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29/5/09

José Mª

Durante los últimos días, distintos medios de comunicación (televisión, prensa escrita, radio…), se han hecho eco del escándalo irlandés, debido a los abusos sexuales cometidos por miembros de la iglesia católica sobre niños acogidos en instituciones como orfanatos e internados estatales, gestionados y dirigidos por esa iglesia.
No menos escandalosa resulta la reacción de la propia iglesia y del Estado, que tratan de cerrar el asunto con una serie de indemnizaciones de tipo económico. Lo repugnante de esa violencia sexual ejercida sobre aquellos niños, oculta, o al menos minimiza, otra violencia física y psíquica que también se ejercía sobre esos mismos niños, según manifestaciones de algún afectado (sería interesante acceder a la información completa).
Posiblemente, muchas personas habrán exclamado: ¡Qué cosas ocurren por ahí! Pero también habrá otras a quienes les hayan hecho recordar experiencias propias ocurridas en este país, o quizás sería mejor decir en otro país que también existió, pese a los intentos de ocultación por la secular desmemoria de una importante parte de esta España (o como se le quiera llamar), ese país del franquismo, del nacionalcatolicismo; ese país tan feo pero tan real.
De mi experiencia personal en los Hogares del Auxilio Social, no puedo hablar de agresiones sexuales (siempre y cuando, la negación y la represión de cualquier manifestación de la sexualidad —el terrible pecado de la carne— no constituya, en sí misma, una agresión), pero sí de un amplio abanico de agresiones y vejaciones: palizas, exposiciones al frío, al calor, a la sed, sometimiento al ayuno…
Toda esta violencia sobre seres débiles, indefensos, sobre niños, era ejercida por: “los instructores” (falangistas); por “las guardadoras” (Sección Femenina), y por los curas (en mi caso monjas, obviamente católicas). Una delicia. Un encanto.
Durante un tiempo, el Auxilio Social fue utilizado para el tráfico de niños (ver el trabajo de R. Vinyes, M. Amergou y R. Belis en "Los niños perdidos del franquismo"), más tarde como lugares de adoctrinamiento. Hoy no existen, lógicamente. El Auxilio Social se eliminó allá por el año 1976. ¿Quedan secuelas? No lo sé. Lo cierto es que el ministro Martín Villa ordenó la quema de los archivos que tenía la Falange en Barcelona, donde estaba depositada toda la documentación de la Sección femenina y Auxilio Social. (Los niños perdidos, pág. 197).
Pero queda la memoria y queda el fantástico trabajo de Carlos Giménez Paracuellos. Tenemos que recordar, como decía el propio Giménez, que: "No deben conceptuarse estos colegios como instituciones perversas, corrompidas o marginales dentro de un Estado racional, humanizado y democrático, sino como instituciones completamente integradas en la normalidad de una España que era así, la España franquista". Para terminar y para que no haya dudas, diré sólo dos cosas: 
1) efectivamente soy anticlerical radical.
2) no tengo cuentas pendientes. Lo único que ocurre es que no puedo explicar con palabras la pena y el dolor que sentía cuando me castigaban un domingo sin la visita de mi madre. Todavía hoy me estremezco.

José Mª R.

27/5/09

Anónimos

Hoy nos han dejado un mensaje interesándose por ciertos aspectos de lo ocurrido en el Preventorio e, incluso, por la historia del guardián (no el del centeno) de las ruinas. Contestaremos sus peguntas tan pronto nos deje un e-mail de contacto, no pedimos más, ni siquiera debe registrase, pero al menos un correo donde dirigirnos, sí.

26/5/09

La memoria fotográfica



foto cedida por JA de León.



A esos pijamas ásperos, de crudo lienzo rallado, parece faltarles la clásica bola de hierro engrilletada al tobillo de los  pequeños penados.
Scila/

La memoria fotográfica




foto cedida por LA de León.

Parecíamos los niños de Biafra o Etiopía.
Scila/

La memoria fotográfica





Foto cedida por JA de León.


