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25/8/14

Las colonias

Así era nuestro comedor, pero sin monjas.
Así era nuestro comedor, pero sin monjas.

Siguen pasando los años y aumenta el lamentable estado de ruina en las instalaciones de La sabinosa. Se deterioran todavía más y más deprisa sin que nadie, ni personas ni instituciones, le pongan remedio.
Lástima, los edificios ya son de imposible recuperación, cuando sean derribados y los camiones se lleven los escombros también se llevarán la memoria, las imágenes y los sentimientos que entre sus muros encerraron durante décadas, procedente de las vidas de miles de chavales que vivieron- cada uno a su manera- una época de su infancia, internados en las famosas "colonias" infantiles para muchos, campos de internamiento infantiles para otros.
En cualquier caso esos edificios no deberían haber terminado así, en ruina absoluta, cuando podrían y deberían ser de utilidad pública y al tiempo un lugar de recuerdo vivo de una época tan especial para miles de niños que pasaron por sus instalaciones en la dura  e interminable posguerra.


                                                          

                                                              Así es ahora.

4/8/09

Miguel, la última incorporación

Miguel, la última incorporación al club de los sabinosos, nos llega con los calores estivales y un pie en las vacaciones. Nos remite una fotografía suya con dos compañeros y un corto comentario que promete ampliar próximamente.
Hasta el regreso, pasadlo de la mejor manera posible.
Scila/

6/7/09

El estío que viene




Se aproximan esas vacaciones que las altas temperaturas anuncian. Todo el año esperando que lleguen esta fechas, julio-agosto, para olvidarse del ajetreo diario, del trabajo "que dignifica", y del calor bochornoso de las ciudades. Todo el que puede, o se aviene a pagar en cómodos plazos sus gastos extra de verano, se organiza para buscar un hueco en la playa, si no en Cancún, que sea Benidorm, el caso es pisar la playa, mojarse en el mar y volver a casa con la aparente satisfacción de haber disfrutado de unas vacaciones de ensueño. Soñar cuesta poco, pero cuesta, y los sueños sueños son.
También nos gusta soñar y esperamos que este verano, con la calma y la tranquilidad del non fare niente nos invadan docenas de sabinosos que todavía no han dado señales de vida y, sin embargo, sabemos que existen, que pagarían por saber que estamos aquí esperando que llamen a la puerta de este lugar dispuesto para ellos.
Que tengáis un buen verano y mejor regreso a casa.

Scila/