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2/4/11

Enrique

Hola Sabinosos, soy Enrique. Hace unos meses, navegando por la Red, encontré por azar el Blog de Scila y leyendo los testimonios de los que pasaron por el Preventorio, me invadieron los emocionados recuerdos. No he escrito antes porque no  encontraba unas fotos, testimonio de nuestro paso por aquel lugar, y que quería enviarlas para el archivo de Scila.
Yo también estuve allí en dos ocasiones, la primera vez fui con mi hermano Fernando. Creo que fue en el Verano de 1952 o 53, yo tenía ocho años, nos pusieron en el pabellón Central con la señorita María, de apellido Tutor o Tudor, no estoy seguro (está en la foto con nosotros. El niño del centro soy yo, mi hermano Fernando está a mi derecha y el otro, no sé cuál es su nombre). Recuerdo de María que el trato con los niños era bueno, yo diría que afectuoso, al menos con nosotros.
El año siguiente, volví al Preventorio, esta vez solo, también en Verano y estuve en otro pabellón con una cuidadora de la que no recuerdo el nombre y que tampoco nos trataba muy mal, no como otras que eran sádicas. A pesar de todo echaba mucho de menos a mi madre y lloraba por las noches. He leído lo que los compañeros han escrito y coincido en casi todas las opiniones y comentarios.


Era una vida "cuartelaria". Utilizaban  con los niños una autoridad cruel , intimidatoria y represiva.

 A pesar de todo, yo viví con cierto agrado y espíritu de aventura algunas cosas, como ver el mar, y  bañarme en el por primera vez, también los paseos por las tardes en el campo cercano y en la playa, (yo era un chico de Madrid, de Lavapiés, y lo mejor que conocía era el parque del Retiro). Los juegos con los compañeros, etc. También recuerdo la hoguera que hacían en la explanada el día de San Juan.
 En fin, ha sido un placer encontrar este lugar. Agradezco a Scila el esfuerzo e interés por permitirnos re-encontrarnos virtualmente en él.
Adjunto dos fotografías. ¿Alguien se reconoce? Yo soy el que está junto al de la camisa estampada.

Abrazos afectuosos de Enrique.

26/1/11

LOS JUEGOS, bis






Me viene a la memoria, ahora que Miguel Ángel sacó del cajón del olvido el tema de la taba que, hace años, intentando reconstruir los recuerdos de este juego tan nuestro, me encontré con la sorpresa de que hay quien afirma que es un juego criollo, de especial arraigo y de origen argentino- como no-, pero lo mismo afirman los aragoneses, y hasta en México se utilizan para juegos clandestinos en los que las tabas son "lastradas", o "cargadas", es decir que, bajo las cubiertas metálicas que colocan en lo que llamábamos "rey" y "sota"- con la finalidad de evitar el desgaste por el uso- colocaban pequeños pesos para trucarlas.
Pues bien nadie de todos ellos tiene razón: el juego de la taba ya era muy común entre los chavales de la familias patricias, a comienzos de la Era Flavia, 70 años d.c., en los albores del impero romano.

Los juegos sabinosos

Miguel Ángel nos describe a continuación como recuerda él alguno de los juegos en la Sabinosa.

No recuerdo ningún juego en especial, a excepción de los dos que voy a describir : La Palma y las Tabas.

"La palma" era uno de los mas comúnes entre los chicos de esa época, además de las chapas, a las que no recuerdo que jugáramos allí. El juego de la palma, es mas difícil de describir que de entender cuando se mira. Se trataba de apostar cromos en cada jugada, los más socorridos eran los de la Tómbola Diocesana de la Vivienda, que eran unos boletitos que se vendían en dicha tómbola durante los meses de verano en cualquier ciudad, de un tamaño algo mayor que un sello de correos, aproximadamente como un negativo fotográfico 24 por 36 m.m. 
En el anverso se veía una fotografía de alguna ciudad o curiosidad del mundo, eso si, en color, y en el reverso un anuncio publicitario, y si tenías suerte un número que, popularmente, se denominaba opción para participar en algún sorteo, de una nevera (de hielo) o hasta un Seat 600. Era dificilísimo que directamente te tocase algo, como una muñeca o un balón de reglamento.

Cada jugador ponía un cromo con la foto hacia arriba, sobre los de los demás, en el suelo o una superficie lisa, y dando un golpe de ventosa con la mano abierta, y los dedos juntos, se trataba de darles la vuelta; La técnica variaba, desde lanzar la mano desde el eje longitudinal, o transversal, los que conseguías dar la vuelta, te los llevabas.

El peor delito era hacer "mangui", o ser acusado de "fingar" o "mangar" (llevarse en la manga, vulgo, robar) eso se hacía tratando enganchar con el pliegue del pulgar, una punta doblada de un cromo. La bronca y la consiguiente pelea estaba servida. También se discutía si tus cromos eran mas nuevos que los de los rivales, con lo que tu pérdida, con relación al otro, era mayor.

Otro de los juegos mas comúnes, fue el las tabas, probablemente uno de los más antiguos de la humanidad, originalmente usábamos tabas, esto es la rótula de un animal pequeño, supongo que un cordero o similar, si mal no recuerdo según la posición en que caía cada uno de las cinco tabas con las que se jugaba, podía ser hoyos, reyes, tripas y lisos, si estoy equivocado corregidme; lisos era la parte convexa del hueso, tripas la contraria, y los laterales, reyes y tripas. 
Se trataba de soltar las tabas sobre el suelo, si por ejemplo, habían caído tres con lisos en la parte superior, debías en tiradas sucesivas tratar de que las dos restantes cayeran con la misma posición, se debían cumplir todas las figuras. También aquí nos jugábamos cromos, canicas, o hasta las mismas tabas. Siempre jugué con huesos auténticos, a mediados de los sesenta, apareció el plástico, pero botaban demasiado, pesaban poco y no tenían la dureza de un hueso auténtico.






24/12/10

Felicitación de Miguel Angel.

Hola a todos :
              
No sabéis cuanto significa para mí encontrar esta ventanita de una infancia que ahora sentimos como un sueño. Os deseo la mayor felicidad esta Navidad, y para los años que vengan, que los vivamos con la misma vitalidad con la que salpicamos el mare nostrum.

Abrazos de Miguel Angel.

20/12/10

Felicitaciones de Miguel P.


















Hola sabinosos, os deseo una Navidad plena de amor y risas, animaos a escribir aquí. 
Un saludo para todos.

Miguel.

Felicitaciones

Aquí os dejo los materiales para crear vuestra tarjeta de felicitación. Conectar los altavoces y, pinchando con el ratón, podréis crearla. Muchas felicidades y mis mejores deseos para el Nuevo Año a todos los sabinosos, y a sus familares.

