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26/12/08

Lorenzo también pasó por allí







No se por qué razón, pero desde hace un par de días no paro de pensar en La Sabinosa, al dar con este blog me han invadido las sensaciones que recuerdo de aquel lugar, esa injusta condena dificíl de explicar, tal vez sea el momento de sacarlo fuera.

Siempre he dicho que prefiero tres años de "mili" de la de los ´70 que tres meses de preventorio. Sólo me quedan tres buenos recuerdos; algunos amigos, el chocolate, y el sabor de un bocadillo de pimientos fritos que les sacamos a unos turistas a través de una valla, en una tarde que nos escapamos de la siesta. 

Ciertamente es dificil de recordar. Si no me fallan los cálculos estuve en 1964 y 1965 (demasiado).

El primero por la izquierda Lorenzo, a su lado Pedro, el hermano.

15/12/08

Tomás estuvo allí

Me llamo Tomás y yo también estuve allí. Recuerdo que me enviaron al Preventorio en el Julio de 1965, tenía entonces 7 años. He leído el recorte de la Vanguardia de julio 1.965, y yo era uno de aquellos 50 niños. Mis recuerdos de mi estancia allí son horrorosos, y la recuerdo como una de las peores vivencias, no solo de mi niñez, sino de mi vida. 
Era muy pequeño y recuerdo pocas cosas, pero si recuerdo que la Srta. que “nos cuidaba” se llamaba Fermina y la llamábamos "Srta. Fermin". 
También recuerdo que cantabamos una canción que decía: "Ha venido Franco, ha tirado un cohete y a la Srta Fermin le ha dado en todo el chochete, que  tururú, que  tururú……".

Yo estaba en el Pabellon B que, creo, era el único al que se accedía subiendo unas escaleras, ya que a los demás, sin no recuerdo mal, entrabas directamente desde el patio y no había escaleras. La Srta. Fermin nos obligaba a dormir mirando hacia nuestro lado d
erecho, es decir, hacia el lado contrario de su dormitorio que se encontraba en la entrada del pabellón.             


Me acuerdo que una noche, mi compañero de la cama contigua, al que le llamaba Amador porque se parecía mucho a un chico de mi barrio que se llamaba así, me estaba dando golpecitos por la espalda y al volverme hacia él, vi horrorizado que la cuidadora, la Srta. Fermin, estaba allí de pié vigilándonos. No tardó en dirigirse hacía mí, se quitó la alpargata y me pegó una buena paliza con ella, golpeándome por todo el cuerpo, de tal forma que terminé sangrando por la nariz.
También recuerdo que, antes de salir de Madrid, me hice amigo de u
n chico que creo era de Segovia, o de Ávila, y tenía una pequeña cojera. Estuvimos muy unidos en los tres meses que allí permanecimos y me encantaría volver a contactar con él si llega a leer esto.
Mi hermana, enferma y hospitalizada en un sanatorio en San Rafael (Segovia), me envió por carta 25 pesetas de aquellas de billete, y así me lo decía en la misma, pero estas no se encontraban dentro del sobre que ya se habían encargado antes de abrir las cuidadoras.
Cuando estuve allí, a los novatos (creo que cada quince días llegaban nuevos grupos) les cantábamos "la made del PRE, la made del PRE", moviendo las manos hacia nuestro lado derecho, de arriba abajo, como si fuera una especie de danza.
Es curioso, pero siendo tan pequeño y en solo tres meses (fueron una eternidad), me acostumbré a sobrevivir en un ambiente sumamente hostil y horroroso para cualquier persona y más para un niño. Respecto a la comida, solo recuerdo los platos de sémola que nos daban casi todos los días. Por último, os envío dos fotografías, en una estoy con todo el grupo y en la otra con la Srta. Fermin en la famosa roca.
Ag
radezco a Scila la iniciativa de crear esta página en la que podemos dar a conocer a la gente lo que ocur
rió en ese lugar siniestro. Un abrazo muy fuerte para todos los que allí estuvimos. Tomás.

