Archivo del blog

Mostrando entradas con la etiqueta instructor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta instructor. Mostrar todas las entradas

1/2/12

Luis.


Qué sorpresa tan grata me he llevado al abrir este blog de Scila. Yo también tengo cosas que contar, aunque quizá más desagradables por la antigüedad de mi estancia, creo que fue en el año 1949, expedición 29, cuando prácticamente empezaba el Preventorio. Tengo ahora 72 años.
En 1948 mi padre murió tuberculoso con 34 años dejando huérfanos tres niños de 2, 5 y 7 años. Yo soy el mayor de los tres. Me llamo Luis y vivía, y vivo, en Madrid. No recuerdo cómo me mandaron los tres meses de rigor al preventorio. Al año siguiente enviaron a mis dos hermanos.
Recuerdo como anécdota que, al despedirme mi madre en la estación de Atocha, me acompañaba otro niño vecino para despedirme, cuando anunciaron que faltaba una plaza para completar esa expedición 2, mi madre le entregó sin contar con sus padres. Todo salió bien y sus padres, que eran muy amigos, no lo tomaron a mal. Ese niño se llamaba, y llama, Francisco.


Aunque está casi todo comentado de cómo vivíamos allí y el trato que nos daban, quiero dar algún dato para engordar la historia de Los Sabinosos: el instructor de aquella época era un tal Señor Ventura, pelirrojo, con poderes de energía y mando nada apropiado para niños. Los domingos, después de misa, iban los catequistas con juegos y nos daban unos vales para canjear no recuerdo por qué cosas. 
El rezar todas las tardes el rosario era una obligación. Nos sentaban en el suelo de un pabellón y los que estábamos atrás sólo veíamos las cabecitas rapadas de cientos de niños. Recuerdo también, por si alguien lo identifica, el nombre de algunas: la mía era María Bargalló en unas ocasiones y en otras era una tal Rosario, grandona, fuerte y ya madura. La segunda era de rigidez y energía nada agradable,  nos obsequieba con castigos y cachetes. De compañeros recuerdo sólo a uno: se llamaba Germán y era de Gerona, un niño muy rebelde y valiente que se enfrentaba sin miedo a todo.


Recuerdo que Trini la andaluza es y será, si vive, punto y aparte, de canalla con las criaturas. Lo cuento. Cuando nos bajaban a la playa esta individua nos castigaba con taparnos la cabeza con nuestro propio jersey y nos tenía todo el tiempo vueltos de espaldas al mar y así castigados hasta que volvíamos al pabellón o al comedor. 
Eso entre otros castigos de bofetadas, pellizcos, tirones de pelo y orejas y otros que prefiero no mencionar para no recordarla más. Que Dios ampare a ese ejemplar de “animal” que sólo quería estar hablando con los hombres que se acercaban para tratar de ligarla aunque era bastante fea.
Envío tres fotografías indicando quiénes somos por si valen para identificación de algún compañero de fatigas.
  
No recuerdo muchas más cosas. Son algunas de las que me dejaron un recuerdo malo. No obstante, con un abrazo para todos los Sabinosos, me ofrezco para poder contactar, dar alguna información o lo que se nos ocurra. Quedo a la entera disposición de todos. Otra vez, un abrazo para todos.

19/12/10

Miguel (II parte)