Estas parecen las imágenes del famoso pesaje semanal, había que engordar, o la cuidadora perdía su supuesta gratificación. Prohibido vomitar, o te lo comes.¡Chaval, no estás autorizado a perder peso!
Scila/
foto cedida por Juan A.


Las ordenadas huestes de niños salen a "jugar" a la playa, cruzando el muro del Preventorio. ¡Qué inofensivo parece ahora!, medio derruido. Pero que terrorífico nos parecía entonces.

Scila/



La memoria fotográfica



Esta era una hora, las cinco de la tarde, en la que unos lloraban con la carta de sus padres y otros lloraban por no recibirla...


foto cedida por Juan A. de León.

6/5/09

En qué terminará?



Parece que hace años se abrió un debate más bien local sobre el destino de la península sobre la que está construido el Preventorio de La Sabinosa. Unos querían un complejo hotelero (miles de millones de inversión y de beneficios) otros optaban por la transformación en un centro cultural, formativo, de interés público.

El debate debe seguir soterrado y sin decidir mientras todas las edificaciones amenazan ruina inmediata. La Diputación quizás ha hecho un ejercicio inaudito de irresponsabilidad dejando que se llegue a tal punto de ruina que habrá que meter las excavadoras antes de que caigan las ruinas sobre algún curioso, o descubridor de fantasmas, de los muchos que se adentran- con riesgo cierto- en las lúgubres estancias del campo de concentración infantil.

30/4/09

Insistimos

Hoy nos llegó un texto anónimo de alguien que dice haber visitado recientemente La Sabinosa y haberse asustado de lo que vio, o intuyó. Nos pide información y aclaraciones sobre el lugar y su historia, información que le podemos ofrecer sin ningún problema, siempre y cuando tenga la amabilidad de identificarse, al menos con un correo, ¡qué menos!

5/4/09

Anónimos

Hoy nos llegó un texto anónimo de alguien que dice haber visitado recientemente La Sabinosa y haberse asustado de lo que vio, o intuyó. Nos pide información y aclaraciones sobre el lugar y su historia, información que le podemos ofrecer sin ningún problema, siempre y cuando tenga la amabilidad de identificarse, al menos con un correo, ¡qué menos!

3/4/09

Respuesta al comentario de Jesús

Tienes razón, es muy complicado encontrar a alguien tras tantos años, pero sigue llamándome la atención que, de entre los reaparecidos, nadie sea del grupo de nadie.
En cuanto a cómo nos fue la feria a cada uno, es también muy habitual que eso ocurra. Había, sin duda, cuidadoras "normales", si tuviste la fortuna de caer con una de ellas, pues sin malos tratos las cosas cambian mucho. Ten en cuenta que el mero hecho de estar a cientos de kilómetros de las familias para muchos ya era algo doloroso, si se le suman los castigos físicos, la mala comida, el pánico al instructor- imagínate a los que les tocó comerse su vómitos, qué recuerdos pueden tener- si eras uno de los meones... todo eso se iba sumando y terminaba por ser una situación terrible.
Pero evidentemente cada quien cuenta la feria como le fue y no me parece nada extraordianario que, como tú, haya otros críos que volvieron satisfechos de su estancia allí, les fue mejor que a la mayoría por las circunstancias que fueren. Y es comprensible que te sorprenda leer lo que aquí se dice, tanto como a nosotros saber ahora que había compañeros que no lo pasaban mal del todo.
Bueno Jesús, que espero verte por aquí más a menudo. Un abrazo.

Scila/

1/4/09

A cuenta gotas

Con lentitud pero, gota a gota, los ex sabinosos van acudiendo al Blog. Curiosamente a pesar de la veintena de compañeros identificados nadie recuerda a nadie. La explicación es fácil, fuimos miles los que pasamos por aquel lugar siniestro y es comprensible que sea casi una lotería coincidir con gente del mismo año y en el mismo pabellón. La incomunicación- inexplicable- a la que nos sometían impedieron que nos conociésemos unos grupos con otros.