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19/12/10

Miguel (II parte)


Cuando bajábamos a la playa, íbamos en filas de a dos, los cabezas siempre delante: Un compañero y yo, que éramos los mas bajitos del pabellón. En la playa jugábamos en la arena, hacíamos castillos, pero no recuerdo que tuviéramos una pelota con la que jugar, lo máximo era "calar  agua". Es decir, hacer el pozo tan profundo que llegáramos a alumbrarla, hay que tener en cuenta que no podíamos acercarnos a la orilla, por lo que el pozo solía ser tan profundo como nuestro brazo. Así seguíamos hasta que alguien gritaba señalando al alto del cerro, por donde asomaba el Sr Instructor; le veíamos bajar alborozados, porque hasta que no llegara él, no se autorizaba el baño. Le recuerdo con pantalón y camisa blanca, gafas oscuras y paso decidido, llevaba siempre colgando un silbato. Al llegar nos formaba con autoridad militar, nos alineábamos, y tras hacer algunos ejercicios mitad gimnasia, mitad instrucción, formados en pelotón y a un golpe de silbato, echábamos a correr gritando al agua, allí permanecíamos jugando con las olas:  
-¡Señorita!¡Señorita!¡Mire como buceo! 
Algunas entraban en el agua para controlar los juegos y que no nos metiéramos demasiado. A un toque de silbato, que siempre se antojaba prematuro, teníamos que salir corriendo a formar de nuevo en la arena. No recuerdo que pudiéramos beber en todo ese tiempo, con lo que al llegar al comedor de lo que si me acuerdo muy bien, es de la velocidad con la que vaciábamos los vasos de agua cuando nos servían. Todos gritábamos a la vez para que nos trajeran el agua y nos sirvieran: 
-¡Aquí Señorita!¡Aquí! 
Yo siempre iba temblando al comedor pensando: 
-¡Dios mío que haya una comida que me guste!  
A los que comíamos peor, nos sentaban en la misma mesa, y nos metían la comida hasta por las orejas. Buena parte de las veces, acababa vomitando sobre el mismo plato, no se si por lo repugnante del rancho, o por las maneras rudas y amenazas con las que nos lo hacían comer. Por este motivo, a mi me sentaron muy cerca de una salida con la puerta abierta al exterior, a un par de pasos tan solo, para que me diera tiempo a soltar mi carga, yo no hacía mas que mirar al exterior donde daba el sol, pensando en escapar de aquella tortura.

18/12/10

Suma y sigue

Hoy se incorpora a nuestra crónica por entregas el testimonio de Miguel Ángel, lástima que según nos dice no conserve ninguna fotografía de su paso por el Preventorio, esas fotos son nuestra mejor herramienta para intentar reconocernos junto a los compañeros que compartieron nuestra estancia en el Centro.
Ofrecemos a Miguel Ángel nuestra más calurosa bienvenida y le invitamos a participar con sus comentarios y recuerdos con la frecuencia que desee en este lugar, sede provisional de  los sabinosos.
Un fuerte abrazo a todos y felices fiestas de salida y entrada de año.
Scila/

Miguel Ángel, nuevo sabinoso


Yo estuve en la Sabinosa hacia 1959 ó 1960. Tenía seis o siete años, me ha emocionado leer descripciones que creía únicas y perdidas, escritas por otra persona. Animo a los que estuvieron en esos años a que cuenten aquí su experiencia, al leer he recordado cosas olvidadas como las alpargatas y la cajonera. Yo era de muy baja estatura y los mas pequeños ibamos delante, nos llamaban los cabezas. 
El peor recuerdo que tengo es la sed tan espantosa, recuerdo perfectamente las jarras de aluminio en el centro de la mesa, el comedor enorme, y los vasos también de aluminio, nada mas llegar de la playa, vaciabamos la jarra, y no nos dejaban repetir, porque decían que dejábamos la comida (que yo devolvía constantemente porque era espantosa) me sentaron cerca de una puerta para que saliera rápido a devolver. La mejor época fue cuando caí malo, no recuerdo si sarampión ó qué, pero me llevaron a la enfermería y fué lo mejor, porque recuerdo que me dejaban levantarme y al lado, había un murete sobre un acantilado y el mar, y fueron los mejores recuerdos, ver las olas y el sol, me sentía como un preso. 
Confirmo lo de las "señoritas" era así como las llamábamos, y era dificil encontrar una minimamente humana. Hacia el final hubo una representación, y un grupo actuamos y cantabamos algo de una zarzuela, creo, era algo sobre limpiabotas. Recuerdo lo de: "Novatos al pre" y "Dos dias pa la via" que acompañábamos con un gesto de las manos. al ver la imágen de satélite, me he quedado como si viera una aparición. No puedo creerme que aún siga en pie y que sea reconocible. Tengo mas recuerdos, pero ninguna foto. Fuí allí con mi hermano que era mayor, y nada mas llegar nos separaron. Pensé que todo esto eran recuerdos perdidos que sólo a mi me afectaron, pero ya veo que no. Encontrar esta página, para mi ha sido todo un hito.

10/12/10

Agosto del 59


Bueno, sabinosos, aquí va una foto de agosto de 1959, si alguien se da por aludido pues que lo diga. Somos 28, más la Srta. que no tengo ni idea de cómo se llama, en realidad no sé cómo se llama nadie, salvo Jesús que publicó una foto junto a mi, sujetando ambos un banderín de corner del campo de fútbol, y se identificó, porque yo no lo recordaba en absoluto. De entonces recuerdo la famosa sémola, que con perdón de los hambrientos del mundo, nos parecía vomitiva, al punto de que más de una vez nos las ingeniábamos para apagar la luz el comedor y aprovechar para tirarla por la ventana. Estábamos mal nutridos pero aquello nos parecía un suplicio al paladar. 
Escribir que en aquella situación podíamos rechazar cualquier plato por su sabor o composición hoy más me produce vergüenza que otra cosa, así que tenemos que leerlo como reflejo de la inmadurez de un niño y sacar la conclusión que, aunque ha pasado medio siglo, los niños de hoy siguen siendo tan estúpidos como los de entonces, y no hemos conseguido hacerles entender que, aquellos platos que entonces tirábamos por la ventana, y hoy rechazan con otros métodos, serían una delicia para millones de niños y adultos que no tienen nada que comer. 
Como ya se ha escrito bastante acertadamente los malos tratos que padecimos con aquella disciplina carcelaria, no voy a insistir. Nosotros mismos éramos crueles entre nosotros para provocar que a un compañero se le castigara, por ejemplo, se le quitaba la almohada y se tiraba en medio del pasillo, y cuando la íbamos a recuperar se hacia ruido y aparecía la sargento de guardia para pillarte in fraganti, en pijama y fuera de tu cama, asunto grave. 
Castigo hasta las tantas de la madrugada en un cuarto con cucarachas como escarabajos de gordas, entre ellas siempre hablaban en catalán. En la foto veo a un compañero que se hacía unas pajas mayúsculas, pues por la sencilla razón que tenía la edad iniciática para masturbarse. Lo ideal habría sido que aquellas vigilantas nos las hubieran hecho ellas, como formación del machista espíritu nacional y de paso disfrutaran con el meneito, pues parecían estar amargadas las veinticuatro horas del día, en lugar de aparecer sigilosamente por la obligada espalda y pillar al compañero de turno con las manos en la polla (perdón por la ordinariez), para atárselas a los barrotes de la cama toda la noche, que es lo que hacían. 
Una tortura que hoy sería un escándalo en cualquier medio de comunicación y penado por la ley. Pasar todo el día sin nada que hacer ni estudiar, con una playa a la que no podíamos bajar, era un tedio. Creo que sólo pisé la playa dos o tres veces en tres meses y en una de ellas me hicieron aguadillas los compañeros mayores para someterme a su jerarquía de grupo. 
Ya digo que entre nosotros mismos nos fastidiábamos todo lo posible, así que padecimos una doble represión, por lo civil y por lo militar que se diría hoy. El cuidado césped del campo de fútbol sólo lo vi utilizado en sendos partidos de un equipo de la colonia contra otro de una colonia italiana que había por allí. Parecía un partido de selecciones, camisetas rojas y azules, de tan serio que se lo tomaban. 
Cuando se fugaba un chaval era vox populi, y así era frecuente saber que lo habían detenido en Reus, que era lo más lejos que llegaban  vía adelante. Una vez nos llevaron a ver al Nastic en su viejo campo, fuimos andando en fila y en zapatos, dejando las alpargatas en el pabellón. Allí aprendí a atarme los cordones de los zapatos pues si soltaban coscorrón al canto. Otra vez nos llevaron a ver Tarragona y su famoso mirador. Poca cosa en tres meses. 
El día que salimos de Atocha, en el tren Correo de Barcelona, como borregos, nos dieron un trozo de empanada por todo condumio. La noche previa al ansiado regreso destrozamos los colchones para quitarles la cuerda y poder ensartar los caracolillos que habíamos cogido en el monte haciendo collares de regalo a nuestros familiares. El alboroto por la felicidad de volver a otra miseria diferente nos impidió dormir, fue como un desmadre, sin que las vigilantas pudieran imponerse, asumido ya que nos íbamos y a esperar a otras víctimas. 
En fin, 50 años después tengo superado aquel trauma, pero seguirá firme en mis recuerdos como un tiempo deplorable, que llamo los años de plomo del franquismo. Yo era hijo de rojos, fusilados, encarcelados, discriminados y sometidos, de todo en mi familia.  Pero no nos engañemos, una Sabinosa sigue existiendo en muchos resquicios de la sociedad actual. No es necesario agruparnos para “sabinarnos” como antaño. 
No digo más, pues repito que subscribo absolutamente todo lo que otros compañeros han escrito de aquella nefasta experiencia. Y ¿qué me decís de los colegios de curas que cada día salen a la luz por las violaciones y abusos a menores? Al menos allí nadie nos dio por el culo,  y digo “el” para precisar, algo es algo. Un cordial saludo a todos. 


