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23/8/11

Pedro C., nuevo sabinoso



Damos la bienvenida a Pedro que, este caluroso agosto, nos visita por primera vez y nos deja su visión de la Sabinosa. Lástima que no pueda aportar imágenes. Un abrazo amigo. (Scila).





Ha sido una sorpresa muy agridulce descubrir tantos comentarios sobre el preventorio, donde estuve tres meses en el año 54 (con seis años de edad, ahora tengo 62). Aún arrastro el dolor y la tristeza que me causaron aquellas terribles vacaciones: falta de agua, gritos constantes, actitud cuartelera, censura de la correspondencia, palizas, comidas intragables con la amenaza de comerme los vómitos si no controlaba las náuseas (castigo que se cumplió en varias ocasiones)...Todo ello a manos de unas "señoritas" sobre cuyas cabezas espero que la vida haya hecho justicia. Desde luego, envidio a esos satisfechos sabinosos que comieron a placer y disfrutaron de la estancia, pero mi experiencia fue la opuesta. No tengo fotos, aunque conservo aquella bolsa marcada de tela oscura  en la que guardábamos nuestras pobres pertenencias; es como un fetiche morboso que me hace estar cerca de aquel niño asustado que cada noche, antes de dormirse, se desahogaba llorando en silencio. Un saludo.

Pedro C., nuevo sabinoso



Damos la bienvenida a Pedro que, este caluroso agosto, nos visita por primera vez y nos deja su visión de la Sabinosa. Lástima que no pueda aportar imágenes. Un abrazo amigo. (Scila).





Ha sido una sorpresa muy agridulce descubrir tantos comentarios sobre el preventorio, donde estuve tres meses en el año 54 (con seis años de edad, ahora tengo 62). Aún arrastro el dolor y la tristeza que me causaron aquellas terribles vacaciones: falta de agua, gritos constantes, actitud cuartelera, censura de la correspondencia, palizas, comidas intragables con la amenaza de comerme los vómitos si no controlaba las náuseas (castigo que se cumplió en varias ocasiones)...Todo ello a manos de unas "señoritas" sobre cuyas cabezas espero que la vida haya hecho justicia. Desde luego, envidio a esos satisfechos sabinosos que comieron a placer y disfrutaron de la estancia, pero mi experiencia fue la opuesta. No tengo fotos, aunque conservo aquella bolsa marcada de tela oscura  en la que guardábamos nuestras pobres pertenencias; es como un fetiche morboso que me hace estar cerca de aquel niño asustado que cada noche, antes de dormirse, se desahogaba llorando en silencio. Un saludo.

Pedro C., nuevo sabinoso



Damos la bienvenida a Pedro que, este caluroso agosto, nos visita por primera vez y nos deja su visión de la Sabinosa. Lástima que no pueda aportar imágenes. Un abrazo amigo. (Scila).





Ha sido una sorpresa muy agridulce descubrir tantos comentarios sobre el preventorio, donde estuve tres meses en el año 54 (con seis años de edad, ahora tengo 62). Aún arrastro el dolor y la tristeza que me causaron aquellas terribles vacaciones: falta de agua, gritos constantes, actitud cuartelera, censura de la correspondencia, palizas, comidas intragables con la amenaza de comerme los vómitos si no controlaba las náuseas (castigo que se cumplió en varias ocasiones)...Todo ello a manos de unas "señoritas" sobre cuyas cabezas espero que la vida haya hecho justicia. Desde luego, envidio a esos satisfechos sabinosos que comieron a placer y disfrutaron de la estancia, pero mi experiencia fue la opuesta. No tengo fotos, aunque conservo aquella bolsa marcada de tela oscura  en la que guardábamos nuestras pobres pertenencias; es como un fetiche morboso que me hace estar cerca de aquel niño asustado que cada noche, antes de dormirse, se desahogaba llorando en silencio. Un saludo.

2/4/11

Nuevo sabinoso, Enrique.

Ayer, primero de abril, nos visitaba un nuevo sabinoso mediante su presentación y el envío de dos fotografías. Particularmente me ha llamado la atención la camisa floreada de uno de los chavales de la foto, no recordaba que a nadie se le tolerase ir vestido sin el uniforme.
Bienvenido a este lugar de todos, ponte cómodo y tómate lo que quieras, invita la casa. Y si vas recordando cualquier cosa sobre tu estancia- y quieres contarnosla- te lo agradeceremos, que algunos comenzamos ya a recordar malamente aquellos días.
Un abrazo compañero/
Scila

Nuevo sabinoso, Enrique.