De todas formas, el Blog está ahí, una puerta abierta al reencuentro con la Sabinosa, con el Preventorio o, campo de concentración infantil, como algunos lo llamábamos. Invito a cualquiera que lea este blog y haya estado en la Sabinosa, o conozca a alguien que estuvo, que nos deje su comentario y un correo de contacto.

Salu2/Scila

14/2/09

Patricio y José, los gemelos





Hola de nuevo Scilas, he encontrado dos fotografías de nuestro paso por la Sabinosa que te adjunto para su incorporación a la página. Nuestra experiencia, la de mi hermano Patricio y mía (somos gemelos) no las recordamos con claridad, nos habíamos olvidado de tantas vejaciones, no hemos hablado mucho de aquello pero al entrar en tu pagina nos pusimos a recordar: nuestros recuerdos empiezan en la Plaza de España, con la vacunación y después ese terrible viaje en los trenes de madera, un larguísimo viaje tirados por los suelos, llegamos negros por el humo de la máquina. 
Recuerdo la primera vez sentimos terror al vernos en aquel lugar, sin saber porqué las Señoritas nos trataban sin consideración a unos niños que teníamos siete años. Recuerdo que nos pasamos la noche llorando y llamando a nuestra madre. El primer año vino nuestra madre a vernos y las Señoritas parecían muy amables con nosotros, pasamos la tarde en la playa con mi madre, sin dormir la siesta y cuando se fue nos dijo que como el tren pasaba por la playa estuviéramos atentos que nos diría adiós, pues bien, cuando volvimos al pabellón y mi madre se fue nos dijo la seño que estábamos castigados y que pasaríamos el resto de la tarde sentados con todos los chicos en la playa pero nosotros estaríamos de espaldas a la vía y con la cabeza entre las piernas con lo cual oímos pasar el tren pero no pudimos decir adiós a mi madre esto nos pareció muy cruel.
He leído testimonios de los que pasaron por allí pero hay cosas que no logramos recordar, éramos muy pequeños. No recuerdo que rezáramos el rosario, sí recuerdo que estábamos todo el día sentados, en el solarium, jugando a las tabas, tirando chinas para arriba y cogiéndolas con la mano, nos hicimos expertos.
Recordamos el comedor como un suplicio, la comida era asquerosa y, efectivamente, si vomitabas tenías que volver a comértelo. A mi hermano le obligaron a comerse su propio vómito y, como no había forma de hacérselo comer, la señorita le dio un puñetazo en plena cara, ocasionándole una hemorragia nasal y le llevaron a la enfermería. Yo me quedé esperando en un estado de ansiedad terrible.
También tenemos buenos recuerdos, como los pocos baños en el mar, los paseos por la playa larga y la montaña. Y un par de salidas a Tarragona en Domingo a ver una novillada y un partido de fútbol. No recuerdo el nombre de ningún compañero, sólo el apodo de uno de ellos: “MECON”. De las señoritas no acordamos nombre, excepto una que se portó con nosotros de maravilla, la señorita Clara.
Hacer las necesidades era un suplicio, todo el día con ganas pero no nos daban tiempo para ir al servicio y durante el día no estaba permitido. Nos levantábamos por la noche- a escondidas- para poder evacuar. A pesar de todo nos quedamos con los buenos recuerdos. De aquella época nos han quedado tres olores: el del comedor, la playa, y el monte.
Somos de Madrid, de Cuatro Caminos. Un saludo afectuoso a ti y todos los Sabinosos.

29/1/09

Juan Martinez

Hoy nos llega el testimonio de un nuevo sabinoso- Juan Martínez- que, como la mayoría, aporta dos visiones diferentes de su estancia en el Preventorio, una buena y otra pésima.
Bienvenido al club.