Luis Miguel.

29/10/10

Yo no soy...

Jesús (el de Tetuán) remite esta nota aclaratoria, según parece Luis Miguel se refiere a otro Jesús.


Hola, Scila.
Soy Jesús, de Tetuán. He comprobado la foto y la fecha de la que habla el compañero Luis Miguel, y no soy el Jesús que está con él, y naturalmente, yo no escribí esa carta con el título: Jesús también estuvo allí, del 17/06/08.
Pues que yo recuerde os escribí una carta a principios de 2009 y otra  a finales del mismo año. Por lo que el Jesús del que habla Luis Miguel es otro que no soy yo.
De todas maneras, siempre es un placer encontrarse con nuevos (viejos) compañeros de La Sabinosa.
 Bienvenido, Luis Miguel.

28/10/10

Comentarios.

La fotografia del grupo la tengo perfectamente archivada, es bastante nitida y os la voy a enviar, naturalmente. Me llama la atención que aquella "estancia" de hace medio siglo haya hecho tanta mella en nosotros para habernos causado un trauma inolvidable por los aspectos negativos que ya contaré y otros que ya han contado. Solo necesito un poco de tiempo para poder redactar mis recuerdos y reflexiones,  que por ser malos, los tengo, ya digo, muy presentes (absolutamente ninguno bueno recuerdo). Un saludo muy afectuoso a todos los que vamos sobreviviendo a la masacre de la decrepitud.


Luis Miguel/

27/10/10

¿Llegaremos a cien?

Pudiera ser que, gota a gota, alcanzasemos ese número. No debería ser difícil teniendo en cuenta que por la Sabinosa pasaríamos miles. Hoy se incorpora Luis Miguel, ¿compañero de Jesús, el de Tetuan?, a quien damos la más calurosa bienvenida y le invitamos a que nos cuente sus experiencias, sus recuerdos, los nombres y situaciones que recuerde y, por supuesto, si aún conserva alguna fotografía de su paso por el Preventorio, con ella podríamos encontrar a algún nuevo sabinoso.
Lo dicho Luis, bienvenido a esta tu casa. Un abrazo.
Scila/

Luis Miguel, la última incorporació

Estaba la otra noche rememorando mi infancia con mis hijos y al contarles mi paso por La Sabinosa me picaron la curiosidad de qué había sido de aquel preventorio, entramos en google y sorpresa gorda cuando me veo en una fotografia junto a un tal Jesús que me nombra al comentar su experiencia por allí. Ni idea tenía que existía el Foro de Scila, que me he leido de pe a pa con muchisimo interés. Subscribo absolutamente todo lo que se cuenta y aún añadiría más, pero por el momento me doy un respiro en las emociones que me han producido estos inesperados comentarios que me han retrocedido en el tiempo como si hubiera sido ayer. Impresionante. 
No tenía ni idea de que existiera una fotografía semejante mia a tan buen resguardo del tal Jesús, de quien me he acordado al verle, y es que nuestro cerebro es un misterio maravilloso. Ahora lo que me interesa es que Jesús sepa que sigo existiendo con 62 años, el tendrá parecido, que vivo en un pueblo de Madrid, cercano a la capital, y que me apetecería verle cincuenta años después. Yo guardo una única fotografía colectiva de nuestro grupo con una señorita, que no recuerdo su nombre pero él si parece saber. La tenía mi madre, que va a cumplir los 90 y tan pichi, la "culpable" de que su hijo lo pasara tan mal durante tres meses en aquel campo de concentración, aunque la vida, a la postre, se fragua de situaciones buenas y malas, todas formadoras de nuestra personalidad. La vida, como dijo alguien, es el arte de hacer un dibujo sin goma de borrar.  
El comentario suyo se titula: Jesús también estuvo allí, del 17/06/08, y yo me llamo Luis Miguel, tal como me cita en el pie de foto. Por favor, ruego algún comentario al respecto, un acuse de recibo, lo que sea. 
Un saludo.

5/8/10

Vacaciones



No sé si este verano, como pasó con algún otro, será fecundo en nuevos contactos de sabinosos pero, en cualquier caso, os deseo a todos un feliz y refrescante verano.

Hasta pronto/Scila

3/6/10

Francisco, el decano.

Me llamo Francisco y tengo que decir que yo también estuve en la "Sabinosa", entre los años 1.945 y 1.948. Creo recordar que hasta cuatro veces, una de ellas seis meses seguidos, porque mi madre en Madrid arregló los papeles para que siguiera otros tres meses en la "Sabinosa" porque en Madrid, corriamos peligro de contagiarnos de tuberculosis- habia dos vecinos que la tenian-, y dos hermanos mios murieron de esa enfermedad.
En aquella época la Sabinosa se llamaba preventorio infantil antituberculoso, recuerdo que desde Madrid fuí en la expedición once, y en la treinta y uno, de las demás no recuerdo el número. Mi paso por la Sabinosa, lo recuerdo con cariño, nos daban disciplina casi militar, mucha doctrina falangista y religiosa, pero también se estudiaba y se hacian excursiones a Reus, Tarragona, etc... Los que más nos hablaban eran el cura y el instructor, llamado sr. Ventura, este señor después de hacer instrucción y gimnasia por la mañana, en la explanada, con frio o calor, nos arengaba sobre España, su historia, el Imperio Español, al final nos daba unas consignas, sólo recuerdo que un día dijo la consigna de hoy es: ¡la vida es milicia!
También recuerdo dos nombres: sr. Fortunas y sr. Vidal, uno de ellos era el cartero. En especial siempre recordaré a una señorita llamada Mari Paz Rodríguez era muy especial. No vi nunca maltrato a nadie en mi paso por la Sabinosa. Aquellos edificios fueron un cuartel antes que preventorio, en la fachada principal habia un cartel grande que decia "Todo por la patria". Cuando nos duchaban, nos metían por tandas de veinte o treinta niños a la vez. Por la noche, de madrugada, entraba un señor a los dormitorios encendía la luz y rápidamente iba cama por cama, nos destapaba, te daba un cachete en el trasero o te zarandeaba y, dando voces, nos hacia ir rápidamente a orinar, tuvieras ganas o no, él esperaba en la puerta de los servicios y volvía hacia la salida del dormitorio mirando que todos estuviéramos en la cama y tapados. Apagaba la luz y se iba a otro dormitorio.
Podría seguir relatando estos recuerdos que vagamente tengo en la mente, pero voy a terminar esta carta de una manera que os va a sorprender. Creo que fué en el año 1977 o 78, estaba veraneando con mi familia en Tortosa y un dia decidimos subir por la costa, buscar una playa espaciosa y pasar allí el dia, encontramos esa playa y, jugando con mis hijas, entre el agua y el arena me llamaba mucho la atención que al fondo de la playa (un saliente rocoso que se introducía en el mar) habia unos edificios que me resultaban familiares, que los tenía en mi mente, supuse que podría ser la Sabinosa.

