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18/9/11

Bienvenido, Roger

De  nuevo nos sorprende gratamente la aparición de un nuevo sabinoso, un compañero más que, gota a gota, van llenando este espacio con sus comentarios, su fotografía en el Preventorio y sus recuerdos- a veces contradictorios- pero en general vienen a redundar en lugares comunes, en la constatación de que las pedillas de muchos no son un mal sueño, son la realidad de unas vivencias magnificadas seguramente por la edad tan temprana en la que nos tocó vivirlas. No todo fue malo, cierto, pero lo malo debió serlo mucho cuando predomina en el recuerdo de todos, y sabemos que el ser humano tiende a recordar más bien lo bueno y a olvidarse de lo malo.
Repito, bienvenido a esta tu casa Roger, visitanos siempre que quieras, ya eres de la familia, la familia de los sabinosos.
Un fuerte abrazo, amigo.
Scila

16/9/11

Los recuerdos de Tarragona en La Sabinosa (Roger)



Por el año 1960/61, no recuerdo bien la fecha, me fui a unas colonias en Tarragona, fui para tres meses y me quedé seis, cuando volví empezaban las Navidades en La Plaza de Olavide, con sus villancicos, y recogida de alimentos para los pobres de África. Tarragona la verdad es que fue un suplicio, de allí tengo vagos recuerdos buenos y malos, empiezo por 
“MALOS RECUERDOS“:


La comida era mala y nos obligaban a comer todo, yo recuerdo que al comer ensalada con tomate y cebolla no me gustaba y la escondía debajo de la mesa en huecos que había, me descubrieron y me hicieron comer lo que escondí, ahora sé que si devolvíamos la comida nos obligaban a comérnosla en el plato, desde entonces no he podido ni siquiera verla en el mismo plato para comer otros alimentos, del asco que me da las ensaladas. Por las noches había un guarda que en ocasiones, para que nadie se escapase del centro, nos metían miedo, recuerdo de varios casos que amanecieron con arañazos en los brazos, y era que se disfrazaba de brujo y nos metían miedo. Yo también era de los meones, pero no recuerdo los malos tratos, los chicos más mayores, algunos, intentaban escapar por la vía del tren dirección a Madrid pero al cabo de un día los cogía la guardia civil y los regresaban al centro, la disciplina era muy dura.
La familia enviaba en ocasiones paquetes que los fines de semana nos los dejaban para coger algún caramelo y, con las mismas, nos los quitaban para guardarlos en una taquilla. Fabricábamos una pipa con trozos de caña y metíamos dentro la pasta de dientes no sé si para fingir que fumábamos o para matar el hambre con la pasta dental. Los malos recuerdos,  yo no sé, si se me borraron de la mente, pues he leído en un blog de Intenert muchos de los casos que hubo allí y es vergonzoso lo que nos hacían. 