Ayer, primero de abril, nos visitaba un nuevo sabinoso mediante su presentación y el envío de dos fotografías. Particularmente me ha llamado la atención la camisa floreada de uno de los chavales de la foto, no recordaba que a nadie se le tolerase ir vestido sin el uniforme.
Bienvenido a este lugar de todos, ponte cómodo y tómate lo que quieras, invita la casa. Y si vas recordando cualquier cosa sobre tu estancia- y quieres contarnosla- te lo agradeceremos, que algunos comenzamos ya a recordar malamente aquellos días.
Un abrazo compañero/
Scila

Nuevo sabinoso, Enrique.

Ayer, primero de abril, nos visitaba un nuevo sabinoso mediante su presentación y el envío de dos fotografías. Particularmente me ha llamado la atención la camisa floreada de uno de los chavales de la foto, no recordaba que a nadie se le tolerase ir vestido sin el uniforme.
Bienvenido a este lugar de todos, ponte cómodo y tómate lo que quieras, invita la casa. Y si vas recordando cualquier cosa sobre tu estancia- y quieres contarnosla- te lo agradeceremos, que algunos comenzamos ya a recordar malamente aquellos días.
Un abrazo compañero/
Scila

Enrique

Hola Sabinosos, soy Enrique. Hace unos meses, navegando por la Red, encontré por azar el Blog de Scila y leyendo los testimonios de los que pasaron por el Preventorio, me invadieron los emocionados recuerdos. No he escrito antes porque no  encontraba unas fotos, testimonio de nuestro paso por aquel lugar, y que quería enviarlas para el archivo de Scila.
Yo también estuve allí en dos ocasiones, la primera vez fui con mi hermano Fernando. Creo que fue en el Verano de 1952 o 53, yo tenía ocho años, nos pusieron en el pabellón Central con la señorita María, de apellido Tutor o Tudor, no estoy seguro (está en la foto con nosotros. El niño del centro soy yo, mi hermano Fernando está a mi derecha y el otro, no sé cuál es su nombre). Recuerdo de María que el trato con los niños era bueno, yo diría que afectuoso, al menos con nosotros.
El año siguiente, volví al Preventorio, esta vez solo, también en Verano y estuve en otro pabellón con una cuidadora de la que no recuerdo el nombre y que tampoco nos trataba muy mal, no como otras que eran sádicas. A pesar de todo echaba mucho de menos a mi madre y lloraba por las noches. He leído lo que los compañeros han escrito y coincido en casi todas las opiniones y comentarios.


Era una vida "cuartelaria". Utilizaban  con los niños una autoridad cruel , intimidatoria y represiva.

 A pesar de todo, yo viví con cierto agrado y espíritu de aventura algunas cosas, como ver el mar, y  bañarme en el por primera vez, también los paseos por las tardes en el campo cercano y en la playa, (yo era un chico de Madrid, de Lavapiés, y lo mejor que conocía era el parque del Retiro). Los juegos con los compañeros, etc. También recuerdo la hoguera que hacían en la explanada el día de San Juan.
 En fin, ha sido un placer encontrar este lugar. Agradezco a Scila el esfuerzo e interés por permitirnos re-encontrarnos virtualmente en él.
Adjunto dos fotografías. ¿Alguien se reconoce? Yo soy el que está junto al de la camisa estampada.

Abrazos afectuosos de Enrique.

Enrique

Hola Sabinosos, soy Enrique. Hace unos meses, navegando por la Red, encontré por azar el Blog de Scila y leyendo los testimonios de los que pasaron por el Preventorio, me invadieron los emocionados recuerdos. No he escrito antes porque no  encontraba unas fotos, testimonio de nuestro paso por aquel lugar, y que quería enviarlas para el archivo de Scila.
Yo también estuve allí en dos ocasiones, la primera vez fui con mi hermano Fernando. Creo que fue en el Verano de 1952 o 53, yo tenía ocho años, nos pusieron en el pabellón Central con la señorita María, de apellido Tutor o Tudor, no estoy seguro (está en la foto con nosotros. El niño del centro soy yo, mi hermano Fernando está a mi derecha y el otro, no sé cuál es su nombre). Recuerdo de María que el trato con los niños era bueno, yo diría que afectuoso, al menos con nosotros.
El año siguiente, volví al Preventorio, esta vez solo, también en Verano y estuve en otro pabellón con una cuidadora de la que no recuerdo el nombre y que tampoco nos trataba muy mal, no como otras que eran sádicas. A pesar de todo echaba mucho de menos a mi madre y lloraba por las noches. He leído lo que los compañeros han escrito y coincido en casi todas las opiniones y comentarios.