Nos acercamos toda la familia hacia el final de la playa, dónde empezaba la finca rocosa, en esa parte una alambrada con hierros fuertemente fijados a la roca nos impedía pasar, pero como vimos que en otro lado habia gente con bañadores, también algunos "hippies" y varias personas junto a nosotros, que se colaban a través de unos huecos de la alambrada, hicimos lo mismo.
Al llegar a la meseta dónde estaban los edificios, en seguida reconocí el lugar donde estuve varias veces en mi niñez, vi pabellones con puertas y ventanas tapados con ladrillos y tablas, algunas reventadas por la gente que allí dormia, y se drogaban.
Mi mujer quiso ver los dormitorios y subimos al primer piso de un pabellón y sólo habia restos de camas, taquillas y basura. En un edificio que yo recordaba como la enfermería, donde ingresaban a los niños que enfermaban, estaba la puerta abierta y pasé dentro, el suelo estaba cubierto de papeles revueltos, cuando leí alguno vi que eran los archivos del preventorio de toda su historia, que habian sacado de sus carpetas, los documentos oficiales, nombres de los empleados, facturas con los precios y las empresas que surtían los alimentos que consumiamos, etc etc...

24/5/10

José Luís. Tercera y última parte.

Tercero

Mi hermano y yo tuvimos la inmensa fortuna de la visita de nuestros tíos que permanecieron algunos días en Tarragona y nos aliviaron con su cariño. Nos sacaban de paseo a la ciudad y comer al chiringuito de la playa. Cuando se despidieron yo lloraba desconsoladamente y me colgaba de las faldas de mi tía. Quería irme con ellos como fuera…
Tuve suerte de contar con la compañía de mi hermano mayor, era muchas veces mi tabla de salvación. Dormíamos los dos en la misma cama. Alguna noche que otra se montaban “juerguecillas”, normales entre niños, que si me levanto a la cama de éste o aquél, a no sé qué, jugábamos con la pasta de dientes, nos la comíamos o nos la pringábamos unos a otros. Juergas a veces abortadas por la irrupción de la cuidadora de la noche, encendiendo las luces súbitamente, a la captura de algún sorprendido “in fraganti”. ¡Pobre del que pillaran fuera de la cama! Mejor no entrar en detalles de los castigos impuestas el brazo viviente de la Santa Inquisición. 
Una noche de aquellas mi hermano se hallaba  en plena travesura fuera de la cama cuando entró la susodicha alguacililla y, apenas si pudo esconderse debajo de otra cama. La cuidadora que debía estar alertada por los ruidos y las risitas, buscaba desesperadamente alguna víctima… El ocupante de cualquier cama vacía era candidato seguro al Cadalso, pero gran suerte para él, la de Raúl no lo estaba, me encontraba yo en ella, y la sabueso no cayó en ese momento en que ahí dormíamos dos chicos. No obstante, su instinto depredador le decía que algo no estaba en su sitio y que si permanecía a la espera podía caer alguna presa. Permaneció una hora en el dormitorio y mi hermano bajo la cama conteniendo la respiración. De película de terror con final feliz. Al final se marchó y Raúl pudo ponerse a salvo.
De los compañeros apenas recuerdo nombres ni caras, sólo a Jesús S. G., con quien mi hermano y yo mantuvimos la amistad en Madrid durante cierto tiempo, vivía cerca de nosotros. Al mirar las fotos he recordado el nombre de los hermanos Gómez P., Rafael y … También recuerdo un niño que no debía tener familia, alguien le ha mencionado en el blog como “Berrinche”. En mi grupo había uno así, rubito, siempre con unas “velas” verdes colgando de la nariz, vivía en la quimera de marcharse a la vez que todos; pero sabíamos que no era posible. 
No olvidaré como lloraba el día de la partida, mientras nos íbamos él era retenido por la señorita y trasladado a otro grupo. El día en que, por fin alegres, cantábamos una canción que más o menos decía así: “Con la cruz del Patronato, con los macutos para marchar, para ver a nuestros padres que nos esperan con ansiedad, aquí te quedas...Ya vamos en el tren corriendo hacia… En el tren una voz que retumba en la estación, venid hijos míos de mí alma, que nunca olvidaré a la playa Sabinosa, Sabinosa…”.
Cuantos pasamos por allí difícilmente olvidaremos la Playa Sabinosa, con su talud y vía de tren al fondo, con su azul mar Mediterráneo al frente y a un lado, el más próximo a la ciudad de Tarragona, con el acantilado y rocoso Promontorio, sabinas y pinares, precioso trozo de naturaleza en plena costa tarraconense, donde aún se ubican las ruinas del siniestro Preventorio que quizás nunca debió existir, o debió existir para felicidad de los niños. ¿Quién sabe? O debió ser como fue para que hoy estemos aquí y podamos contarlo.

Madrid, 7 de mayo de 2010.    

21/5/10

José Luís

Segundo

La higiene era escasa, las duchas colectivas y semanales; el aseo consistías en lavarse manos y cara y cepillado de dientes. Los baños en el mar, tras vacunas, cuarentenas y si el tiempo acompañaba, se desarrollaban en grupo, “a modo de rebaño”, supervisado por cuidadoras y socorrista (un tipo de piel oscura ataviado con un bañador de leopardo modelo “Tarzán”, más interesado en flirtear con las señoritas que en ocuparse de su tarea.
Uno de los aspectos más criticables era la absoluta ausencia de actividades. El grado de escolarización era muy bajo, muchos chavales necesitaban ayuda para escribir a su familia. El preventorio contaba con una estupenda escuela, frente a la capilla, pero no se usaba casi para nada (igual que el campo de fútbol). Sólo recuerdo que nos condujeran allí en una ocasión, la maestra entregó papel y lápiz y ordenó algún ejercicio de escritura y dibujo. Los que sabíamos escribir y calcular, entre los que me encontraba, le causamos admiración… Se podría haber organizado la alfabetización de los niños, pero no era una prioridad para la Dirección. Sí lo era la práctica religiosa a base de letanías y rosarios, había una legión de monjas (también estaban en cocina y otras dependencias) dirigidas por el cura, Don Ramón, recuerdo su nombre, tenía un Seat 600 en el que algunas tardes daba una vuelta a algunos chavales apretados como sardinas, asomando por las ventanillas y colgados de todas partes, como si de una competición de “a ver cuántos caben en un Seiscientos” se tratase.
No había juegos de equipo, ni deportes, ni nada parecido. Se trataba de dejar pasar el tiempo sin que los niños molestasen. Pasábamos el día desplazándonos por el Preventorio, o esperando la comida, la merienda… íbamos al Pinar bajo la tutela de la señorita. Hacíamos barquitos con corteza de pino, jugábamos con canicas, tabas, o atravesando escarabajos con las agujas secas de los pinos. Circulaban los tebeos, uno de los bienes más cotizados. Las señoritas conversaban entre ellas; algunas como Conchita leían libros. Si alguno cometía cualquier travesura, nos castigaban a todos, sentados en el suelo con la cabeza agachada, entre las piernas.
Así transcurría el tiempo, lentamente. Se contaban los días que quedaban para terminar la estancia, cuyo fin parecía muy, muy, lejano.