Cuando bajábamos a la playa, íbamos en filas de a dos, los cabezas siempre delante: Un compañero y yo, que éramos los mas bajitos del pabellón. En la playa jugábamos en la arena, hacíamos castillos, pero no recuerdo que tuviéramos una pelota con la que jugar, lo máximo era "calar  agua". Es decir, hacer el pozo tan profundo que llegáramos a alumbrarla, hay que tener en cuenta que no podíamos acercarnos a la orilla, por lo que el pozo solía ser tan profundo como nuestro brazo. Así seguíamos hasta que alguien gritaba señalando al alto del cerro, por donde asomaba el Sr Instructor; le veíamos bajar alborozados, porque hasta que no llegara él, no se autorizaba el baño. Le recuerdo con pantalón y camisa blanca, gafas oscuras y paso decidido, llevaba siempre colgando un silbato. Al llegar nos formaba con autoridad militar, nos alineábamos, y tras hacer algunos ejercicios mitad gimnasia, mitad instrucción, formados en pelotón y a un golpe de silbato, echábamos a correr gritando al agua, allí permanecíamos jugando con las olas:  
-¡Señorita!¡Señorita!¡Mire como buceo! 
Algunas entraban en el agua para controlar los juegos y que no nos metiéramos demasiado. A un toque de silbato, que siempre se antojaba prematuro, teníamos que salir corriendo a formar de nuevo en la arena. No recuerdo que pudiéramos beber en todo ese tiempo, con lo que al llegar al comedor de lo que si me acuerdo muy bien, es de la velocidad con la que vaciábamos los vasos de agua cuando nos servían. Todos gritábamos a la vez para que nos trajeran el agua y nos sirvieran: 
-¡Aquí Señorita!¡Aquí! 
Yo siempre iba temblando al comedor pensando: 
-¡Dios mío que haya una comida que me guste!  
A los que comíamos peor, nos sentaban en la misma mesa, y nos metían la comida hasta por las orejas. Buena parte de las veces, acababa vomitando sobre el mismo plato, no se si por lo repugnante del rancho, o por las maneras rudas y amenazas con las que nos lo hacían comer. Por este motivo, a mi me sentaron muy cerca de una salida con la puerta abierta al exterior, a un par de pasos tan solo, para que me diera tiempo a soltar mi carga, yo no hacía mas que mirar al exterior donde daba el sol, pensando en escapar de aquella tortura.

25/8/09

Candal ha vuelto

Hace un tiempo asomó por este lugar Candal (Asturies) pero no nos dejó dirección de correo, hoy vuelve para contarnos su versión, para recordar en voz alta cómo lo pasó en La Sabinosa. Damos la bienvenida más cordial a este nuevo miembro del "Clan de los sabinosos".
Scila/


¡Hola a todos los "sabinosos"!
¿Que tal el veraneo? Espero que bien.
Yo soy un novaté que he intentado escribir en alguna ocasión, de hecho empecé por el mes de Mayo, con muchos problemas, por que éste no es mi sistema de comunicación preferido (puede ser quizá por que no lo domino yo a él y si él a mí).
Soy "Candal.astur", y a fuerza de intentarlo conseguí mandaros unos renglones, esperemos que en esta ocasión tenga mas suerte.
Yo estuve en el "Preve" en el verano de 1.962 ó 1.963 no lo recuerdo, al igual que otras muchas vivencias de aquellos fatídicos tres meses, parece ser que mi mente ha querido dejar aparcado aquel periodo de tiempo, si es cierto que desde que encontré (por casualidad, dicho sea de paso) esta página, se me puso en marcha la maquinaria de la memoria y leyendo algunas anécdotas de otros "sabinosos" han aflorado a mi mente algunos vagos recuerdos, tengamos también en cuenta que por aquella época yo tenia 8 ó 9 años de edad y hoy tengo 55, o sea que ha llovido, lo que recuerdo con mas cariño es a un compañero que no he vuelto ver y del cual me gustaría saber algo, se apellidaba: Maillo y quiero recordar que vivia por la C/ Virgen del Puerto, en Madrid. Yo también vivía en Madrid, concretamente en Canillejas, otros recuerdos que tengo, más o menos agradables, son de los días que recibía paquete y de como, con 9 años, nos las ingeniábamos para intentar meter alguna pequeña nota en el sobre después de leída la carta por la señorita de turno que nos obligaba a cerrarlo delante de ella, pocas veces lo conseguiámos y, cuando te descubrían, el castigo era desproporcionado para una criatura de esa edad, si mi padre Q.E.D. hubiera sabido el calvario que se pasaba en ese infierno, no sé que hubiera pasado. 

También recuerdo al famoso instructor aunque, a decir verdad yo no tuve la desgracia de toparme con él, y digo desgracia por que recuerdo una paliza que le dio a un niño por contestarle y, a pesar de que he visto enormes crueldades, ninguna me ha dejado una marca tan profunda como aquella paliza a un crío que tendría como mucho 11 años. Dejemos cosas tristes, viene a mis recuerdos también un niño, con menos años que nosotros pero mas edad mental, era gordito y le llamaban "boliche", no estaba en mi pabellón, pero le conocí, por que este chico tenia las normas mas relajadas que para los demás, debido a que era el decano del "preve", según decían hacia mas de un año que vivía en el Preventorio.
GRACIAS Scila por esta idea tan maravillosa.


ÁNIMO!!!!!!!!!!!!