. Vidal, uno de ellos era el cartero. En especial siempre recordaré a una señorita llamada Mari Paz Rodríguez era muy especial. No vi nunca maltrato a nadie en mi paso por la Sabinosa. Aquellos edificios fueron un cuartel antes que preventorio, en la fachada principal habia un cartel grande que decia "Todo por la patria". Cuando nos duchaban, nos metían por tandas de veinte o treinta niños a la vez. Por la noche, de madrugada, entraba un señor a los dormitorios encendía la luz y rápidamente iba cama por cama, nos destapaba, te daba un cachete en el trasero o te zarandeaba y, dando voces, nos hacia ir rápidamente a orinar, tuvieras ganas o no, él esperaba en la puerta de los servicios y volvía hacia la salida del dormitorio mirando que todos estuviéramos en la cama y tapados. Apagaba la luz y se iba a otro dormitorio.
Podría seguir relatando estos recuerdos que vagamente tengo en la mente, pero voy a terminar esta carta de una manera que os va a sorprender. Creo que fué en el año 1977 o 78, estaba veraneando con mi familia en Tortosa y un dia decidimos subir por la costa, buscar una playa espaciosa y pasar allí el dia, encontramos esa playa y, jugando con mis hijas, entre el agua y el arena me llamaba mucho la atención que al fondo de la playa (un saliente rocoso que se introducía en el mar) habia unos edificios que me resultaban familiares, que los tenía en mi mente, supuse que podría ser la Sabinosa.

Nos acercamos toda la familia hacia el final de la playa, dónde empezaba la finca rocosa, en esa parte una alambrada con hierros fuertemente fijados a la roca nos impedía pasar, pero como vimos que en otro lado habia gente con bañadores, también algunos "hippies" y varias personas junto a nosotros, que se colaban a través de unos huecos de la alambrada, hicimos lo mismo.
Al llegar a la meseta dónde estaban los edificios, en seguida reconocí el lugar donde estuve varias veces en mi niñez, vi pabellones con puertas y ventanas tapados con ladrillos y tablas, algunas reventadas por la gente que allí dormia, y se drogaban.
Mi mujer quiso ver los dormitorios y subimos al primer piso de un pabellón y sólo habia restos de camas, taquillas y basura. En un edificio que yo recordaba como la enfermería, donde ingresaban a los niños que enfermaban, estaba la puerta abierta y pasé dentro, el suelo estaba cubierto de papeles revueltos, cuando leí alguno vi que eran los archivos del preventorio de toda su historia, que habian sacado de sus carpetas, los documentos oficiales, nombres de los empleados, facturas con los precios y las empresas que surtían los alimentos que consumiamos, etc etc...

24/5/10

José Luís. Tercera y última parte.

Tercero

Mi hermano y yo tuvimos la inmensa fortuna de la visita de nuestros tíos que permanecieron algunos días en Tarragona y nos aliviaron con su cariño. Nos sacaban de paseo a la ciudad y comer al chiringuito de la playa. Cuando se despidieron yo lloraba desconsoladamente y me colgaba de las faldas de mi tía. Quería irme con ellos como fuera…
Tuve suerte de contar con la compañía de mi hermano mayor, era muchas veces mi tabla de salvación. Dormíamos los dos en la misma cama. Alguna noche que otra se montaban “juerguecillas”, normales entre niños, que si me levanto a la cama de éste o aquél, a no sé qué, jugábamos con la pasta de dientes, nos la comíamos o nos la pringábamos unos a otros. Juergas a veces abortadas por la irrupción de la cuidadora de la noche, encendiendo las luces súbitamente, a la captura de algún sorprendido “in fraganti”. ¡Pobre del que pillaran fuera de la cama! Mejor no entrar en detalles de los castigos impuestas el brazo viviente de la Santa Inquisición. 
Una noche de aquellas mi hermano se hallaba  en plena travesura fuera de la cama cuando entró la susodicha alguacililla y, apenas si pudo esconderse debajo de otra cama. La cuidadora que debía estar alertada por los ruidos y las risitas, buscaba desesperadamente alguna víctima… El ocupante de cualquier cama vacía era candidato seguro al Cadalso, pero gran suerte para él, la de Raúl no lo estaba, me encontraba yo en ella, y la sabueso no cayó en ese momento en que ahí dormíamos dos chicos. No obstante, su instinto depredador le decía que algo no estaba en su sitio y que si permanecía a la espera podía caer alguna presa. Permaneció una hora en el dormitorio y mi hermano bajo la cama conteniendo la respiración. De película de terror con final feliz. Al final se marchó y Raúl pudo ponerse a salvo.
De los compañeros apenas recuerdo nombres ni caras, sólo a Jesús S. G., con quien mi hermano y yo mantuvimos la amistad en Madrid durante cierto tiempo, vivía cerca de nosotros. Al mirar las fotos he recordado el nombre de los hermanos Gómez P., Rafael y … También recuerdo un niño que no debía tener familia, alguien le ha mencionado en el blog como “Berrinche”. En mi grupo había uno así, rubito, siempre con unas “velas” verdes colgando de la nariz, vivía en la quimera de marcharse a la vez que todos; pero sabíamos que no era posible. 
No olvidaré como lloraba el día de la partida, mientras nos íbamos él era retenido por la señorita y trasladado a otro grupo. El día en que, por fin alegres, cantábamos una canción que más o menos decía así: “Con la cruz del Patronato, con los macutos para marchar, para ver a nuestros padres que nos esperan con ansiedad, aquí te quedas...Ya vamos en el tren corriendo hacia… En el tren una voz que retumba en la estación, venid hijos míos de mí alma, que nunca olvidaré a la playa Sabinosa, Sabinosa…”.
Cuantos pasamos por allí difícilmente olvidaremos la Playa Sabinosa, con su talud y vía de tren al fondo, con su azul mar Mediterráneo al frente y a un lado, el más próximo a la ciudad de Tarragona, con el acantilado y rocoso Promontorio, sabinas y pinares, precioso trozo de naturaleza en plena costa tarraconense, donde aún se ubican las ruinas del siniestro Preventorio que quizás nunca debió existir, o debió existir para felicidad de los niños. ¿Quién sabe? O debió ser como fue para que hoy estemos aquí y podamos contarlo.

Madrid, 7 de mayo de 2010.