16/5/10

José Luis

José Luis, hermano de Raúl, nos envía sus recuerdos en un extenso escrito que iremos incorporando en sucesivos "capítulos". Le damos nuestra más efusiva bienvenida.

Primero
Estuve en La Sabinosa un verano completo, mediados los 60.  Tenía siete años. Mi familia era semejante a tantas otras  de clase media baja de aquel tiempo. Estábamos escolarizados, nutridos y sanos, ajenos a enfermedades infecciosas, como la tuberculosis. “La culpa” de nuestra estancia en el Preventorio fue del cardiólogo de mi abuelo. El médico recomendó a mi madre “la fórmula ideal” para veranear en la playa, tomar el sol y mejorar nuestro pálido aspecto: las colonias en La Sabinosa.  
Nos enviaron a los dos, a Raúl y a mí. Mi hermano había estado ya en una ocasión pero no debió explicar con suficiente dramatismo sus vivencias, o no le creyeron. Lo importante era coger “color”, bañarse y volver bronceados, que era síntoma de salud.
Nos ubicaron en el 2º piso del Pabellón Central, el mejor de todo el recinto, con magníficas vistas a la Rabassada y al Mediterráneo, al cuidado de la Srta. Conchita. Así comenzó una reclusión de tres meses, alejados de los padres una eternidad para niños de esa edad.
Imperaba la disciplina y el orden, impuestos mediante la intimidación y la violencia, casi siempre gratuitas, parecido al que imperaba en las escuelas franquistas, y un anticipo del encontraríamos en la mili años más tarde. Había señoritas “buenas” y “malas”. La Srta. Conchita era de las primeras.
También ellas eran internas en la Institución; pasaban el día con nosotros y dormían en un cuarto anexo a nuestro dormitorio. Disfrutaban de algún día libre, tal vez quincenalmente. Conchita debía ser aficionada al café, a veces nos llegaba el aroma de la cafetera desde su habitación. Una tarde escuchamos un enorme estruendo y resultó que la cafetera había explotado.
No recuerdo más cuidadoras; pero al leer el blog me vino a la memoria Fermina, y otra que, cuando se dirigía a un niño, siempre decía: “Guapito de cara….” (o era la misma, no lo sé).
Recuerdo un episodio de violencia durante una ausencia de Conchita. Una mañana despertamos sobresaltados por los gritos de una la señorita que la sustituía exigiendo el inmediato abandono de las camas. A continuación la “sargento” fue levantando las mantas y, sacando a los críos de la cama, les lanzaba al suelo. Comenzó por un extremo del pabellón y gran velocidad se aproximó a mí. Los más ágiles se levantaban por sus medios, los perezosos o sin reflejos eran arrojados al pasillo. La vi llegar pero el pánico me inmovilizó. Recuerdo que volé por el aire y caí a dos metros de distancia. El episodio me fue recordado durante años por mi hermano.      
La comida era abundante, pero de pésima calidad: patatas con cáscara, fideos con negros bichitos, alubias blancas duras y otros guisotes poco comestibles, especialmente desagradables para los niños. Un olor, mezcla del rancho, de la combustión del carbón, y el gasoil utilizado para cocinar, impregnaba el aire, haciéndose más desagradable en las inmediaciones del comedor. Pero había que tragarse todo. Yo andaba entre deprimido y asténico, pero sobreviví. El agua potable escaseaba, por lo que la semideshidratación unida a la ausencia de actividades contribuían a dificultar el proceso digestivo. De la comida sólo recuerdo con agrado unos bocadillos que nos daban para cenar los días que la cocina cerraba por descanso (quincenalmente). Los de tortilla francesa nos sabían a gloria. ¡Con qué poco nos conformábamos!

10/5/10

Bienvenido

Nos escribe un nuevo sabinoso para contarnos que también pasó por la Sabinosa a principios de los años cincuenta (posiblemente la expedición 143). No conserva fotografías pero en general sus recuerdos son similares a los nuestros salvo en la percepción de que, con él, se portaron bien las cuidadoras, no recuerda malos tratos destacables, aunque sí la consabida escased de agua, las penalidades del viaje y poco más.
En cualquier caso él nos contará en los próximos días la versión que su memoria conserva de su estancia en el Preventorio.
Nuestra más afectuosa bienvenida a este nuevo miembro del Club de los sabinosos cuyo anonimato respetamos por su expreso deseo.

9/4/10

Manuel

Siento no tener ninguna foto de esa época ni recuerdo nombre alguno. Sí me parece recordar que eran bastantes severos, que de vez en cuando nos llevaban a la playa sólo a tomar el sol y que los servicios de la zona en que estaba yo pasaba el tren muy cerca pues estando en el servicio se oía el tren muy cerca. Que me llevaron a Tarragona en tren desde Madrid estuve tres meses y recuerdo que las comidas eran la mayoria de arroz. Siento no poder aportar más pues tendria la edad 6-7 años.
Un saludo 

m. a. catalá.

Bienvenida a Manuel

Nuestra biernvenida al nuevo sabinoso, Manuel, al que como a todos le solicitamos su colaboración mediante los recuerdos que conserve de su estancia, del viaje de ida y vuelta, las causas por las que le llevaron, nombres de cuidadoras, de compañeros y, si es posible, alguna fotografía...

Un nuevo sabinoso

-"Estuve en La Sabinosa, en el año 1947 creo recordar, tal vez no fuese ese el año pero no puede haber mucha diferencia, lo que sí recuerdo es que pasé un día de reyes allí, y los reyes me dieron una pelota que era de trapos".
Manuel/

23/3/10

Luis

Luis nos ha dejado una nota sobre sus impresiones en la Sabinosa- muy positvas- pero, no nos ha dejado su correo. Nos gustaría que si vuelve por quí nos deje al menos ese medio de contacto junto con alguna fotografía de su estancia y con mucho gusto lo incorporaremos al grupo.

11/3/10

Un correo

Manuel V. nos ha dejado una nota en la que afirma haber pasado por La Sabinosa a finales de los años cincuenta. Estaremos encantados de abrirle las puertas de este pequeño rincón, tan sólo le pediremos- como a todos los que llegan- un correo, una dirección de correo electrónico. Y si conserva alguna fotografía del Preventorio suya o del grupo nos gustaría incorporar una copia al archivo general. Esperamos verte pronto por aquí Manuel.
Un abrazo/

12/2/10

de Conchi

Conchi ha dejado un nuevo comentario:
Lo que les cantaban a los novatos, mi padre, que estuvo con 7 años en "La Sabinosa" me lo cantaba como: "los más vete pre, los más vete pre...". Los más veteranos del preventorio hacían novatada a los recien llegados.
Es muy triste lo que me ha contado mi padre de éste sitio y como maltrataban física y psicológicamente a pequeñines. Yo... me quedo horas escuchando su triste historia en este terrible sitio.
Un fuerte abrazo a todos.