6/12/08

Los anónimos

Hemos dejado abierta la posibilidad de escribir un comentario en esta página a todo el mundo que desee hacerlo, sin necesidad de registrase, como hacen la mayoría de las webs. No obstante se hace imprescindible contar al menos con un correo, un email, que aún manteniendo ese anonimato nos permita responder cuando el caso lo requiera, lo que no es posible admitirlos es en los casos en que no se deja ni siquiera ese mínimo dato.
Rogamos por tanto a cualquier comunicante que nos deje su e-mail, su anonimato no sufrirá menoscabo por ello. 
Saludos y Felices Fiestas a todo el mundo.

1/12/08

Titular de Prensa

Remitido:

Gracias por hacer mención a mi "aportación" como "vecino". Únicamente puedo ofrecer mi ayuda por si alguno de ustedes, de vosotros, requerís de mi condición de Tarraconense para poder contactar con la Diputación por si alquien desea realizar alguna "visita" a lo que queda de ese lugar. 
Te adjunto en un archivo escaneado, aunque ya los debes de tener, un apunte en La Vanguardia sobre el tema. Saludos.
Gracias de nuevo por tu aportación- el adjunto recorte de La Vanguardia Española- que, en su edición del día 9 de Julio de 1965, publicaba este artículo que viene a aclarar dudas obre la "función" social, o represora, de La Sabinosa.
Aquí se habla de niños "convivientes" con enfermos de Tuberculosis en origen. Porque más allá de toda duda es evidente que los internos estábamos sanos y no fuimos tratados, médicamente, de nada. Respecto a las visitas, creo que todos las hemos realizado en distintas ocasiones y en el estado actual de ruina es peligroso aventurarse en el interior. Pero ahí queda tu ofrecimiento por si alguien quiere hacerlo.

Un cordial saludo/Scila.

30/11/08

Los vecinos

Hemos de agradecer el comentario de nuestro anónimo comunicante en el que insiste en aclarar que los vecinos del Preventorio (las escasas viviendas cercanas) desconocían el trato que recibíamos los internos. Por supuesto que entendemos, al menos a título personal, ese desconocimiento, como hemos afirmado en distintas intervenciones, las cuidadoras cambiaban de actitud si alguien ajeno a la Sabinosa se acercaba donde estábamos. Dejaban las palas y los gritos para hablar de los "pobres niños que les enviaban muertos de hambre y enfermedades desde Madrid" para ser cuidados.
Ni siquiera se nos ocurre pensar que eran tan crueles con los críos por ser catalanas (la mayoría), simplemente, en este tipo de establecimientos cuando no hay el debido control o sensibilidad hacia los niños, suelen generarse este tipo de mal trato, sea donde fuere, el ser humano es así, a veces.
Una vez más agradecemos su mensaje a nuestro "vecino" de antaño.


Scila/

14/10/08

El grupo de Eduardo


Eduardo nos remite esta foto en la que podemos ver a un numeroso grupo de ex compañeros, de los miles que pasaron por La Sabinosa.
Sería estupendo que alguien, al ver esta foto, se reconociese y nos lo hiciese saber, estamos interesados en encontrar nuevos compañeros.


