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11/11/07

Hacia La Sabinosa - I











(Resumen)
...cuando el tren salió de la estación me deslumbró el sol y, al tiempo, borró mi repentina congoja como si la luz intensa hubiese lavado los oscuros pensamientos. Estaba rodeado por tres decenas de chavales más o menos de mi edad, siete en cada asiento, ninguno permanecía sentado. Pronto el guirigay que provocaban hizo imposible entenderse, ni a gritos. Me sorprendí a mí mismo gritando, saltando, gesticulando; perdido el control, perdido el miedo a ser sorprendido por él haciendo algo indebido, sin preocuparme de las consecuencias.
Descubrí de repente, por primera vez en mi vida, la felicidad. Era muy, muy feliz. No podía verme, pero sonreía de oreja a oreja. Ignoraba qué clase de milagro se había producido, pero el padre me había metido en un tren que me alejaba cada vez más, de él, y de sus palizas...
Scila/

10/11/07

La Sabinosa: mi punto de vista

A finales de los años cincuenta tuve la oportunidad de "disfrutar" de una estancia- para mí interminable- en un lugar que debió ser paradisíaco por su emplazamiento pero que se tornó en un recuerdo imborrable de malos tratos, físicos y psíquicos.
Se trata de un istmo enmarcado por dos maravillosas playas, La Rabassada al Sur y la Playa Larga al Norte, sobre el que se construyó a primeros del pasado siglo XX (1928 aproximadamente), un complejo cuyo destino desconozco pero que en los años cincuenta, y posteriores, se utilizó como lugar de internamiento de niños de entre seis y los doce años.
La mayoría  proveníamos de los barrios suburbanos del Madrid de la postguerra, el motivo de desplazarnos, supongo,  sería mantenernos fuera de basureros y calles, donde nos "educábamos" para el futuro, durante una temporada. Si bien es cierto que hubieron grupos de chicos de otras ciudades como Valencia, Logroño, etc.
Nos encontramos con comidas incomestibles, unas cuidadoras maltratadoras hasta límites que hoy se considerarían delictivos, y durante los meses de estancia no hacíamos nada, no hubo escuela... nada. Salir de paseo al monte, o a la playa consistía en, "sobre el propio terreno", meter la cabeza entre las rodillas- so pena de ser golpeado con la pala de madera en la palma de la mano o en las uñas, o con el silbato metálico en la cabeza-, y esperar a la hora de formar para regresar al Preventorio.

Hasta aquí una parte de mis recuerdos. Jamás he tenido hasta hoy la oportunidad de encontrarme con algún compañero de aquella época, si bien a través de Internet he contactado con algunos que estuvieron en fechas distintas y, que tienen recuerdos parecidos o diferentes. Este Blog pretende ser un punto de reunión de cuantos hayan pasado por aquel "penal" infantil para reencontrarnos y compartir recuerdos parecidos, o tal vez diferentes.


Scila/ 
Valencia 2007
 
Un afectuoso saludo, sabinosos/Scila