Agradezco su comentario a Conchi pero me gustaría que dejase su correo de forma que podamos mantener el contacto y recabar más información sobre la estancia de su padre. Si pasas de nuevo por aquí puedes dejar tu correo, si no te importa. Gracias.
Scila

9/2/10

Anónimo y los virus

Comenta Anónimo a finales de dicembre pasado que ha detectado su ordenador (el antivirus) que al buscar en Google le salta la alarma al localizar la entrada "scila la sabinosa". Es posible que sea así, que algún listo nos esté copiando el correo, la verdad es que carecemos de medios para evitarlo o perseguir al culpable y no quiero, de ninguna manera, renunciar a este lugar de encuentro por temor a que me copien el correo. Los correos nos los copian y los venden y revenden a diario en otros mil sitios de la red, o simplemente porque rellenas un formulario para acceder a una página que te interesa visitar, es hoy poy hoy inevitable, un mal menor. De modo que si lees esto te ofrezco mi correo, donde puedes dirigirte sin pasar por ese enlace supuestamente hackeado. Puedes remitirme tus comentarios, tus fotos, lo que quieras, yo lo colgaré aquí, y evitas el peligro de ese virus De acuerdo? Pues espero noticias tuyas.
Un abrazo, anónimo.

Bendita curiosidad

Recientemente se puso en contacto conmigo una joven muy interesada por conocer más de los sabinosos, es amiga o conocida de uno de nosotros, me sentí emocionado ante esta curiosidad mostrada por una persona ajena a nuestras vivencias. Por eso quiero compartir- a continuación- con todos vosotros lo que le respondí.


Hola Esther. Verás, no es que se trate de un asunto relacionado con el espionaje internacional, ni de un secreto de familia que ocultemos a ultranza, se trata de algo difícil de explicar puesto que está basado en la memoria, buena o mala, de unos niños, en su mayoría traumatizados por diferentes y variadas causas. De lo que ocurrió durante y- sobre todo- después de la guerra civil en España sabemos poco, o nada. Unos callan por que fueron actores de los hechos y otros porque fueron víctimas y el miedo caló tan hondo que se llevarán a la tumba sus vivencias. Ocurrieron cosas que nos han horrorizado cuando nos las han contado de otros países, como Chile o Argentina, décadas más tarde. Y me estoy refiriendo exclusivamente a los críos, víctimas fáciles en situaciones en las que desaparece lo poco de humano que queda en muchas personas. El caso de los sabinosos no es tan dramático, aunque dejase secuelas de por vida en muchos críos, pero otros ni se enteraron, o lo recuerdan como una época feliz de su infancia.
Contado en dos palabras, se trata de unas expedicones de críos de entre cinco y doce años que llevaban a un centro denominado La Sabinosa para retirarlos de la calle, de los vertederos de basura en los que buscando trapos o chatarra se ganaban la vida, retirarles del delito precoz y aligerar las obligaciones de las familias más underground del país que, cargados de hijos no podía mantenerles, ni en muchos casos escolarizarles. Eran peones en el campo, o en las ciudades, con ocho o diez años, sometidos a toda clase de maltrato y expuestos a una educación desastrosa. Esos niños, en su mayoría procedían de Madrid, pasaban unos meses en un lugar donde se les alimentaba y poco más, no había escuela y la mayor parte del tiempo se la pasaban desfilando como soldaditos de plomo aterrorizados por los castigos de las cuidadoras. Esas historias, en parte, se reflejan en una web a la que poco a poco van acudiendo los supervivientes. Te daré la dirección con mucho gusto pero me gustaría que antes leyeses este libro: "Mala gente que camina" de Benjamín Prado. Te ayudará mucho a comprender la historia que te estoy esbozando. Tan pronto lo termines de leer me avisas y te conduciré al lugar donde se reúnen, virtualmente, lo que queda de aquellos crios. ¿Te parece bien el trato o tu curiosidad no llega a tanto?
Un beso Esther y gracias por tu curiosidad.


23/1/10

Manuel

Foto: J.A.
Título: Los wáteres modenizados. 


Manuel, desde Argentina, nos dice que también él pasó por el Preventorio pero, lamentablemente, no nos ha dejado su correo. Si vuelves a pasar por esta página nos gustaría saber en qué año estuviste allí, con qué cuidadora y todos los detalles que puedas recordar. También sería muy interesante contar con alguna fotografía tuya, si las conservas, de las que nos hacían las cuidadoras por el famoso "duro" (cinco pesetas, de la época). Insisto, necesitamos un correo mediante el que contactar contigo.

Bienvenido a esta tu casa y recibe un simbólico y fraternal abrazo de todos nosotros.

12/1/10

Alicia

Hola Alicia. Me gustaría ampliar la información que aportas por ser un aspecto que hasta ahora no hemos podido afrontar: contar con escritos de la época que reflejen la realidad siquiera sea con la falsedad, y connivencia, con las normas vigentes en el Centro. Te rogaría me incluyas un e-amil mediante el cual podamos comunicar contigo.
Un afectuoso saludo/Scila.

el mío es: scilas@gmail.com

24/12/09

De Julian para Jesús

¡Muchas gracias por tomarte la molestia de contestarme, y por la foto !

Yo por mi parte creo que tengo una o dos fotos en la que estoy yo sólo (que estoy buscando como loco), pero nunca una colectiva como tienes tú. Después de 50 años tenía una imagen muy difuminada de las enfermeras que estuvieron con nosotros, y sólo recordaba el nombre: Domi.
y efectivamente al ver la foto, la he recordado también físicamente, muchas gracias por el detalle. Me imagino que si vive, habrá pasado de los 80 años, y creo que entonces era una de las jefas de otras enfermeras. Lamentablemente, después de regresar de la Sabinosa, perdí contacto con mis compañeros de entonces y no me acuerdo de ninguno.Nosotros también andamos un poco metiditos en años, yo tengo 57.

Saludos a todos y Feliz Navidad y Año Nuevo.

Miguel P. nos felicita por Navidad

Hola Sabinosos, os deseo una Navidad plena de Amor y Risas. Animaos a escribir.
Un saludos para todos.

Miguel P.

De Jesús para Julián

Con mucho gusto te respondo, compañero Julián.

La señorita que aparece en la foto, efectivamente, es la Srta. Domi.

Y sí, tengo otra foto que se la envié a Scila. Imagino que por problemas de espacio no la habrá podido colgar aquí. Se la vuelvo a reenviar por si la puede poner. Sino pudiera ser, si me dejas una dirección de correo te la envío sin ningun problema.

Yo estuve, sino recuerdo mal, en el año 1959 y en 1963. Las dos veces coincidí con la Srta Domi, y como ya comenté, conmigo se portó muy bien. Yo tengo muy buenos recuerdos de aquella época, pero parece que soy el único, pues por todos los comentarios que leo veo que todos tenéis muy malos recuerdos del paso por la Sabinosa. Puede que sea porque yo iba con varios niños de mi barrio y no me sentia sólo, o quizá me pase como en la mili, que borramos de la mente los momentos malos y nos queremos acordar sólo de los buenos, no sé, pero ya veo que todos lo véis desde otro punto de vista, muy diferente al mío.

 

Un cordial saludo a todos los Sabinosos.

 
Jesús, de Tetuán. Madrid.

22/12/09

Las fotos perdidas



Como habréis comprobado, Flickers- el sitio donde tenía alojadas las fotos de los sabinosos- está fallando, no sólo en esta página, de modo que de momento no hay fotos, he colocado en su lugar el vídeo-montaje del NoDo con la Sabinosa. Felices fiestas a todos!!

Ana, el correo perdido

Ana dejó un correo hoy, y lo abrí, y le contesté pero, en ese momento, mi ordenador tuvo un fallo y supongo que se perdió mi respuesta y, lo que es peor..., se perdió el correo de Ana y por tanto su dirección. De modo que si vuelves por aquí, espero que sí, te ruego que vuelvas a dejar tu dirección de correo y me pondré en contacto contigo.
Hasta pronto.