Era una vida "cuartelaria". Utilizaban  con los niños una autoridad cruel , intimidatoria y represiva.

 A pesar de todo, yo viví con cierto agrado y espíritu de aventura algunas cosas, como ver el mar, y  bañarme en el por primera vez, también los paseos por las tardes en el campo cercano y en la playa, (yo era un chico de Madrid, de Lavapiés, y lo mejor que conocía era el parque del Retiro). Los juegos con los compañeros, etc. También recuerdo la hoguera que hacían en la explanada el día de San Juan.
 En fin, ha sido un placer encontrar este lugar. Agradezco a Scila el esfuerzo e interés por permitirnos re-encontrarnos virtualmente en él.
Adjunto dos fotografías. ¿Alguien se reconoce? Yo soy el que está junto al de la camisa estampada.

Abrazos afectuosos de Enrique.

Enrique

Hola Sabinosos, soy Enrique. Hace unos meses, navegando por la Red, encontré por azar el Blog de Scila y leyendo los testimonios de los que pasaron por el Preventorio, me invadieron los emocionados recuerdos. No he escrito antes porque no  encontraba unas fotos, testimonio de nuestro paso por aquel lugar, y que quería enviarlas para el archivo de Scila.
Yo también estuve allí en dos ocasiones, la primera vez fui con mi hermano Fernando. Creo que fue en el Verano de 1952 o 53, yo tenía ocho años, nos pusieron en el pabellón Central con la señorita María, de apellido Tutor o Tudor, no estoy seguro (está en la foto con nosotros. El niño del centro soy yo, mi hermano Fernando está a mi derecha y el otro, no sé cuál es su nombre). Recuerdo de María que el trato con los niños era bueno, yo diría que afectuoso, al menos con nosotros.
El año siguiente, volví al Preventorio, esta vez solo, también en Verano y estuve en otro pabellón con una cuidadora de la que no recuerdo el nombre y que tampoco nos trataba muy mal, no como otras que eran sádicas. A pesar de todo echaba mucho de menos a mi madre y lloraba por las noches. He leído lo que los compañeros han escrito y coincido en casi todas las opiniones y comentarios.


Era una vida "cuartelaria". Utilizaban  con los niños una autoridad cruel , intimidatoria y represiva.

 A pesar de todo, yo viví con cierto agrado y espíritu de aventura algunas cosas, como ver el mar, y  bañarme en el por primera vez, también los paseos por las tardes en el campo cercano y en la playa, (yo era un chico de Madrid, de Lavapiés, y lo mejor que conocía era el parque del Retiro). Los juegos con los compañeros, etc. También recuerdo la hoguera que hacían en la explanada el día de San Juan.
 En fin, ha sido un placer encontrar este lugar. Agradezco a Scila el esfuerzo e interés por permitirnos re-encontrarnos virtualmente en él.
Adjunto dos fotografías. ¿Alguien se reconoce? Yo soy el que está junto al de la camisa estampada.

Abrazos afectuosos de Enrique.

26/1/11

LOS JUEGOS, bis






Me viene a la memoria, ahora que Miguel Ángel sacó del cajón del olvido el tema de la taba que, hace años, intentando reconstruir los recuerdos de este juego tan nuestro, me encontré con la sorpresa de que hay quien afirma que es un juego criollo, de especial arraigo y de origen argentino- como no-, pero lo mismo afirman los aragoneses, y hasta en México se utilizan para juegos clandestinos en los que las tabas son "lastradas", o "cargadas", es decir que, bajo las cubiertas metálicas que colocan en lo que llamábamos "rey" y "sota"- con la finalidad de evitar el desgaste por el uso- colocaban pequeños pesos para trucarlas.
Pues bien nadie de todos ellos tiene razón: el juego de la taba ya era muy común entre los chavales de la familias patricias, a comienzos de la Era Flavia, 70 años d.c., en los albores del impero romano.