“BUENOS RECUERDOS”:
 Soñaba que debajo de la cama tenia una baldosa, la levantaba y por unas escaleras bajaba a mi barrio, en Madrid con mis amigos. En algunas ocasiones fuimos de excursión, el circo Romano y al Castillo que hay en Tarragona, al campo de fútbol, jugaban el Tarragona y el Español. En la playa no estuvimos muchas veces, pero es cierto que nos enseñaron a hacer, con conchas y caracolas, regalos para nuestra familia. La canción que cantábamos era a los novatos del PREN moviendo las manos en paralelo pegadas las palmas y boca abajo y de arriba a bajo, también recuerdo, lo que hacíamos cuando salíamos del Centro era coger algarrobas y nos las comíamos pues estaban muy ricas y dulces, había mucho de estos árboles por la zona. Algunos chicos cogían del suelo enterrado plantas que parecían cebolletas pequeñas y se las comían. También recuerdo coger luciérnagas que por la noche iluminaban en la mano. Un día se fue la luz por la tarde y no pudieron preparar la cena, nos dieron pan con queso de bola eso, fue algo extraordinario. 
El último día de estancia, antes de partir para Madrid, nos dieron de cena coliflor cocida, la peste era inaguantable, hicieron una excepción: el que no quisiera cenar que no lo hiciera, “nadie cenó”. Desde entonces no puedo soportar el olor a coliflor. También tengo un vago recuerdo de que yo estaba en el pabellón principal, había que subir escaleras, donde estaba la Iglesia. Creoro recordar a dos guardias civiles de tricornio que se apostaban con sacos de arena y una ametralladora, que instalaban todas las noches. Debía ser para tener la zona vigilada, la verdad nunca he entendido tal motivo. De las señoritas que cuidaban de nosotros no recuerdo ningún nombre, sólo recuerdo a una que era rubia, y muy guapa, pero no sé si es la que hay en una foto puesta en Internet. Quiero recordar a otra morena de pelo rizado, fea y con gafas que era bastante seca y mala.
La única foto que tengo la envio para ver si hay alguien que se reconozca, yo soy el segundo de la derecha. En el año 1995 estuve en Semana Santa en Salou y busqué el Centro que ya estaba totalmente destruido, como se ve en las fotos, nos dijeron que pertenecía a la Diputación, la verdad es que he estado intentado buscar algo o algún escrito de todo esto y nunca había encontrado nada, hasta que el otro día entré en Internet me dió por poner el nombre de “ Pueblo o Playa de Sabinosa y, apareció lo que tantos años estuve buscando”.
Es increíble que cuando alguna circunstancia importante te marca en la mente, como puedes llegar a recordar ciertos sitios, pues yo cogí la carretera paralela a la vía del tren y di sin ningún problema con el centro ahora tengo 59/60 años.
Espero que algún compañero podamos contactar, también es cierto que conozco de un caso y me comentó que a él le dejó una huella muy mala, pues parece ser que era demasiado pequeño y  hoy todavía le cuesta trabajo hablar de aquello, no es de extrañar.


Roger

23/8/11

Pedro C., nuevo sabinoso



Damos la bienvenida a Pedro que, este caluroso agosto, nos visita por primera vez y nos deja su visión de la Sabinosa. Lástima que no pueda aportar imágenes. Un abrazo amigo. (Scila).





Ha sido una sorpresa muy agridulce descubrir tantos comentarios sobre el preventorio, donde estuve tres meses en el año 54 (con seis años de edad, ahora tengo 62). Aún arrastro el dolor y la tristeza que me causaron aquellas terribles vacaciones: falta de agua, gritos constantes, actitud cuartelera, censura de la correspondencia, palizas, comidas intragables con la amenaza de comerme los vómitos si no controlaba las náuseas (castigo que se cumplió en varias ocasiones)...Todo ello a manos de unas "señoritas" sobre cuyas cabezas espero que la vida haya hecho justicia. Desde luego, envidio a esos satisfechos sabinosos que comieron a placer y disfrutaron de la estancia, pero mi experiencia fue la opuesta. No tengo fotos, aunque conservo aquella bolsa marcada de tela oscura  en la que guardábamos nuestras pobres pertenencias; es como un fetiche morboso que me hace estar cerca de aquel niño asustado que cada noche, antes de dormirse, se desahogaba llorando en silencio. Un saludo.

2/4/11

Nuevo sabinoso, Enrique.

Ayer, primero de abril, nos visitaba un nuevo sabinoso mediante su presentación y el envío de dos fotografías. Particularmente me ha llamado la atención la camisa floreada de uno de los chavales de la foto, no recordaba que a nadie se le tolerase ir vestido sin el uniforme.
Bienvenido a este lugar de todos, ponte cómodo y tómate lo que quieras, invita la casa. Y si vas recordando cualquier cosa sobre tu estancia- y quieres contarnosla- te lo agradeceremos, que algunos comenzamos ya a recordar malamente aquellos días.
Un abrazo compañero/
Scila