20/12/09

Seguimos creciendo

Un nuevo sabinoso se incorpora al Club: Marcos desde la Rioja, a quien damos la bienvenida más calurosa (pese a las temperaturas siberianas que disfrutamos en esta fechas). Eso sí, nos gustaría pedirte alguna foto si la conservas, es una forma de intentar reconocernos unos en los grupos de otros. También necesitamos un correo (e-mail) en el que contactar contigo. Lo dicho, bienvenido a este lugar y confío en leerte de vez en cuando.
Un abrazo /Scila

Marcos R.

Foto: Juan A.

Hola!
Yo también estuve en La Sabinosa, cuando tenia 8 años. Los 3 meses que estuve no se me olvidan. En los años 50, los años del hambre, nuestros padres nos apuntaban donde podían. Salimos de Logroño 8 chavales en una furgoneta chata, de chapa Pegaso, francesa que tenia una cruz sanitaria pero con un palo más, dirección Zaragoza donde pernoctamos en la plaza el Pilar, al lado de la cruz de los caídos (ahora hay una cascada de agua.
Salimos para Tarragona y, en Lérida, en medio de la nada y con un calor de justicia, nos dieron un bocadillo y, hasta La Sabinosa.
Todo lo que cuentan en los correos es verdad, y más. Nos engordaban como a cochinos, y nos pesaban todas las semanas, el que no llegaba al peso... doble plato y hondo, hasta el borde (plato catalán), yo devolví una vez al suelo, y rellenaron otra vez el plato, y la sargento detrás, pero el que devolvía dentro del plato le hacían comer todo lo que había devuelto, (yo le cuento al hijo estas historias y se queda con la boca abierta).
Las señoritas enfermeras con la cruz doble en la bata, te pegaban unos tortazos que te tiraban de espaldas al suelo y, en las palmas de las manos, nos golpeaban con una pala de jugar a pala, pero con el CANTO, y con las llaves en la cabeza por que se hacian daño si lo hacían con los nudillos de las manos.
Un servidor tuvo suerte, procuré pasar lo más desapercibido y, aún así, tuve algún problema.
Me acuerdo del dia San Joan en la explanada, una hoguera enorme, el rosario todos los días, las excursiones a Roda de Bará, Torre de Escipión, el acueducto, las cestas que hacíamos con las hojas de las palmeras, aquello creo que era lo más parecido a una cárcel.
La vuelta para casa, en tren, en 3ª clase, vagones de madera y los asientos también, el calor del verano los túneles y la máquina de vapor, (sólo imagínatelo) así que todo lo que cuentan es verdad, era los años de hambre y no se podía hacer otra cosa.
Bueno Scila, no te aburro mas, porque parecen historias para no dormir, y ahora la juventud lo tiene todo y se quejan, pero que no vuelva lo de antes.

Saludos/ Maquis.

18/12/09

Un nuevo sabinoso

Hola Julián, bienvenido a este rincón donde se lamen las heridas de los recuerdos los que pasaron por aquel Preventorio que tan profunda huella nos dejó a la mayoría. Se ha publicado tu artículo a pesar de incumplir el único condicionante: darnos tu correo y, si es posible, aportar alguna fotografía tuya o de tus compañeros de aquella época. De todas formas te agradecería que nos proporcionaeses ese dato- el correo-, y busques en el baúl de los recuerdos antiguos esa foto en blanco y negro, quizás un poco sepia ya por los años. De esta forma esperamos reencontrar amigos al identificarse en esas fotos colectivas que nos hacían las cuidadoras por un durazo de la época (veinte reales).


Espero verte por aquí con frecuencia. Un abrazo/

Julián O.



¡Hola!.En el año 1.959 estuve en el Preventorio de la Sabinosa, y desde luego para mí fue un poco desagradable. Al salir de la estación ya ví algo que no iba bien, desde el punto de vista del trato a los niños, nos tumbaron en el suelo como sardinas en lata y una manta como colchón hasta... Tarragona, eso sí, las monjas y las "seño" iban cómodamente tumbadas en los asientos. Cuando llegamos a los pabellones (medio zombies por las condiciones del viaje), nos quitaron los bocadillos, bollos o caramelos que nos dieron nuestras madres en Madrid, y nos obligaron a echarlos al suelo, encima de una especie de capote que nos dieron. Después nos dejaron en pelotas y a la ducha de cabeza, y en esa bienvenida pude presenciar los resbalones que se producían, ya que a algunos los empujaban a la fuerza y si alguno seguía negándose les agarraban por el cuello y le metían la cabeza debajo de los grifos con lo cual tambinén pude observar que en los forcejeos, se golpeaban la cabeza con los mismos, por lo que ya ví la sangre el primer día, (los niños lloraban y llamaban a sus madres). 
Las comidas tenían un olor nauseabundo, una mezcla de lentejas con fideos y judías pintas, que muchas veces incluían "piedrecitas" y algún gusanillo. SÓLO NOS DABAN UN VASO DE AGUA con la comida y estaba prohibido beber más, lo cuál provocaba que entre nosotros mismos nos quitásemos el agua de la mesa (al compañero que le quedaba un poco de agua en al vaso le decíamos: mira una gaviota verde, y cuando miraba, nos bebíamos de un trago la que tenía). Los que se negaban a comer o vomitaban, las monjas cogían una cuchara y le metían la comida a la fuerza, y esto provocaba a su vez diarreas, eso sí, a los que les pasaba esto les pasaban a una mesa aparte y les daban arroz blanco con pescado cocido, que era un manjar comparado con los guisotes que nos endiñaban. Después de comer, siesta obligatoria de 3 horas que más que siesta era una tortura, nos obligaban a estar acostados de lado mirando a los servicios. NO NOS PODÍAMOS MOVER, NI CAMBIAR DE POSTURA, NI LEVANTARSE PARA HACER TUS NECESIDADES, y era normal escuchar los gemidos de tus compañeros haciendo esfuerzos para contener la evacuación de las aguas mayores y menores. 
Cuando nos levantábamos de la siesta, las "seño" iban de "caza" para separar a los que se habían cagado en la cama y los "inflaban a hostias" y después a empujones los mandaban a la ducha, repitiéndose los resbalones y descalabros en algunos casos. Lo que sí puedo constatar es que se producían frecuentes fugas de niños desesperados, por no poder aguantar más las humillaciones. 
En teoría este centro lo "vendían" a los padres como un Preventorio para prevenir la tuberculosis en los niños, o que éstos fueran propensos, y que con buena comida, playa y aire libre, sería lo ideal para ellos. Pero según fuí creciendo, comprendí que aquello fué una herramienta para que los niños de los "rojos republicanos" no se les ocurriera de mayores volver a rebelarse contra la dictadura de Franco, y eso era lo que querían PREVENIR y no la tuberculosis, además ningunos de nosotros estaba tuberculoso, ni éramos huérfanos, ni estábamos mal alimentados en nuestras casas, y ni estábamos famélicos, es más, cuando terminó nuestra estancia, regresamos la mayoría MAS DELGADOS que cuando ingresamos. Los niños procedían sobre todo de Madrid, Valencia, y Cataluña, curiosamente las provincias que más se opusieron y aguantaron en la Guerra Civil.
Por último quisiera preguntarle a Jesús de Tetuán, si la señorita enfermera que aparece en la foto, es la famosa Domi, y si tiene alguna más de ella. Me alegro que te tratara bien, conmigo personalmente no se metió mucho, porque lo mejor que hice fué pasar lo mas inadvertido posible, ahora bién, también "repartía" lo suyo, y por supuesto había enfermeras más agresivas que ella.
Saludos a todos, y en especial a Jesús de Tetuán