Scila/

25/9/08

Eduardo: Mi aportación

Eduardo y Lolo 1961

Para mí, fue una aventura, pero ahora con el tiempo siento que me ha ayudado a entender mejor al hombre en su faceta más humana, fue toda una experiencia. Me apunté con mi amigo Lolo porque nos decían en el colegio que lo pasaban pipa, teníamos 12 años. Pero también me acuerdo lo mal que lo pasaban algunos, sobre todo los más pequeños, hasta el punto de sentír la obligación de protegerles. 
Recuerdo en las primeras noches los gemidos de diferentes compañeros en la sala dormitorio. Algunos, los pobres, venían desnutridos de sus casas y al mes de estancai ya no había quien los tosiera.
Recuerdo la hilera de grifos con pileta, de agua de mar desalada (que no duchas) en la que íbamos metiendo partes del cuerpo para lavarnos, el agua jabonosa derramada hacía que nos diéramos buenas costaladas, pero al final el humor de los niños convertía el baño en pistas deslizantes, en pelota picada (sin tabla de surf que no se había inventado).
Eso sí, al final reprimido a hostias por la "señorita". ¡Jamás (a mis 60 años) he visto unas mujeres más crueles y con menos sentido maternal!
Después del "baño" de las 6 de la mañana tocaba gimnasia. Todos los pabellones desfilábamos en formación, nos reunían en la explanada central. El temido Instructor nos daba órdenes de viva voz y sin micrófono. Recuerdo que gritaba:
-¡Fiiir-més! ¡Míralos, como un libro, catacataclás! ¡Quiero un sólo golpe, al unísono!
En días festivos antes del desayuno nos llevaban (siempre en formación) a la capilla, recuerdo estar oyendo misa y ver caer compañeros, lo cual comenté a mi amigo- porque me hacía gracia- pero no me hizo tanta cuando desperté tendido en el poyete de ladrillo, fuera de la capilla, y con ganas de vomitar. También yo sucumbí.
No sé cuántos baños en el mar me dí, 3 o 4 en tres meses, nunca nos tocaba. Recuerdo cuando volvíamos de la playa, llenos de arena hasta las cejas, en dirección al comedor y, al pasar por el pabellón central y en la parte de atrás, había unas fuentes que decían que era agua de Madrid. Salían corriendo de la formación los compañeros para beber durante el tiempo que tardara la "señorita" en llegar a los grifos y sacarles a hostias. Sólo daban un vaso de agua por chaval en la comida, y además salada. 

Obligaban a comer a los inapetentes, recuerdo una especie de patatas guisadas con una capa de clara cruda de huevo por encima con trazas de yema, y por supuesto sin carne. Creo que la llamaban "la bomba", para acabar antes el plato, sin que nos viera "la señorita", echábamos cucharadas del emplasto aquel entre las comisuras de las columnas y la encimera de mármol de la mesa.
Cuando llegábamos al pabellón para dormir la siesta obligada (por supuesto) y fingiendo estar dormido porque si no había hostias. Los que padecíamos sed encontramos un truco para paliarla que consistía en echar pasta dentífrica en el vaso de agua desalada.
En el tiempo de ocio nos jugábamos los tebeos y la cera roja del queso de bola del desayuno a las tabas, y dándoles la vuelta de una palmada a los cromos, o haciendo collares con pequeñas caracolas de recuerdo para la familia. En la última noche, al día siguiente volvíamos a Madrid, hicimos los calzoncillos tiras, incluso estando amenazados de retenernos más tiempo por no entregar la ropa.
Compañeros, creo que con nuestro aporte sobran argumento para hacer una película. Esto fue, creo, el verano 1.961.



11/8/08

Volveremos



Las vacaciones estivales nos apartarán temporalmente de nuestra tarea de encontrar a nuevos compañeros pero seguiremos tan pronto se produzca al regreso, quien sabe, quizás al regreso encontremos nuevos contactos gracias al ocio. Que lo paséis pipa y nos lo contéis luego.