Enrique

Hola Sabinosos, soy Enrique. Hace unos meses, navegando por la Red, encontré por azar el Blog de Scila y leyendo los testimonios de los que pasaron por el Preventorio, me invadieron los emocionados recuerdos. No he escrito antes porque no  encontraba unas fotos, testimonio de nuestro paso por aquel lugar, y que quería enviarlas para el archivo de Scila.
Yo también estuve allí en dos ocasiones, la primera vez fui con mi hermano Fernando. Creo que fue en el Verano de 1952 o 53, yo tenía ocho años, nos pusieron en el pabellón Central con la señorita María, de apellido Tutor o Tudor, no estoy seguro (está en la foto con nosotros. El niño del centro soy yo, mi hermano Fernando está a mi derecha y el otro, no sé cuál es su nombre). Recuerdo de María que el trato con los niños era bueno, yo diría que afectuoso, al menos con nosotros.
El año siguiente, volví al Preventorio, esta vez solo, también en Verano y estuve en otro pabellón con una cuidadora de la que no recuerdo el nombre y que tampoco nos trataba muy mal, no como otras que eran sádicas. A pesar de todo echaba mucho de menos a mi madre y lloraba por las noches. He leído lo que los compañeros han escrito y coincido en casi todas las opiniones y comentarios.


Era una vida "cuartelaria". Utilizaban  con los niños una autoridad cruel , intimidatoria y represiva.

 A pesar de todo, yo viví con cierto agrado y espíritu de aventura algunas cosas, como ver el mar, y  bañarme en el por primera vez, también los paseos por las tardes en el campo cercano y en la playa, (yo era un chico de Madrid, de Lavapiés, y lo mejor que conocía era el parque del Retiro). Los juegos con los compañeros, etc. También recuerdo la hoguera que hacían en la explanada el día de San Juan.
 En fin, ha sido un placer encontrar este lugar. Agradezco a Scila el esfuerzo e interés por permitirnos re-encontrarnos virtualmente en él.
Adjunto dos fotografías. ¿Alguien se reconoce? Yo soy el que está junto al de la camisa estampada.

Abrazos afectuosos de Enrique.

26/1/11

LOS JUEGOS, bis






Me viene a la memoria, ahora que Miguel Ángel sacó del cajón del olvido el tema de la taba que, hace años, intentando reconstruir los recuerdos de este juego tan nuestro, me encontré con la sorpresa de que hay quien afirma que es un juego criollo, de especial arraigo y de origen argentino- como no-, pero lo mismo afirman los aragoneses, y hasta en México se utilizan para juegos clandestinos en los que las tabas son "lastradas", o "cargadas", es decir que, bajo las cubiertas metálicas que colocan en lo que llamábamos "rey" y "sota"- con la finalidad de evitar el desgaste por el uso- colocaban pequeños pesos para trucarlas.
Pues bien nadie de todos ellos tiene razón: el juego de la taba ya era muy común entre los chavales de la familias patricias, a comienzos de la Era Flavia, 70 años d.c., en los albores del impero romano.

Los juegos sabinosos

Miguel Ángel nos describe a continuación como recuerda él alguno de los juegos en la Sabinosa.

No recuerdo ningún juego en especial, a excepción de los dos que voy a describir : La Palma y las Tabas.

"La palma" era uno de los mas comúnes entre los chicos de esa época, además de las chapas, a las que no recuerdo que jugáramos allí. El juego de la palma, es mas difícil de describir que de entender cuando se mira. Se trataba de apostar cromos en cada jugada, los más socorridos eran los de la Tómbola Diocesana de la Vivienda, que eran unos boletitos que se vendían en dicha tómbola durante los meses de verano en cualquier ciudad, de un tamaño algo mayor que un sello de correos, aproximadamente como un negativo fotográfico 24 por 36 m.m. 
En el anverso se veía una fotografía de alguna ciudad o curiosidad del mundo, eso si, en color, y en el reverso un anuncio publicitario, y si tenías suerte un número que, popularmente, se denominaba opción para participar en algún sorteo, de una nevera (de hielo) o hasta un Seat 600. Era dificilísimo que directamente te tocase algo, como una muñeca o un balón de reglamento.

Cada jugador ponía un cromo con la foto hacia arriba, sobre los de los demás, en el suelo o una superficie lisa, y dando un golpe de ventosa con la mano abierta, y los dedos juntos, se trataba de darles la vuelta; La técnica variaba, desde lanzar la mano desde el eje longitudinal, o transversal, los que conseguías dar la vuelta, te los llevabas.