Publicado por Julián para Scila - La Sabinosa a las 18/12/09 00:00

16/11/09

José Fco., también de Logroño

Foto de: EL KISKI

Buenos días amigos sabinosos.
Soy José F., de Logroño. Vuelvo a ponerme en contacto con vosotros, para facilitaros más fotografías. En esta ocasión me he puesto en contacto con un amigo que también estuvo en esa cárcel y me ha dado esta fotografía que os adjunto. Comentaros que en mi barrio, hay un grupo enorme de gente que estuvo allí, el barrio en cuestión se llama “Barrio de Yagüe”, en honor al General Juan Yagüe, (así hemos salido, todos rojos), lógicamente conozco a todos, y, a medida que los veo les comento esta página, intentaré conseguir más fotos para poderlas mostrar. Esta foto, no lo sabemos con seguridad, pero parece ser que es de 1965, mi amigo no recuerda que trimestre fue. Los que están en la foto son todos del barrio de Yagüe en Logroño.

1-Agachado a la izquierda: Antonio I (el Kiski).
2-Agachado del centro: José A. o (el Vitaminas).
3-Agachado derecha: Ubaldo T. (el Ubaldo).
4-Arriba izquierda: Aurelio S. (el Pata).
5-Arriba centro: Víctor J. (el Cotorra).
6-Arriba derecha: José A. (el Peñita).

11/10/09

De Miguel P.

Gracias Scila por publicar mi mensaje. Y a Juan por su respuesta, ya suponía que era María Tutor, hay caras que no puedes olvidar. La primera vez que estuve fue de Diciembre del 59 a Marzo del 60, tenia 7 años y estaba en el pabellón 5B con la señorita Caty, eran dos hermanas la otra se llamaba Sebastiana, si alguien las recuerda. Caty, la recuerdo como muy fría pero guapa. Luego estuve en el 61 y 62 en el pabellón 2B, con la maravillosa Maria Tutor, una mujer especial.
Sólo recuerdo a un chico: Monedero, que recibía muchos paquetes con caramelos y los repartía con los compañeros. No recuerdo mucho pero, poco a poco, si nos vamos reconociendo, podemos ir recordando. Yo encontré este blog en Agosto, no manejo bien Internet pero, poco a poco, me voy haciendo. Es otro mundo, poder dar con gente de hace 50 años. De los castigos, las comidas, y otras cosas, ya sabemos todos que eran horribles.
Un saludo para todos y gracias a ti, Scila, por este blog.


Miguel P.

1/10/09

De Juan

Hola Scila, te mando este correo para decirle a Miguel que en efecto es la señorita María Tutor la que está en la foto conmigo, bella persona por cierto. Soy Juan, un saludo para Miguel y otro para ti, Scila.

30/9/09

Pregunta

Hola Scila y sabinosos. ¿Qué tal el verano?
Mensaje para Juan: Me gustaría saber si en la foto que enviaste estás con la señorita María Tutor.
Un saludo/Miguel

28/9/09

José R., nuevas fotos



Josef R. nos remite dos fotografías de su estancia en el Preventorio, en una está él sólo y en la otra con todo el grupo.
Sería estupendo que alguno de los sabinosos se reconociese en ellas.













9/9/09

Josep R., nuevo sabinoso

Hola, yo también estuve allí, estuve durante 2 veranos, en los años 1.965 y 1.966 (creo que cerraron el preventorio en abril del año 1.967, al menos como preventorio). Yo en esos años tenia 9 y 10 años. Eso si solo estaba 3 meses (desde el cierre del colegio hasta el inicio de las clases, iba de VACACIONES)
De la primera vez que estuve allí, no recuerdo gran cosa, de la segunda aun tengo buenos recuerdos, los días de ir a la playa (con el socorrista que nos vigilaba y no paraba de achuchar a la cuidadora), el típico pelado que nos hacían, solo nos dejaban el flequillo, hi hi hi, he visto alguna foto y me he emocionado y eso que tengo 53 años. Si alguna vez salíamos de paseo a Tarragona, con la familia o de actividades del centro (ir a los Toros, nos llevaron una vez), nos ponían ropa de bonito, pantalón corto azul oscuro y camisa de azul claro.
Y también tengo recuerdos no demasiado agradables, cuando la cuidadora habitual hacia fiesta, la sustituta era una Bruja…con perdón para las Brujas.
El cura con la cabrita que nos vendría a buscar cuando estuviéramos durmiendo, si no nos portáramos bien y no nos confesábamos, nos aconsejaba que por la noche escucháramos los pasos de la cabrita que iba por el Preventorio a buscar a alguno. Y también las Tristes Tardes en la Pinada. Eso sí, aprendí a hacer barcos y figuras con la corteza de los pinos.
Un saludo para todos los que estuvieron allí
Josep R.

8/9/09

José F. Gil, nuevo sabinoso

José F. nos ofrece su visión de una corta estancia en la Sabinosa en los años sesenta, junto con dos fotografías que más bien parecen de los años cincuenta. Nuestra bienvenida más calurosa a este nuevo miembro.
Scila/
Scila
Este Agosto, durante las vacaciones en Tarragona, sentí la curiosidad imperiosa de visitar el Preventorio. Por casualidad encontré esta web y, como no, querría participar contando alguna anécdota, sólo me queda darte gracias por el trabajo que estás realizado Scila.



Me llamo José F., soy de Logroño, y también estuve en esa cárcel. Tenia nueve años y, aunque no recuerdo la fecha, creo que fue el 65 o el 66- de octubre a diciembre- mi pabellón era el 2B. Salimos de Logroño 10 niños en una ambulancia, el conductor y otro individuo, el falangista de turno. Mis padres me habían apuntado pensando que iba de vacaciones y a estudiar, y pasarlo bien, pero nada más llegar me di cuenta en donde me había metido. Mi estancia allí fue una perdida de tiempo, tengo que decir, que intenté pasar lo mas desapercibido posible y lo logré, personalmente no tuve grandes problemas, pero al mi alrededor vi autenticas barbaridades.
Para no alargarme mucho, comentaros alguna anécdota que me afecto muchísimo. Los niños que se orinaban por la noche, estaban condenados a sufrir las broncas que le echaban y les ponían un letrero en la espalda que decía: "POR MEON", les hacían recorrer todo el preventorio así, para la risión del resto de niños. Junto a mi cama había un compañero que se orinaba y, por la noche a la hora de acostarnos, este compañero, estaba temblando, porque sabia que al día siguiente le iban a poner otra vez el dichoso cartelito. 
Tengo que decir que en nuestro grupo había buen compañerismo, quizá por sentirnos tan indefensos y por defendernos ante las posibles amenazas de estos fascistas, y ayudábamos en lo posible a ese compañero. Otra de las cosas que me afectó, y que le tenia un odio insostenible, era cuando nos llamaban a las duchas, éramos como corderitos, nos desnudaban a todos y nos metían en las duchas con agua fría, las carceleras falangistas nos cogían uno por uno, y con un esparto nos restregaban todo el cuerpo, salíamos con la piel enrojecida. Bueno no quiero ser pesado, todos creo que tenemos las mismas experiencias. Mi propósito de este contacto, es facilitar este par de fotografías por si alguno se reconoce.
Een la foto 1 soy el de la izquierda (agachado) y, en la foto 2, soy el cuarto por la izquierda, segunda fila.
Un saludo.