Scila/

2/8/08

Bienvenido a bordo

Es para todos nosotros motivo de alegría reencontrar a un nuevo compañero de La Sabinosa. Cada nueva incorporación viene a reafirmar nuestros recuerdos, tan difíciles de aceptar por quienes no pasaron por aquel "preventorio", tan difíciles de hacer creer a nuestras propias familias que ignoraban donde nos enviaban. 
Bienvenido al club Armando, nos sería de gran utilidad que pudieses encontrar al menos una fotografía con tus compañeros de expedición, o de pabellón, saber el nombre de la cuidadora que te tocó en suerte, nombres de compañeros..., etc. Bienvenido.
Scila/

Un nuevo compañero

Estimados amigos de La Sabinosa:
Quisiera agradecer de corazón a las personas que han tenido la iniciativa de hacer volver con comentarios e imágenes, tantos recuerdos de tantos niños, porque viendo esto siempre seremos los niños de los tiempos difíciles de la posguerra.
Una amiga de mi madre, convenció a la mía de llevarme con su hijo de Colonias a Tarragona. Recuerdo los preparativos de vacunas, etc. En la calle Bailén de Madrid y en Plaza de España, que creo era el centro donde estaba el Patronato Antituberculoso que concentraba las expediciones. (con su logotipo de la cruz con dos barras horizontales).

Mis experiencias, grabadas para toda mi vida empiezan con el viaje y despedida de familiares en Atocha, el uniforme beige exclusivo de viaje, pues nada más llegar nos lo cambiaron por otro con parches zurcidos, y la bolsita de comida para el tren. Al llegar, formación en el patio principal para comprobación de que estábamos todos.
Una fila de niños renegridos y con la cabeza rapada a trasquilones, en fila de a dos, y nos dan la bienvenida con unos gritos ininteligibles, (luego supimos lo de “tres días pá la vía y lo de: “los más vete d’lpreve”, porque acabaríamos como ellos, desquiciados del todo, pensando cómo escapar de allí y regresar con nuestras familias.
Cuando cuento esto a mis hijas, mi mujer, hermanos y demás familia, no se lo creen. Por enumerar algo, ahí va una lista de incongruencias, malignas y despiadadas para con los niños:

-Sólo nos daban dos dedos de agua en la comida. (y bastante salada).
-La comida se componía de una sémola salada en forma de puré y de un empedrado de judías, patatas y arroz. (incomestible para los críos).
-Había cerca del comedor un campo de fútbol precioso que sólo era de adorno, (jamás lo pisamos).
-Teníamos que caminar cogidos de la mano y en fila de a dos obligatoriamente.
-Pasábamos la mayoría del día sentados, lanzando piedras y recogiéndolas con la mano. (terminamos siendo unos maestros en este arte).
-Nos hacían levantarnos, a golpe de silbato de hierro en la cabeza, para hacer pis en la madrugada, (un despertar de pánico para un niño).
-Todos los días se rezaba el rosario, pero nada de juegos infantiles, ni clases de nada, ni nada de nada. Sentados todo el día matando moscas, o hilando caracolitas para llevar un collar a nuestra madre.
-Las cartas enviadas y recibidas eran leídas por las brujas de las señoritas.
En una ocasión, un niño que ponía a sus padres, que le habían roto los tebeos, se la hicieron rehacer omitiéndolo. Luego, esos trocitos de tebeos, es lo que nos daban para ir al servicio, de dos en dos y un minuto por pareja de niños. Cualquier cosa que se recuerde, escapa a la razón.
Recuerdo un día, de los pocos que fuimos a la playa, estando jugando con otro niño en la orilla, el animal del Sr. Instructor, entendiendo que estábamos peleando, me cogió de la mano y adentrándome en el mar, me hizo tragar agua hasta decir basta. Vomité y me puse malo durante unos días.
Recuerdo los pabellones, la lavandería donde colgaba un hierro que hacían sonar cada mañana para despertarnos, y el tren, que pasaba al lado de mi pabellón y nos hacía soñar con la ansiada vía que nos devolvería a Madrid.
Me ha encantado ver las fotos que algunos compañeros han enviado con instantáneas de la “vida” en el Preventorio. Yo lo único que conservo es una carta que recibí de un hermano mayor. La dirección era:
La Sabinosa, Grupo 9º Tarragona, y la fecha de la carta: julio del 57. Yo tenía diez añitos.
Saludos: Armando