El peor delito era hacer "mangui", o ser acusado de "fingar" o "mangar" (llevarse en la manga, vulgo, robar) eso se hacía tratando enganchar con el pliegue del pulgar, una punta doblada de un cromo. La bronca y la consiguiente pelea estaba servida. También se discutía si tus cromos eran mas nuevos que los de los rivales, con lo que tu pérdida, con relación al otro, era mayor.

Otro de los juegos mas comúnes, fue el las tabas, probablemente uno de los más antiguos de la humanidad, originalmente usábamos tabas, esto es la rótula de un animal pequeño, supongo que un cordero o similar, si mal no recuerdo según la posición en que caía cada uno de las cinco tabas con las que se jugaba, podía ser hoyos, reyes, tripas y lisos, si estoy equivocado corregidme; lisos era la parte convexa del hueso, tripas la contraria, y los laterales, reyes y tripas. 
Se trataba de soltar las tabas sobre el suelo, si por ejemplo, habían caído tres con lisos en la parte superior, debías en tiradas sucesivas tratar de que las dos restantes cayeran con la misma posición, se debían cumplir todas las figuras. También aquí nos jugábamos cromos, canicas, o hasta las mismas tabas. Siempre jugué con huesos auténticos, a mediados de los sesenta, apareció el plástico, pero botaban demasiado, pesaban poco y no tenían la dureza de un hueso auténtico.






24/12/10

Felicitación de Miguel Angel.

Hola a todos :
              
No sabéis cuanto significa para mí encontrar esta ventanita de una infancia que ahora sentimos como un sueño. Os deseo la mayor felicidad esta Navidad, y para los años que vengan, que los vivamos con la misma vitalidad con la que salpicamos el mare nostrum.

Abrazos de Miguel Angel.

20/12/10

Felicitaciones de Miguel P.


















Hola sabinosos, os deseo una Navidad plena de amor y risas, animaos a escribir aquí. 
Un saludo para todos.

Miguel.

Felicitaciones

Aquí os dejo los materiales para crear vuestra tarjeta de felicitación. Conectar los altavoces y, pinchando con el ratón, podréis crearla. Muchas felicidades y mis mejores deseos para el Nuevo Año a todos los sabinosos, y a sus familares.

http://ak.imgag.com/imgag/product/preview/flash/bws8Shell_fps24.swf?ihost=http://ak.imgag.com/imgag&brandldrPath=/product/full/el/&cardNum=/product/full/ap/3166187/graphic1

19/12/10

Miguel (II parte)


Cuando bajábamos a la playa, íbamos en filas de a dos, los cabezas siempre delante: Un compañero y yo, que éramos los mas bajitos del pabellón. En la playa jugábamos en la arena, hacíamos castillos, pero no recuerdo que tuviéramos una pelota con la que jugar, lo máximo era "calar  agua". Es decir, hacer el pozo tan profundo que llegáramos a alumbrarla, hay que tener en cuenta que no podíamos acercarnos a la orilla, por lo que el pozo solía ser tan profundo como nuestro brazo. Así seguíamos hasta que alguien gritaba señalando al alto del cerro, por donde asomaba el Sr Instructor; le veíamos bajar alborozados, porque hasta que no llegara él, no se autorizaba el baño. Le recuerdo con pantalón y camisa blanca, gafas oscuras y paso decidido, llevaba siempre colgando un silbato. Al llegar nos formaba con autoridad militar, nos alineábamos, y tras hacer algunos ejercicios mitad gimnasia, mitad instrucción, formados en pelotón y a un golpe de silbato, echábamos a correr gritando al agua, allí permanecíamos jugando con las olas:  
-¡Señorita!¡Señorita!¡Mire como buceo! 
Algunas entraban en el agua para controlar los juegos y que no nos metiéramos demasiado. A un toque de silbato, que siempre se antojaba prematuro, teníamos que salir corriendo a formar de nuevo en la arena. No recuerdo que pudiéramos beber en todo ese tiempo, con lo que al llegar al comedor de lo que si me acuerdo muy bien, es de la velocidad con la que vaciábamos los vasos de agua cuando nos servían. Todos gritábamos a la vez para que nos trajeran el agua y nos sirvieran: 
-¡Aquí Señorita!¡Aquí! 
Yo siempre iba temblando al comedor pensando: 
-¡Dios mío que haya una comida que me guste!  
A los que comíamos peor, nos sentaban en la misma mesa, y nos metían la comida hasta por las orejas. Buena parte de las veces, acababa vomitando sobre el mismo plato, no se si por lo repugnante del rancho, o por las maneras rudas y amenazas con las que nos lo hacían comer. Por este motivo, a mi me sentaron muy cerca de una salida con la puerta abierta al exterior, a un par de pasos tan solo, para que me diera tiempo a soltar mi carga, yo no hacía mas que mirar al exterior donde daba el sol, pensando en escapar de aquella tortura.