Scila/

Hola Scila, yo también estuve alli. Me llamo Juan Martínez y aunque vivo en Getafe soy de Madrid. Al final de los años 50 estuve dos veces en el Preventorio de la Sabinosa, tengo muy malos recuerdos y no querría ni acordarme si no fuera porque la última vez di con una cuidadora genial, se llamaba María Tutor y era la bondad en persona, una mujer que no olvidaré nunca por muchos años que viva. Mis peores recuerdos, sin duda , provienen de la señorita Emilia, más mala que un dolor de muelas. Respecto a la comida es verdad, habia bichos en el comedor y a veces los encontrabas en el plato. Te mando esta foto del Preventorio- soy el de la derecha-. Gracias por publicarlo en tu blog.
Ciao, un saludo a todos los que tuvieron que pasar por ese lugar.

J.M.

14/1/09

Jesús de Tetuán



Hoy se incorpora un nuevo "sabinoso" al club. Se trata de Jesús, de Tetuán. Siempre es interesante recibir una nueva incorporación pero en este caso lo es más por ser- creo que el único hasta ahora- que dice guardar recuerdos agradables de aquel lugar. Es bueno el contraste de opiniones diferentes. El texto remitido es extenso por lo que nos vemos obligados a transcribir solamente algunos párrafos por cuestión de espacio y equidad con el resto de colaboradores. Bien venido al club, Jesús.

Scila/



Me es muy grato reencontrarme con los compañeros que convivimos en los años 50 y 60 en La Sabinosa. Vaya por delante que he leido todos los comentarios que habéis puesto en este Blog y tenéis un mal recuerdo de aquella época. Sin embargo, mis recuerdos son totalmente distintos, yo recuerdo aquella época como bella y bonita. Quizá sea porque en las dos etapas que estuve fui con varios amigos de la calle donde yo vivía, calle Porfirio, y no me encontraba sólo. Las dos veces estuve con la Señorita Domi, siempre se portó muy bien conmigo. Estuve dos veces, en las primaveras de 1959 y 1963, con 8 y 12 años. Tres meses cada vez. De la primera tengo menos recuerdos, entonces era muy niño. De la segunda vez recuerdo más vivencias.
Había que pasar un reconocimiento médico en una sede del Patronato Antituberculoso de Andrés Mellado, Madrid. Los niños que íbamos no podíamos estar enfermos. Éramos de familias humildes, hijos de los perdedores de la guerra.
Nuestra llegada era recibida por los niños que ya estaban allí con cánticos cómo: "Nóvatos del Pré" "Nóvatos del Pré". Llevándose las manos al pecho y dspués estirando los brazos a la misma altura. Había otros cánticos cómo: "Los más vetes del Pré" o "Vete puro Nova". A los nuevos se les reconocía por la ropa , era distinta a la de los veteranos. Las zapatillas eran de suela de esparto, tela y atada con cintas por encima del tobillo.
Hay compañeros que dicen que pasaban hambre, o que la comida era mala, o que a alguno les hicieron comer sus vómitos. Yo no recuerdo esto. Sí recuerdo que al acercarnos al comedor siempre había el mismo olor a comida, patatas cocidas con mejillones o algo así. Recuerdo que íbamos a beber agua de la fuente que aparece en alguna foto, y nos llevábamos un dentrífico untábamos un poco en los dientes y al beber el agua parecía más fina.
Los baños estaban al final del pabellón. Todos los niños se bañaban desnudos, excepto yo, con 12 años había desarrollado el vello púbico y la Sta. Domi me dio un bañador azul para que me tapara. Los demás niños eran más pequeños y no tenían "Pelillos". Las playas eran muy bonitas y desiertas de gente, sólo estábamos los del Preventorio. La Corta o de los Curas, La Larga o la Sabinosa. Nos bañábamos poco, pero podíamos jugar. Hacíamos excusiones a Tarragona, o al monte. Cuando ibamos al monte, nos daban de merienda un suizo con un huevo duro en el medio. En la playa recogíamos conchas, lapas, o "uñas" con las que hacíamos las pulseras o collares. Al volver a casa los repartíamos entre las hermanas o vecinas como recuerdo de nuestra estancia en la playa. Todas las tardes había que rezar el rosario. Yo cantaba el rosario, en latín. Quizá por eso me trataban bien, no recuerdo que a los demás niños no les trataran igual que a mí. Algunos habláis de niños hambrientos o tristes. Mis recuerdos son de niños alegres, siempre cantando, en las fotos no se nos ve mal nutridos. No me gustaba el Instructor, era como un sargento. Era temido entre los niños por su autoritarismo. Otro buen recuerdo es de un amigo que hice allí, del cual no recuerdo su nombre. Vivía la Colonia de los Tranviarios. Al poco de volver le hice una visita y desde entonces no volví a verle.Bueno, quería haceros llegar mis recuerdos a los que pasamos por La Sabinosa, como suele pasar, cada uno cuenta la feria según le va, que por lo aquí contado, nada tiene que ver unos recuerdos con los de otros. Los míos son buenos, y así lo digo.
Agradecer a Scila que haya creado este foro de debate y recuerdos para los que pasamos allí una parte de nuestra vida. Gracias, de corazón. 

