Hola sabinosos.
Me llamo Fede. Estuve en el Preventorio creo que el verano del
1.964. Tres meses. Vivía en Tetuán (Madrid), calle Huesca e iba al Colegio Nacional
Víctor Pradera.
Me acuerdo que iba a
pasar del cole de primaria al Instituto (de los pocos que pasábamos entonces, 5
de 40….el resto salía de la escuela a los 12/14 años) y mi madre acordó con el
maestro retrasar un año el paso al Instituto porque volvería en septiembre, con el
curso ya empezado. Creo que decían que valía la pena. Muchos recuerdos y
sensaciones de aquellos tres meses. Bastante pena (sólo en el autocar que salía de
Madrid, de la calle Fernando el Católico- creo- ya se me saltaban las
lágrimas).
Al llegar: uniforme y afeitado en la cabeza con mocheta en la frente.
Los “veteranos” nos cantaban: ”Novatos del pre, novatos del pre”… al tiempo
nosotros se la cantábamos a los que iban llegando. Ahora vivo en Vallecas, hace
20 años un vecino mío, me recordaba esa “canción” y lo mal que lo pasó. Se
suicidó a los dos años de charlar sobre estos recuerdos.
Recuerdo que había un servilletero que era el responsable de
repartir agua y no sé qué más en las
mesas del comedor. Recuerdo que la comida era asquerosa. A las “natillas” del
desayuno las llamábamos Serrín. Recuerdo rosario diario con sus letanías y todo por las tardes. Recuerdo que yo, me
meaba en la cama todos los días y para que no se notase, por la mañana, cuando
hacíamos la cama, yo lo tapaba todo bien
tapado. Un día que se meó el vecino, le pillaron y se reían de él, yo- cagado y
mezquino- también. Este vecino, el pobre – se llamaba Andrés- lo pasaba fatal.
Por las noches lloraba, creo que era huérfano, y decía: “Que estará haciendo
mi tía en este momento”, yo no sabía que decirle. Recuerdo que a otro vecino,
le llamaban el Profidén, porque se comía la pasta de dientes. Cantábamos por
las tardes en un pinar que había cerca de los pabellones, recuerdo la de “Un
flecha en un campamento, en la cama se meó...”, porque se dirigían a mi vecino
que se había meado una noche (yo miraba al cielo para que no me pillaran... tenía
el colchón empapado de tantos meados tapaditos).
Algún día íbamos a la playa. Nos ponían en fila. A toque de
silbato entrábamos al agua y a toque de silbato salíamos. Venía alguna monja a
estos eventos, creo.
Alguna vez vinieron mis padres de visita. Creo que no abría
la boca en todo el día. Me traían unas empanadillas riquísimas de cabello de
ángel. Dábamos un paseo. Años después creo que mi madre se arrepintió de haberme
mandado al Preventorio. Tremenda experiencia para un niño de 8 años, tres meses
en esa especie de campamento militar,
C.I.R.. Puede que haya generado algún tipo de defensa en mí. No lo sé. Lo que
sí sé, es que tengo un recuerdo que me hace revivir malos, muy malos
sentimientos.
Un domingo nos llevaron a ver al Gimnástica de Tarragona que
debía ser el equipo de fútbol de Tarragona (la bomba). Otro día recuerdo ir con mis padres de visita a Tarragona.
Un abrazo sabinosos/Fede.