18/12/10

Suma y sigue

Hoy se incorpora a nuestra crónica por entregas el testimonio de Miguel Ángel, lástima que según nos dice no conserve ninguna fotografía de su paso por el Preventorio, esas fotos son nuestra mejor herramienta para intentar reconocernos junto a los compañeros que compartieron nuestra estancia en el Centro.
Ofrecemos a Miguel Ángel nuestra más calurosa bienvenida y le invitamos a participar con sus comentarios y recuerdos con la frecuencia que desee en este lugar, sede provisional de  los sabinosos.
Un fuerte abrazo a todos y felices fiestas de salida y entrada de año.
Scila/

Miguel Ángel, nuevo sabinoso


Yo estuve en la Sabinosa hacia 1959 ó 1960. Tenía seis o siete años, me ha emocionado leer descripciones que creía únicas y perdidas, escritas por otra persona. Animo a los que estuvieron en esos años a que cuenten aquí su experiencia, al leer he recordado cosas olvidadas como las alpargatas y la cajonera. Yo era de muy baja estatura y los mas pequeños ibamos delante, nos llamaban los cabezas. 
El peor recuerdo que tengo es la sed tan espantosa, recuerdo perfectamente las jarras de aluminio en el centro de la mesa, el comedor enorme, y los vasos también de aluminio, nada mas llegar de la playa, vaciabamos la jarra, y no nos dejaban repetir, porque decían que dejábamos la comida (que yo devolvía constantemente porque era espantosa) me sentaron cerca de una puerta para que saliera rápido a devolver. La mejor época fue cuando caí malo, no recuerdo si sarampión ó qué, pero me llevaron a la enfermería y fué lo mejor, porque recuerdo que me dejaban levantarme y al lado, había un murete sobre un acantilado y el mar, y fueron los mejores recuerdos, ver las olas y el sol, me sentía como un preso. 
Confirmo lo de las "señoritas" era así como las llamábamos, y era dificil encontrar una minimamente humana. Hacia el final hubo una representación, y un grupo actuamos y cantabamos algo de una zarzuela, creo, era algo sobre limpiabotas. Recuerdo lo de: "Novatos al pre" y "Dos dias pa la via" que acompañábamos con un gesto de las manos. al ver la imágen de satélite, me he quedado como si viera una aparición. No puedo creerme que aún siga en pie y que sea reconocible. Tengo mas recuerdos, pero ninguna foto. Fuí allí con mi hermano que era mayor, y nada mas llegar nos separaron. Pensé que todo esto eran recuerdos perdidos que sólo a mi me afectaron, pero ya veo que no. Encontrar esta página, para mi ha sido todo un hito.