Jesús, de la calle Porfirio.

7/1/09

Jesús Ibañez

Hola Scila. Respecto a las fotos, no tengo ninguna, con 12 años me fuí a Brasil con mi familia y aquí dejé todas mis pertenencias, a la vuelta partí de cero, en cuanto a objetos del pasado. Tengo vagos recuerdos de que estuve en el pabellón 2, pero de las señoritas, lo único que me recuerdo es que eran crueles a más no poder (creo que había dos, pues en el piso de arriba había otro pabellón), a la menor que hacíamos, nos ponían en fila, de manera que pasáramos por delante de ellas con los dedos de las manos en cucurucho y nos daban con un palo en las puntas de los dedos y si fallaban o desplazabas la mano, te daban dos o tres veces. Si recuerdo que en las salidas que hacíamos a diario, mi grupo era de los que tenía peor suerte, casi siempre estábamos sentados, con la cabeza entre las rodillas. 

A pesar de que era verano no nos dejaron bañarnos ni un día. Respecto al comedor lo recuerdo como un sitio infernal, pues las colúmnas que había en el centro de las mesas estaban llenas de moscas y, si te caía una en el plato, te lo tenías que comer, a parte de que la comida era ya vomitiva. En alguna ocasión a algún niño le hicieron comer incluso cuando había vomitado en el plato. Recuerdo que había un niño, que su familia le enviaba tebeos y nos los dejaba a cambio del culín de agua que nos daban en las comidas.
Por lo demás, corroboro los comentarios que han puesto algunos compañeros, lo del "vete puro nova" y "X días pa la vía" que cantábamos cuando nos cruzábamos con otro pabellón, lo de la peluquería, la enfermería y todas las perrerías que nos hacían. Es triste que en la memoria de una persona queden estos recuerdos de la niñez (que deberían ser los más felices de tu vida).

Jesús/

27/12/08

Más de Lorenzo



Por fin he conseguido unas fotografías (no ha sido fácil): en la 01 el de la Izquierda soy yo, a continuación mi hermano Pedro. En la 02 también soy el de la izquierda, a continuación un buen amigo "el flequi" (curiosa manía la de los apodos, no recuerdo el nombre de pila), en la 03 estoy en el centro de la segunda fila mirando a la izquierda, al final de la segunda fila (izqu.) "el negro", a mi derecha su hermano y en la primera fila, a la izqu. Raúl Romero.


Hay mucho para no recordar, mucho que decidí olvidar, ya apenas existe aquello "malo" que "me hicieron" aquellas mujeres, algo mas recuerdo de lo "malo" que hice, la verdad es que desde que empecé a tomar conciencia de la innombrable manipulación a la que nos sometían en la época, siento la necesidad de pedirle disculpas a un tal "negro" (está en la foto del grupo), reconozco que fuí cruel con él, cosas de chicos pero la crueldad con 8 ó 9 años también es crueldad, y nunca es tarde para pedir perdón. Así que desde aquí lo hago.
No estaría mal juntarnos algún día en aquel lugar, tal vez para exorcizar las miles de situaciones que nunca debieron haberse producido, ¿o si? 
Recuerdo un nombre Raúl Romero Altares, otro sin apellido Víctor, también tuve un socio que conoció los horrores sabinosos, Tomás Lara.