10/12/10

Agosto del 59


Bueno, sabinosos, aquí va una foto de agosto de 1959, si alguien se da por aludido pues que lo diga. Somos 28, más la Srta. que no tengo ni idea de cómo se llama, en realidad no sé cómo se llama nadie, salvo Jesús que publicó una foto junto a mi, sujetando ambos un banderín de corner del campo de fútbol, y se identificó, porque yo no lo recordaba en absoluto. De entonces recuerdo la famosa sémola, que con perdón de los hambrientos del mundo, nos parecía vomitiva, al punto de que más de una vez nos las ingeniábamos para apagar la luz el comedor y aprovechar para tirarla por la ventana. Estábamos mal nutridos pero aquello nos parecía un suplicio al paladar. 
Escribir que en aquella situación podíamos rechazar cualquier plato por su sabor o composición hoy más me produce vergüenza que otra cosa, así que tenemos que leerlo como reflejo de la inmadurez de un niño y sacar la conclusión que, aunque ha pasado medio siglo, los niños de hoy siguen siendo tan estúpidos como los de entonces, y no hemos conseguido hacerles entender que, aquellos platos que entonces tirábamos por la ventana, y hoy rechazan con otros métodos, serían una delicia para millones de niños y adultos que no tienen nada que comer. 
Como ya se ha escrito bastante acertadamente los malos tratos que padecimos con aquella disciplina carcelaria, no voy a insistir. Nosotros mismos éramos crueles entre nosotros para provocar que a un compañero se le castigara, por ejemplo, se le quitaba la almohada y se tiraba en medio del pasillo, y cuando la íbamos a recuperar se hacia ruido y aparecía la sargento de guardia para pillarte in fraganti, en pijama y fuera de tu cama, asunto grave. 
Castigo hasta las tantas de la madrugada en un cuarto con cucarachas como escarabajos de gordas, entre ellas siempre hablaban en catalán. En la foto veo a un compañero que se hacía unas pajas mayúsculas, pues por la sencilla razón que tenía la edad iniciática para masturbarse. Lo ideal habría sido que aquellas vigilantas nos las hubieran hecho ellas, como formación del machista espíritu nacional y de paso disfrutaran con el meneito, pues parecían estar amargadas las veinticuatro horas del día, en lugar de aparecer sigilosamente por la obligada espalda y pillar al compañero de turno con las manos en la polla (perdón por la ordinariez), para atárselas a los barrotes de la cama toda la noche, que es lo que hacían. 
Una tortura que hoy sería un escándalo en cualquier medio de comunicación y penado por la ley. Pasar todo el día sin nada que hacer ni estudiar, con una playa a la que no podíamos bajar, era un tedio. Creo que sólo pisé la playa dos o tres veces en tres meses y en una de ellas me hicieron aguadillas los compañeros mayores para someterme a su jerarquía de grupo. 
Ya digo que entre nosotros mismos nos fastidiábamos todo lo posible, así que padecimos una doble represión, por lo civil y por lo militar que se diría hoy. El cuidado césped del campo de fútbol sólo lo vi utilizado en sendos partidos de un equipo de la colonia contra otro de una colonia italiana que había por allí. Parecía un partido de selecciones, camisetas rojas y azules, de tan serio que se lo tomaban. 
Cuando se fugaba un chaval era vox populi, y así era frecuente saber que lo habían detenido en Reus, que era lo más lejos que llegaban  vía adelante. Una vez nos llevaron a ver al Nastic en su viejo campo, fuimos andando en fila y en zapatos, dejando las alpargatas en el pabellón. Allí aprendí a atarme los cordones de los zapatos pues si soltaban coscorrón al canto. Otra vez nos llevaron a ver Tarragona y su famoso mirador. Poca cosa en tres meses. 
El día que salimos de Atocha, en el tren Correo de Barcelona, como borregos, nos dieron un trozo de empanada por todo condumio. La noche previa al ansiado regreso destrozamos los colchones para quitarles la cuerda y poder ensartar los caracolillos que habíamos cogido en el monte haciendo collares de regalo a nuestros familiares. El alboroto por la felicidad de volver a otra miseria diferente nos impidió dormir, fue como un desmadre, sin que las vigilantas pudieran imponerse, asumido ya que nos íbamos y a esperar a otras víctimas. 
En fin, 50 años después tengo superado aquel trauma, pero seguirá firme en mis recuerdos como un tiempo deplorable, que llamo los años de plomo del franquismo. Yo era hijo de rojos, fusilados, encarcelados, discriminados y sometidos, de todo en mi familia.  Pero no nos engañemos, una Sabinosa sigue existiendo en muchos resquicios de la sociedad actual. No es necesario agruparnos para “sabinarnos” como antaño. 
No digo más, pues repito que subscribo absolutamente todo lo que otros compañeros han escrito de aquella nefasta experiencia. Y ¿qué me decís de los colegios de curas que cada día salen a la luz por las violaciones y abusos a menores? Al menos allí nadie nos dio por el culo,  y digo “el” para precisar, algo es algo. Un cordial saludo a todos. 


Luis Miguel.

29/10/10

Yo no soy...

Jesús (el de Tetuán) remite esta nota aclaratoria, según parece Luis Miguel se refiere a otro Jesús.


Hola, Scila.
Soy Jesús, de Tetuán. He comprobado la foto y la fecha de la que habla el compañero Luis Miguel, y no soy el Jesús que está con él, y naturalmente, yo no escribí esa carta con el título: Jesús también estuvo allí, del 17/06/08.
Pues que yo recuerde os escribí una carta a principios de 2009 y otra  a finales del mismo año. Por lo que el Jesús del que habla Luis Miguel es otro que no soy yo.
De todas maneras, siempre es un placer encontrarse con nuevos (viejos) compañeros de La Sabinosa.
 Bienvenido, Luis Miguel.

28/10/10

Comentarios.

La fotografia del grupo la tengo perfectamente archivada, es bastante nitida y os la voy a enviar, naturalmente. Me llama la atención que aquella "estancia" de hace medio siglo haya hecho tanta mella en nosotros para habernos causado un trauma inolvidable por los aspectos negativos que ya contaré y otros que ya han contado. Solo necesito un poco de tiempo para poder redactar mis recuerdos y reflexiones,  que por ser malos, los tengo, ya digo, muy presentes (absolutamente ninguno bueno recuerdo). Un saludo muy afectuoso a todos los que vamos sobreviviendo a la masacre de la decrepitud.


Luis Miguel/

27/10/10

¿Llegaremos a cien?

Pudiera ser que, gota a gota, alcanzasemos ese número. No debería ser difícil teniendo en cuenta que por la Sabinosa pasaríamos miles. Hoy se incorpora Luis Miguel, ¿compañero de Jesús, el de Tetuan?, a quien damos la más calurosa bienvenida y le invitamos a que nos cuente sus experiencias, sus recuerdos, los nombres y situaciones que recuerde y, por supuesto, si aún conserva alguna fotografía de su paso por el Preventorio, con ella podríamos encontrar a algún nuevo sabinoso.
Lo dicho Luis, bienvenido a esta tu casa. Un abrazo.
Scila/

Luis Miguel, la última incorporació

Estaba la otra noche rememorando mi infancia con mis hijos y al contarles mi paso por La Sabinosa me picaron la curiosidad de qué había sido de aquel preventorio, entramos en google y sorpresa gorda cuando me veo en una fotografia junto a un tal Jesús que me nombra al comentar su experiencia por allí. Ni idea tenía que existía el Foro de Scila, que me he leido de pe a pa con muchisimo interés. Subscribo absolutamente todo lo que se cuenta y aún añadiría más, pero por el momento me doy un respiro en las emociones que me han producido estos inesperados comentarios que me han retrocedido en el tiempo como si hubiera sido ayer. Impresionante. 
No tenía ni idea de que existiera una fotografía semejante mia a tan buen resguardo del tal Jesús, de quien me he acordado al verle, y es que nuestro cerebro es un misterio maravilloso. Ahora lo que me interesa es que Jesús sepa que sigo existiendo con 62 años, el tendrá parecido, que vivo en un pueblo de Madrid, cercano a la capital, y que me apetecería verle cincuenta años después. Yo guardo una única fotografía colectiva de nuestro grupo con una señorita, que no recuerdo su nombre pero él si parece saber. La tenía mi madre, que va a cumplir los 90 y tan pichi, la "culpable" de que su hijo lo pasara tan mal durante tres meses en aquel campo de concentración, aunque la vida, a la postre, se fragua de situaciones buenas y malas, todas formadoras de nuestra personalidad. La vida, como dijo alguien, es el arte de hacer un dibujo sin goma de borrar.  
El comentario suyo se titula: Jesús también estuvo allí, del 17/06/08, y yo me llamo Luis Miguel, tal como me cita en el pie de foto. Por favor, ruego algún comentario al respecto, un acuse de recibo, lo que sea. 
Un saludo.