26/12/08

Lorenzo también pasó por allí







No se por qué razón, pero desde hace un par de días no paro de pensar en La Sabinosa, al dar con este blog me han invadido las sensaciones que recuerdo de aquel lugar, esa injusta condena dificíl de explicar, tal vez sea el momento de sacarlo fuera.

Siempre he dicho que prefiero tres años de "mili" de la de los ´70 que tres meses de preventorio. Sólo me quedan tres buenos recuerdos; algunos amigos, el chocolate, y el sabor de un bocadillo de pimientos fritos que les sacamos a unos turistas a través de una valla, en una tarde que nos escapamos de la siesta. 

Ciertamente es dificil de recordar. Si no me fallan los cálculos estuve en 1964 y 1965 (demasiado).

El primero por la izquierda Lorenzo, a su lado Pedro, el hermano.

15/12/08

Tomás estuvo allí

Me llamo Tomás y yo también estuve allí. Recuerdo que me enviaron al Preventorio en el Julio de 1965, tenía entonces 7 años. He leído el recorte de la Vanguardia de julio 1.965, y yo era uno de aquellos 50 niños. Mis recuerdos de mi estancia allí son horrorosos, y la recuerdo como una de las peores vivencias, no solo de mi niñez, sino de mi vida. 
Era muy pequeño y recuerdo pocas cosas, pero si recuerdo que la Srta. que “nos cuidaba” se llamaba Fermina y la llamábamos "Srta. Fermin". 
También recuerdo que cantabamos una canción que decía: "Ha venido Franco, ha tirado un cohete y a la Srta Fermin le ha dado en todo el chochete, que  tururú, que  tururú……".

Yo estaba en el Pabellon B que, creo, era el único al que se accedía subiendo unas escaleras, ya que a los demás, sin no recuerdo mal, entrabas directamente desde el patio y no había escaleras. La Srta. Fermin nos obligaba a dormir mirando hacia nuestro lado d
erecho, es decir, hacia el lado contrario de su dormitorio que se encontraba en la entrada del pabellón.             


Me acuerdo que una noche, mi compañero de la cama contigua, al que le llamaba Amador porque se parecía mucho a un chico de mi barrio que se llamaba así, me estaba dando golpecitos por la espalda y al volverme hacia él, vi horrorizado que la cuidadora, la Srta. Fermin, estaba allí de pié vigilándonos. No tardó en dirigirse hacía mí, se quitó la alpargata y me pegó una buena paliza con ella, golpeándome por todo el cuerpo, de tal forma que terminé sangrando por la nariz.
También recuerdo que, antes de salir de Madrid, me hice amigo de u
n chico que creo era de Segovia, o de Ávila, y tenía una pequeña cojera. Estuvimos muy unidos en los tres meses que allí permanecimos y me encantaría volver a contactar con él si llega a leer esto.
Mi hermana, enferma y hospitalizada en un sanatorio en San Rafael (Segovia), me envió por carta 25 pesetas de aquellas de billete, y así me lo decía en la misma, pero estas no se encontraban dentro del sobre que ya se habían encargado antes de abrir las cuidadoras.
Cuando estuve allí, a los novatos (creo que cada quince días llegaban nuevos grupos) les cantábamos "la made del PRE, la made del PRE", moviendo las manos hacia nuestro lado derecho, de arriba abajo, como si fuera una especie de danza.
Es curioso, pero siendo tan pequeño y en solo tres meses (fueron una eternidad), me acostumbré a sobrevivir en un ambiente sumamente hostil y horroroso para cualquier persona y más para un niño. Respecto a la comida, solo recuerdo los platos de sémola que nos daban casi todos los días. Por último, os envío dos fotografías, en una estoy con todo el grupo y en la otra con la Srta. Fermin en la famosa roca.
Ag
radezco a Scila la iniciativa de crear esta página en la que podemos dar a conocer a la gente lo que ocur
rió en ese lugar siniestro. Un abrazo muy fuerte para todos los que allí estuvimos. Tomás.