5/8/10

Vacaciones



No sé si este verano, como pasó con algún otro, será fecundo en nuevos contactos de sabinosos pero, en cualquier caso, os deseo a todos un feliz y refrescante verano.

Hasta pronto/Scila

3/6/10

Francisco, el decano.

Me llamo Francisco y tengo que decir que yo también estuve en la "Sabinosa", entre los años 1.945 y 1.948. Creo recordar que hasta cuatro veces, una de ellas seis meses seguidos, porque mi madre en Madrid arregló los papeles para que siguiera otros tres meses en la "Sabinosa" porque en Madrid, corriamos peligro de contagiarnos de tuberculosis- habia dos vecinos que la tenian-, y dos hermanos mios murieron de esa enfermedad.
En aquella época la Sabinosa se llamaba preventorio infantil antituberculoso, recuerdo que desde Madrid fuí en la expedición once, y en la treinta y uno, de las demás no recuerdo el número. Mi paso por la Sabinosa, lo recuerdo con cariño, nos daban disciplina casi militar, mucha doctrina falangista y religiosa, pero también se estudiaba y se hacian excursiones a Reus, Tarragona, etc... Los que más nos hablaban eran el cura y el instructor, llamado sr. Ventura, este señor después de hacer instrucción y gimnasia por la mañana, en la explanada, con frio o calor, nos arengaba sobre España, su historia, el Imperio Español, al final nos daba unas consignas, sólo recuerdo que un día dijo la consigna de hoy es: ¡la vida es milicia!
También recuerdo dos nombres: sr. Fortunas y sr. Vidal, uno de ellos era el cartero. En especial siempre recordaré a una señorita llamada Mari Paz Rodríguez era muy especial. No vi nunca maltrato a nadie en mi paso por la Sabinosa. Aquellos edificios fueron un cuartel antes que preventorio, en la fachada principal habia un cartel grande que decia "Todo por la patria". Cuando nos duchaban, nos metían por tandas de veinte o treinta niños a la vez. Por la noche, de madrugada, entraba un señor a los dormitorios encendía la luz y rápidamente iba cama por cama, nos destapaba, te daba un cachete en el trasero o te zarandeaba y, dando voces, nos hacia ir rápidamente a orinar, tuvieras ganas o no, él esperaba en la puerta de los servicios y volvía hacia la salida del dormitorio mirando que todos estuviéramos en la cama y tapados. Apagaba la luz y se iba a otro dormitorio.
Podría seguir relatando estos recuerdos que vagamente tengo en la mente, pero voy a terminar esta carta de una manera que os va a sorprender. Creo que fué en el año 1977 o 78, estaba veraneando con mi familia en Tortosa y un dia decidimos subir por la costa, buscar una playa espaciosa y pasar allí el dia, encontramos esa playa y, jugando con mis hijas, entre el agua y el arena me llamaba mucho la atención que al fondo de la playa (un saliente rocoso que se introducía en el mar) habia unos edificios que me resultaban familiares, que los tenía en mi mente, supuse que podría ser la Sabinosa.

Nos acercamos toda la familia hacia el final de la playa, dónde empezaba la finca rocosa, en esa parte una alambrada con hierros fuertemente fijados a la roca nos impedía pasar, pero como vimos que en otro lado habia gente con bañadores, también algunos "hippies" y varias personas junto a nosotros, que se colaban a través de unos huecos de la alambrada, hicimos lo mismo.
Al llegar a la meseta dónde estaban los edificios, en seguida reconocí el lugar donde estuve varias veces en mi niñez, vi pabellones con puertas y ventanas tapados con ladrillos y tablas, algunas reventadas por la gente que allí dormia, y se drogaban.
Mi mujer quiso ver los dormitorios y subimos al primer piso de un pabellón y sólo habia restos de camas, taquillas y basura. En un edificio que yo recordaba como la enfermería, donde ingresaban a los niños que enfermaban, estaba la puerta abierta y pasé dentro, el suelo estaba cubierto de papeles revueltos, cuando leí alguno vi que eran los archivos del preventorio de toda su historia, que habian sacado de sus carpetas, los documentos oficiales, nombres de los empleados, facturas con los precios y las empresas que surtían los alimentos que consumiamos, etc etc...